RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 21 de agosto de 2012

DIARIO DE AFICIONADO

AL HILO DEL FÚTBOL








Con esto del fútbol, el tiempo del ocio se acelera, nos quedamos desatendidos, desocupados, como si no tuviéramos ocupaciones. Y luego la sorpresa de nuestro equipo nos eleva la moral, nos pretende ansiosos de triunfos, se nos agolpan las emociones. Es el contorno de la vida activa, algunos de los sueños que notamos se precipitan para cumplirse. La euforia ronda calle a calle los pueblos, es como una Navidad en verano, donde casi no se habla de tristeza ni de penalidades ni de agobios. El fútbol aglutina nuestros sentimientos.

Se necesitan los espacios ocupados de algo que dé sentido a la indolencia restante, a la de los días sin notas de color. Para alguien, que se asoma de soslayo a la pantalla por la inercia, rechaza el espectáculo con sus razones pero nada impide que el grueso de los forofos continúe en alegría, se gana un pulso a la competición con el esfuerzo de otros. Se sienten las ilusiones y se propagan. Es el entorno quien manda. Y nosotros somos entorno y parte, paganos y lúdicos, en este elenco de motivaciones.

Hasta que se nos permita el placer, disfrutemos.



DIARIO DE CAMINANTE


DE SUEÑOS Y BADENES.



Al pasar, velocidad inquieta por el trajín, sin excesos, una curvatura en la calzada anuncia frenado rápido o caída o herida a los amortiguadores o golpeo en el techo del vehículo y me creo estar soñando. Más adelante otro y otro, badenes prohibidos que se insertan para limitar la velocidad y que solo hacen destrozar la armonía y ocasionar accidentes, sigo creyendo que el sueño continúa hasta que al ver los primeros signos de viviendas, ya casi en Huelva, dos badenes más me recuerdan que el sueño no existió. Me doy un respiro, a la vuelta volveré a sufrir esta incomodidad no permitida que a alguien extraño se le ocurrió para facilitar la circulación. Poco atrás, acaso viernes pasado, los badenes dejaron huella en una familia, huella de esas imperecederas, indelebles, de esas que nunca tienen explicación pero que han ocurrido y nadie rectifica.

Es bastante el riesgo, es mucho el factor que puede desencadenar un accidente en tráfico, no corresponde a los órganos tuteladotes aumentar riesgos para “obtener” disminuir un poquito la marcha a cambio de una vida. O estoy aún soñando. Tal vez tampoco sea misión explícita del mandamás, los adláteres asumen responsabilidades y deben asumirlas con sus posibles errores, a veces no manda el que domina o paga, o estoy soñando.

Queda tiempo para sueños y para badenes, que en los pueblos se ponen de moda para que la seguridad sea mayor sobra todo para los niños, lógico, pero sigo advirtiendo que estos badenes están expresamente prohibidos, consulten las normas que ahora no estoy soñando.