RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

martes, 30 de julio de 2013

AMPARO CORREA


AMPARO CORREA
Dedicado con delicadeza, respeto y cariño
a quien se fue y se quedó, al mismo tiempo.

No es verdad que existan lugares celestes a donde Amparo haya podido llevarse su guitarra y su entusiasmo. Se ha ido sola al destino eterno de los sentimientos de los suyos y de quienes le seguiremos amando; sola se ha ido, haciendo un ruido ensordecedor de fandangos y muestras de dolor, de ese dolor de verdad que hace ruido y marca las fibras del alma. No existe mejor Amparo que ella, la que conocimos en intensidad y cercanía, la luchadora y enseñadora de matices, arpegios y quejíos. Ella sí existirá, será imposible ponerle límites a la memoria para generar su olvido. Y su voz, como dulzaina melosa que siempre expresaba un consuelo, existirá también. Y existirán sus gestos, sus ternuras, su ingenuidad, sus impulsos.
Nos queda la mejor Amparo con sus sueños de gloria sobre la concepción de su hijo a quien tuvo agallas de dar vida plena a pesar de su avanzada debilidad física. Ahora sabremos que ella fue un gran descubrimiento para esta Onuba sentimental e inquieta, lo sabremos mirando su agenda, recordando su actividad y su trabajo en pro de sus ideas. Un excelente ejemplo.
Amparo es una pequeña diosa onubense que nos falta en los ojos pero nos sobra en el afecto. Con los suyos, Manolo, Amparo, Concha, Laura, su marido y su hijo Pablo, seguiremos queriéndola, como si la muerte fuese de “mentirijilla”.



Ramón Llanes. 26-9-07. Publicado en Cadena SER.

AL DÍA DE HOY



AL DÍA DE HOY


Cuento con los dedos los días de sol que nos faltan, cuento los ratos de luz oculta, me he quedado en tres; ahora que a poco hace que el año ha comenzado y ya son tres las faltas que le puse a la luz. No he podido contar las gotas de agua caídas ,fueron tantas que me perdí. Ahora me queda por contarle a cada día su resultado de bienestar. Los niños cuentan las bicicletas que pasan, las bocinas que suenan; los hombres cuentan el dinero y poco más, los animales no saben contar, que yo sepa, pero saben cuándo tienen hambre y cuándo alguien les acaricia. Las noches cuentan los grados de oscuridad y las estrellas que se caen, la luna cuenta su órbita. Todos hemos aprendido a contar algo, todos contamos la batalla del tiempo, la miseria, la agonía o la soberbia; todos contamos los cuentos que llevamos grabados desde que nos impusieron el orden. A más que quisiéramos no podríamos olvidar todos los cuentos. Al día de hoy quizá todos los cuentos estén contados más desde la opulencia que desde la armonía. Al día de hoy me ha faltado emitir por este costado del aire, el cuento del hombre pobre, lo había comenzado justo delante de esta hoja, luego me resultó imposible ponerle título, luego me robaron las letras, se fue la inspiración; la conformidad me inyectó esta manera de formatear los cuentos, de forma que han quedado todos fuera de la disciplina de la memoria y solo he sido capaz de traerme unas letras cursivas, escritas en un blanco sin bordes, que , juntas, componen lo que he quedado en llamar "sin título", como enigma sin gracia para este viernes consentido en ser el espejo de la semana azul que ahora acaba, como todas.

Emitido en Cadena SER,
Ramón Llanes. 5-3-2010.

lunes, 29 de julio de 2013

EXTRAÑOS EN EL PRESENTE


EXTRAÑOS EN EL PRESENTE


A veces, divagando, quitamos las barreras del tiempo para imaginar cómo se acomodaría a nuestro presente cualquier antepasado extraño que apareciera de pronto en la esfera actual, ésta suministrada por cables, células fotovoltáicas, redes, telefonía móvil y mil inventos más al uso de la evolución que soporta nuestra manera de convivir y a la que estamos compelidos sin remedio.
Si alguien anterior se asomara, quedaría tan sorprendido de los avances hasta serle difícil o imposible entenderlos. Le explicaríamos con ardor las velocidades que alcanzan los aviones, el progreso con respecto al conocimiento del espacio, las técnicas científicas de los trasplantes de órganos, la versatilidad alcanzada en las comunicaciones; explicaríamos, como si le estuviéramos enseñando otro mundo distinto de aquel en el que vivió, la tecnología industrial, los avanzados progresos sobre inseminación artificial, la praxis tan fundamental
en el desarrollo de la vida; le explicaríamos tantas cosas, tantas cosas nuevas para él, desconocidas en su existencia y que hoy son claves para el desenvolvimiento de la sociedad. Se caería del susto. Todo esto no era previsible.
Nuestro antepasado, de hace dos siglos atrás, por ejemplo, se encontraría un mundo perfecto, le parecería estar imaginando aquello que no le fue posible soñar, alabaría los sistemas, los logros, la sabiduría de esta actual civilización con tantos adelantos. Y pensaría en la infinidad de comodidades propiciadas por la investigación. Y desearía haberla podido vivir.
Acaso, antes de volver a desaparecer, preguntara si acabaron las guerras, si dejó de existir el odio, si se avanzó también en equilibrar las desigualdades sociales, si se acabó el hambre; y acaso preguntara si los seres humanos de esta primorosa civilización habían alcanzado la felicidad. Nuestras negativas respuestas le dejarían aún más atónito y le alimentarían las ganas de volver a su refugio, olvidando este cuento.


RAMÓN LLANES 28.7.2013. Publicado en digitalextremadura.com

viernes, 26 de julio de 2013

DERECHOS INNEGOCIABLES


DERECHOS INNEGOCIABLES


El precioso verano se ha convertido en una estación de tránsito para cualquier destino. Algunos llegarán al otoño, otros saltarán ciclos y serán capaces de acabar de nuevo en otro estío. Incertidumbres, en definitiva. Así, se me quemaron las manos buscando en mi cajón de derechos, aquellos que han organizado mi vida de manera próxima y profunda; vida cierta, sin versatilidades ni extrañezas; vida con un sobresalto de última hora que me intenta limar derechos de la máxima madurez.
Ordeno los derechos, con la jerarquía de su grandeza, les asigno el etiquetado de importancia y les pronuncio el respeto con todas las mayúsculas; a nadie es permitido, -ni por evolución, inercia o mandato- destruir o desbrozar los derechos innegociables que son el eje central de las causas y el bienestar del ser humano. La vida exige una ilimitada protección, desde los poderes públicos y desde la sociedad. La restricción en los medios que sirven para el cuidado de la vida, -díganse prevenciones, diagnósticos, atenciones médicas, atenciones quirúrgicas, medicación etc- supone una merma con respecto al deber de protección debido. El derecho a la vida, a la seguridad a la vida que cada cual tenemos inscrito, en todos los términos de despliegue de dispositivos que incidan en su garantía, en todos los conceptos que sean adecuados para conseguirlo, es un indeleble deber imposible de eludir en democracia para quienes ostentan, -por propia voluntad y por sufragio universal- el deber de su protección.
Es de entender, desde una mínima conciencia, que el cuidado de la vida desde su inicio, a todos los ciudadanos, en todos los momentos, tiene que constituir un principio inalienable para que su dedicación desprenda objetivos cumplidos de mejora de la calidad de la vida física de cada individuo que pertenezca a esta comunidad. Sin duda, más importante que todo lo demás; más importante que invertir en estructuras para la defensa del estado, en promocionar las autonomías, en sufragar los gastos para salvar entidades financieras e incluso muchísimo más importante que hacer equilibrar la prima de riesgo o las fluctuaciones de los mercados. El derecho a la vida no entra en estas escalas a los efectos de competir, es el derecho por excelencia.
Esta opción ha dejado de entenderse en los últimos tiempos y emanan desde los poderes públicos actitudes de conspiración contra quienes ejercen el servicio al cuidado de la vida y contra los elementos materiales que les son complementarios e imprescindibles para tal servicio, con sobredosis de deslealtad y vulneración a los principios constitucionalmente consagrados. No puedo dar a ello mi consentimiento y elevo a la instancia mayor su mayor respeto y su inmediata rectificación.


Ramón Llanes. 18.7.2013. Publicado en huelvabuenasnoticias.com

martes, 23 de julio de 2013

ABUELOS


ABUELOS.

Hace poco en un arcén de una carretera cualquiera aparecía un viejo con cara de alegría esperando a una familia que nunca llegó. En un asilo de cercanía, honroso y noble hasta más no poder, dejaba su último suspiro el más anciano de la comunidad, cumplidos los ciento cuatro y leyendo sin gafas y utilizando la memoria como su mejor recurso, pero se tuvo que ir, por imperio de la ley natural. Ayer supe que Rita se estremecía en las soledades de su casa y quiso desaparecer de soslayo, como había sido su designio. Dicen que se le fue la cabeza, enfermedad muy en uso, a Lola la grande, señora de poco más de setenta que llevaba para adelante 8 hijos suyos, los nietos de rigor y los parásitos de siempre que buscaban el puchero y el cariño y que siempre tenían con Lola la grande. Y resulta que también está en las últimas.
Y luego dicen que solo se van los buenos y que los malos se meriendan aquí todos los calendarios. Y se oye que la justicia no otorga valor a la humildad y al amor y también se oye que la justicia no tiene qué ver con todo esto. Pero los abuelos se rinden antes de tiempo en el primer hospital, en un asilo luminoso, en el geriátrico de moda, en el banco de enfrente de casa, en el casino o en ningún sitio; se rinden sencillamente porque las cosas no están para batallas o porque intuyen carencias.
Y me llega que a los ochenta se le ocurrió a Lozano comprar unos libros para matricularse en Historia y lo ha hecho con las agallas de un chaval y ahí está peleándose con los apuntes e intentando sacar pecho y memoria suficientes como para alcanzar su meta.
Y me temo que miles de historias de este tipo son comentarios de día en día por estas laderas de nuestra sociedad, en donde la culpa de lo peor la tiene Dios y de lo mejor, nosotros. Y otros piensan que Dios no se mete en estas cosas.


Ramón Llanes 21.7.13. Publicado en digitaextremadura.com

sábado, 20 de julio de 2013

FUEGOS DE ESTÍO


Fuegos de estío


19 julio 2013
Ramón Llanes. O será que los campos se enardecen, como nosotros, y se restriegan con fuerza por esta pasión. Así cantan al estío su calor, comunican una fogata de pinos con humo luctuoso para que les traigan agua del mar lejano y vean la fastuosidad de lo ignoto, aquella estrella que nunca les dio prosa para los libros verdes, aquel ocre templado de arena, una paz revuelta en yodos o los insondables horizontes.
Es cierto el estío con bogas de velas y pescadores; es cierto en las solanas sedientas del tercio norte; es cierto y duro el estío entre los castaños rígidos y los pedregales; es cierto el estío en la nana muda de la vida; es cierto por silencioso y tímido hasta la quema. Cuando asoma el humo arde soporíferamente el campo seco, sin culpa ni tutela. O será apariencia de la tarde que relame el espectáculo.
Allá, en los refugios del viento, el fuego come su ración, goloso, sin “jarturas”, se alimenta a tragantones y devora la vida. No es pulla del estío a las tierras solitarias ni a las mansedumbres de los pájaros; es la mordida cruel de la innobleza humana, con rancia fórmula para conseguir demostrarse valentías o valentonadas míseras. Es la insolencia autómata del mal imperando sobre cuerdos para insinuarles diabólicas maniobras de infierno. El fuego pendula siempre, en el estío, las crestas altas de los eternos sombrajos del fresco pavor de la sierra porque miserables condiciones, entre partos de cuchillos, requieren un fin a cambio de cualquier medio.
Envidias de muerte apestan las lunas del estío. No ha de bastar el castigo cuando se desola la libertad ni para los conniventes ni para los insidiosos ni para los desaprensivos. Si es la hora, que sea la hora para ellos con la misma alevosía que sus tramas. No hace daño el peso del estío en las tordas veredas, solo el vicio de la destrucción se resarce pagando con deuda larga su corta desvergüenza.
A estas alturas un fuego habrá tragado lo suyo y otro espera la siesta para despertarse y traer una venganza inútil, desprovista de bondad, mientras las flores tiemblan y los animales vigilan atentos a la desesperación una vez y otra, durmiendo asomados a la muerte, siempre. ¿ Serán los ciclos?, ¿ o serán los hombres que empujan a los ciclos? ¡Tanto tiempo festejando la llegada, para esto!
Los fuegos que devastan los nidales tienden ropa de sudor y frío. Nunca va solo el fuego de lugar a lugar a maldecir la dehesa como depredador de trinos, lo llevan en las manos seres de los planetas del odio que son “atilas” de devoción y disfrutan en el escondite del anonimato.
A ellos, que nunca leerán este epitafio.

RAMÓN LLANES. publicado en huelvabuenasnoticias. 19.7.2013.

jueves, 18 de julio de 2013

AÚN



AÚN.


No has de preocupar tu alma
aún no desconecto los sueños,
aún te llevo en cuenta la colección de relojes,
las plumas de mujer
que tanto gustan en tus manos.
Aún está la vida
poniendo cara azul a los contrastes,
criando merengues,
haciendo melojas,
aún intacto el amor
que no se ha perdido en la locura
de esta tempestad, que no es olvido.
Aún el pensamiento sin lástima ni rencor.
Aún el hombre que te diera
está ardiente por darse,
ardiente por enmarcar tu boca en su boca.
Aún el poeta en estos versos
y en la puerta de tu espera
presenciando el recuerdo con ojos calmos.
Aún el amante con sangre de agujeros
y pasión despierta.
Aún el propósito de todos los hombres
que se crean dentro de este envoltorio de tierra
requieren la gloriosa santidad de tu beso.

RAMÓN LLANES.


miércoles, 17 de julio de 2013

DE "TRATADO DE ELLA"


Si el placer matara
habría muerto
en tus brazos
el sábado.


RAMÓN LLANES.

DEL POEMARIO "TRATADO DE ELLA"


Hay mares para sirenas,
pedestales para santos,
maderas con astillas
suelos para dormir.
Y tú estás en el contrario
hemisferio de mi olvido,
en lugar seguro.

RAMÓN LLANES.

DE "TRATADO DE ELLA"




Yo en el tren de la noche
tú en la ventana,
yo de cobrador, tú de artista.
El humo ya no existe
tampoco el túnel,
y a besarnos
nos ayuda el miedo.

RAMÓN LLANES

EN TREINTA VERSOS, LA VIDA.



En treinta versos, la vida.


Me recito mi vida sabiendo que he nacido.
Con esta luz de sur los ojos me han colmado
de horizontes de tierra. Me han amado
hasta un infinito sutil fiel bien definido.
Mis días son insomnios remendados,
mis noches son momentos definidos,
mi paraíso son versos que he cosido
con pespuntes del hilo que he ganado.
La insidia y el rencor no se han parado
a husmear en mi razón y he sabido
regentar mi alcoba con el mismo atino
que la pasión me ha dominado.
Hasta los sueños malgastados y perdidos
forman parte de mi “yo” no completado
porque no son las canas misión de mi cuidado
ni a la bolsa en buen recaudo la he metido.
En el alma llevo la prisa, los amigos,
un libro, una guitarra, un credo, lo soñado,
lo real, lo vivido, la paz y lo deseado
y no le he puesto final a cuanto aspiro.
En poco más que amar me quedo resumido,
solo con versos quisiera haber cambiado
este dogal de mundo que para vivir me han dado
y no renuncio al placer de reandar por mis caminos.
A dios, que todos me dicen que ha existido,
no lo busqué ni me sentí esperado
ni de menos le eché ni me ha llamado
ni ha sido en mis entrañas recibido.
En poco más de dar y amar mi vida se ha quedado
y espero no perder con ello todo lo querido.


RAMÓN LLANES. JUNIO 2013.

MENTIRAS PARA UNA CRISIS


MENTIRAS PARA UNA CRISIS

Llegada la tormentosa situación que determinó el desequilibrio actual era preciso buscarle un nombre genérico, lo menos comprometido posible, a este desbarajuste económico que comenzó destruyendo personas y siguió destruyendo derechos, mundos, actitudes, esperanzas y tiempos. Y le llamaron “crisis”, que significa todas las cosas en términos estructurales y significa nada, a la misma vez. Con tal joroba hemos caminado desde hace seis años sucumbiendo ante todas las adversidades e incluso siendo incapaces de sortear los recodos más insignificantes. Usted y yo habremos leído mucho sobre este tema; hemos realizado comparaciones con lo que unos dicen y con lo que piensan otros y no hemos sido capaces de llegar a una conclusión exacta, ni económica ni social, del por qué de este desaguisado, ni siquiera quién fuera su preclaro inventor.
Después de tantos jeroglíficos sigo sin entender esta epidemia a la que llaman “crisis”, no sé sus raíces, no sé si falta dinero o falta imaginación, no sabemos si existen culpables mayores que haya que perseguir o si se trata de benefactores de lo civil que han reaccionado así para salvaguardarnos de una catástrofe mayor.
No soy un experto en macroeconomía pero vivo entre estas rejas y de tanto oler, ver, observar, oír, hablar y volverme loco, presumo que se trata de un “cambio de sistema”. Allá en los despachos importantes de los importantes ricos del mundo -que por cierto se reducen a 140 y que esos 140 están enlazados entre ellos- a quienes les importa el poder del dinero por encima de todo, convinieron en establecer una modificación en las fórmulas del reparto del capital; los pobres que vivían a base de préstamos habían dejado de ser negocio, las empresas que no podían autofinanciarse habían dejado de ser negocio y toda esa lacra debía desaparecer.
El sistema que se impone está diseñado para empobrecer más a los que menos tienen y enriquecer más a quienes más poseen. Para su desarrollo perfecto es preciso continuar con todo aquello que funcionaba y eliminar el crédito de forma global. La entidad financiera copará el mercado en todas las disciplinas de ventas y servicios, sean seguros, inmobiliarias, pólizas de salud, inversiones en empresas saneadas, etc, todo menos prestar dinero. El préstamo no es rentable para el banco, por su arriesgada y elevada morosidad, así de sencillo. Retirado el préstamo se les acaba el poder a los pobres y necesitarán cada día más del poderoso.
Mientras el aumento de la pobreza se ha institucionalizado de manera alarmante, los ricos han visto enaltecidas sus virtudes patrimoniales con bastante garantía. Se ha cambiado el sistema, propiciado por los gobernantes tecnócratas, y se ha herido a la sociedad con dardos de muerte que era la única pretensión del capital.
Y cuando nos hablaron de fluctuaciones de los mercados, de los abusos de los pobres, de vivir por encima de las posibilidades, de burbujas inmobiliarias, de nuestra culpabilidad, nos mintieron; fue todo un grotesco embuste mientras ellos cambiaban a sus anchas el sistema, para mejor obtener frutos directos. No importó el hombre ni la miseria ni la falsedad, importó solo el ombligo del poderoso. ¡Y pensar que llegué a sentir pudor por creer que esto se hundía por mi culpa!.


RAMÓN LLANES. 14.7.13. PUBLICADO EN DIGITALEXTREMADURA.COM

viernes, 12 de julio de 2013

SIEMPRE, NUNCA.


SIEMPRE, NUNCA


Siempre se nublan las tardes en los campos de Palestina.
Siempre muere condenada una mujer de Somalia.
Siempre se pisotean los derechos humanos en la India.
Siempre muere un niño desnutrido en África.
Siempre están pidiendo auxilio desde el Sahara.
Siempre está el dolor en la miseria de Bangladesh.
Siempre tienen los poderosos razones para mirar a otro lado.
Siempre existe una queja en una mirada de un niño que sonríe en Israel.

Nunca nos han dicho que nosotros tapamos el sol en Palestina.
Nunca nos dirán que depende de nosotros el dolor de África.
Nunca nos importará la mirada triste de cualquier niño.

Solo sabremos llorar cuando nos llegue el verdugo
y nos anuncie que ya están globalizados el dolor y la pena
y que a cada cual le toca la suya.
Mientras, nos consolamos y olvidamos otros mundos y otros seres
y dormimos boca arriba
con la conciencia limpia y muy tranquila,
roncando despreocupaciones.



Rllanes.

QUIENES VINIERON A VERTE.


Quienes vinieron a verte


12 julio 2013
Ramón Llanes. El verano se tiñe de encuentros. Y cuando a la tierra madre los tiempos le desgajaron hasta la distancia, la vuelta se convierte en un ritual de venidas, en una misión imposible en el trato de estar y tener a ratos lo que falta en la lejanía. Mirar el líquido paisaje, mar desde la niñez, luego deseo; apropiarse del viñedo, solo en una faena, tropezarse a propósito con la regla del suelo, en trances de mina y refrescarse de sierra, son sensaciones que nunca se trajinan por el olvido.
Volver es pacto de herencia, suministro imprescindible para continuar al futuro. La llamada ingenua de la sangre que trae a casa los espasmos y los besos. Volver es respuesta a la naturaleza, a veces más que a los propios sentimientos. Volver es el indeleble patrimonio del ausente.
En agosto vinieron a verte, tierra; a tocarte, mar; a consolarte, madre; a perderse en quicios y recuerdos por extremos de orillas o eras cansadas, a aburrirse contigo Huelva entera de palio abierto, de sal sobrada, de marinería, de palustres y hendiduras. Vinieron a verte quienes te mantienen serena en la lumbre de la memoria y con salvas de lágrimas te han dedicado tiempo en los atardeceres de otras tierras, ellos vinieron a verte y también los llamados al estero, al olor de la calda mimosa tuya y los que ahorran en el año emociones para traértelas todas y enfangarse contigo en vanidades sin precio y los que te deben el deber de amarte.
En la almohada del encuentro un solo pensar,  sin discusión, la esperanza que la madre ofrece para arrimarse al sueño de la vuelta. Testigo el salmo de entrada, la mirada rota de tanta espera, la voluntad tan presta. Fue mucho irse, para poco volver.
Es ahora campo de encuentros en todas las sombras pardas de las codicias humanas y las rarezas se raspan la piel para  mejor vivirlos que han de amielar la sed del abrazo. Ahora están los ocasos para compartir reflejos y conversar entre los tonos promíscuos que se van por la abertura del horizonte. Es tanteo y cuento, reminiscencia y evocación, pesares de allá y pesares de acá, comuniones de a diario con la sopa, el café, la olla y el gazpacho. Glorias ínfimas, apenas grandes por mucha exageración.
A los que vinieron a verte, nosotros, les damos el gozo de nuestra reliquia de madrugada a anochecer, la que nos previene de nostalgias y nos surte de inmensidades. Les damos razón para otros recuerdos y gracias por volver.

lunes, 8 de julio de 2013

COSAS DE NIÑOS






COSAS DE NIÑOS

Dedicado a Calañas,
tierra de mi estirpe,
y alma mía.



¿Dónde está la fuente, madre?,
¿dónde la niña galana?,
¿dónde los hombres cansados
con sueños en la mirada?.
¿A dónde van los señores
con la grupera y la jaca?,
¿de dónde vienen las voces
que se oyen, tan lejanas?,
¿dónde están los empedrados
de la cuesta de la plaza?,
¿por qué se miran los novios
con las manos enlazadas?,
¿por qué la muerte se avisa
con un toque de campana?,
¿por qué dicen que es eterno
el Morante, que me encanta?.

Y tú, ¿por qué lloras, madre
cuando ves la Coronada?.
Dime, madre, ¿tú que sabes
de la mina, que se acaba?,
¿qué sabes de “los adentros”
que solo conoce el alma?,
¿qué sabes, madre, del miedo
que por las noches te abrasa?,
¿dónde guardas la alegría
que nunca asoma a tu cara?.

-Tantas preguntas me haces,
mi niño, que me emborrachan;
la fuente está adormecida
entre los sueños del agua
y delante de la Virgen
señorea la galana.
Los hombres no están cansados,
esperan a la esperanza.
Esos señores que miras,
con la grupera y la jaca,
son los jinetes del tiempo
que galopan por el alba
y van haciendo caminos
por las sendas solitarias.
¿Tú no ves las calles viejas
con las esquinas más blancas
y las vidas de la historia
en sus paredes grabadas?.
Allí los novios se cuentan
sensaciones y se hablan
y se besan escondidos
del pudor de las miradas.

Así es el amor, mi niño,
preludio de fuego y lágrima;
y por eso se entretienen
con las manos enlazadas.

La campana de la Iglesia
hace temblar la templanza
pero a gloria también toca
y a rosario de plegaria.
Es tan eterno el Morante
como el frío y la mañana
y es eterno centinela
de la vida de Calañas.

Ya sabes los que yo siento
al llegar la Coronada
¿por qué me preguntas, hijo?,
las emociones se callan.
La mina nunca se agota,
de tarde en tarde se para
por razones que no entiendo,
nadie sabe lo que pasa.
Cuando tú seas mayor
verás cómo se levanta
y podrás dejar en ella
el sudor de tus entrañas.

Los “adentros” son “adentros,
cosas que viven guardadas,
motivos de la existencia
que te consuelan el alma.
Y cuando me viene el miedo
y me perturba la calma
con una sonrisa tuya
ya me siento consolada.
Tú eres, hijo, la alegría
de todas mis esperanzas.
Las vocecillas que suenan
son el eco que dejaran
los niños, que como tú,
hacen preguntas tan raras.




R. Llanes. 1.07.1992.

DIVÁN DEL ESTÍO


DIVÁN DEL ESTÍO


Para el somnífero del estío, calor en un raudal extremo, diván alargado hasta los pensamientos y posición consciente de desvelo. Hacer mundos desde la serenidad del sosiego, desde la apariencia del sueño, desde los pormenores olvidados de la vida disciplinada, evitación de lo arcaico, control de la palabrería ajena (significativa huida en la dialéctica con pelmazos) y una convencida sobredosis de paciencia.
Aprietan los síntomas de desenfado y dejadez pero la meta está en la misma puerta que durante las mangas del invierno y la precisión se puede desbancar con un simple tono perdido que da insidia al colorido brillante de la benevolencia. Seremos ínclitos delirantes de la eficacia a medida que los colmos nos vayan ajustando los pasos y nos metan presión en las fuerzas hasta poder solventar con dignidad los cometidos encargados y por los cuales merecemos el premio a este descanso.
Acostumbrados a este sol imperativo y solemne, a los sofocos de fraguas en cada casa, a las necesidades de sed, solo una combativa persistencia nos salva de la ilícita manera de olvidar cuánto queda por hacer. El calor pasa de largo, no se agrieta no vulnera a la naturaleza; el calor tiene una gracia doliente que nos permite pertenecer a su soberbia con el agobio de su inclemencia y acaso los esquivos del diván y buscadores de sombras no sepan destronar la sinrazón de un fuego tan cercano, que amedrenta a cualquiera, que vuelve las mentes retorcidas y alienta la locura.
Está probado que más que fobia por el calor existe fobia por el frío; el deseo de civilizaciones que viven en otras partes del meridiano por alcanzar acaso la mínima gota de luz, la más solícita paz de un calor que ponga los pulsos ardientes y los cuerpos en un ardor propio de los seres que esperan impulsos naturales para desenvolverse con mejores condiciones en la marea del vivir. Será que nos hace bien esta conveniencia del estío y no me opongo.



RAMÓN LLANES 7.7.2013. publicado en digitalextremadura.com

viernes, 5 de julio de 2013

DESDE LAS ARRUGAS AL PLACER


DESDE LAS ARRUGAS AL PLACER


Un día sin determinar, sin alivio previo ni premeditación, se te aparecen con la resolución más alta, en la insensata visión del espejo, las arrugas ganadas con el tiempo. La doble fijación se hace sudorosa hasta que la alquimia del músculo encargado se desdice y acude a tu entereza la fisonomía normal después del susto. Ese día te merodea el desánimo, la edad se te repite como el chocolate y la idea de enfado no se va de la cabeza. Has vuelto a redescubrir, en un asalto casual a tu rostro, que las horas van dejando en tí la indeleble disciplina de la madurez (aún no te atreves a llamarle “vejez”, por miedo a faltarte al respeto).
Aquel otro día del estío álgido te inyectas de celeste los pantalones, maridas el color con camisa nueva de un aparente azul perdido, -zapatos de mozo y semblante de genio-, y sales al espacio sintiéndote la burbuja de la juventud en lo más egregio de tu pudor. Se te ha venido de pronto el placer a la escotilla de tu altivez y te encuentras delante del examinador espejo más sonriente que un soldado, vigilando cada jerga del atuendo con guiños de complacencia al mejor estilo de chulería que la ocasión requiere. Te has convertido en la referencia perfecta de tus exigencias de la modelación, eres la persona necesitada para adornar el paisaje, el prototipo de ser humano que los mundos deberían conservar en una reserva científica.
Apenas, -de una consideración a otra-, pasaron tres telediarios. La fogosidad o inanición del pensamiento te hicieron héroe o villano ante tí mismo; cuando solo fue el retoque efímero y parcial la causa del subidón de autoestima, cuando el personaje del espejo respondía a los mismos datos en las dos ocasiones; el eco turbio, la fragancia de alegría y los efluvios de ambas apariciones congeniaron contigo hasta hacerte esclavo o libre de un proyector de imágenes distorsionadas.
Mientras tu desahogo gremial en las paredes fijas de tu armisticio elucubraba enredo o candidez, el espíritu no se transparentaba, permanecía escondido, ajeno al complejo de enfurecerse o divertirse por la sola aparición de arrugas o el torpe engreimiento por la vestimenta con pantalones celestes. De volverte a mirar, volverías a sentir idénticos abalorios en la emoción.



RAMÓN LLANES. 4.7.2013. publicado en huelvabuenasnoticias.com

martes, 2 de julio de 2013

COMO UNA QUEJA


COMO UNA QUEJA


Se ha ido. Me gustaría escuchar que un día cualquiera, siendo acaso amanecer o atardecida, el mundo se tumbara cuesta abajo por la ventana de atrás, a escondidas, desaparecer de la escena. Entonces tendríamos que dedicarnos a concebir, diseñar o imaginar otro mundo o un mundo de otra manera. Suponiendo que le llamáramos mundo, le quitaríamos público, suprimiríamos seres humanos, haríamos una colecta para montarlo sin miserias y le pondríamos una enorme zona azul para quienes quisieran vivir sin compromisos, una especial forma de anarquía consensuada. O no?. O que cada cual pusiera un material, cada cual un deseo, una idea, un proyecto, una emoción.
Habría de ser distinto al actual pero ¿con qué molde lo haríamos?, ¿dónde está el mundo perfecto que estaríamos deseando construir?. El mundo que queremos inventar no está ni en la mente, no existe fórmula, no se compagina con una realidad como esta. Tendríamos que empezar a vivir de nuevo; nacer otra vez, comenzar a respirar, entender del aire, conocer el agua, respetar el fuego, amar la tierra; sería nacer de nuevo con la ética puesta y la limpieza de honestidad en los poros. O acaso no sería preciso volver a nacer.
Pongamos que estamos de acuerdo, que hemos determinado un modelo útil, que nos servirá para desenvolvernos mejor unos con otros; si hemos sido capaces de “acordar” para nada será necesario volver a nacer o esperar otras generaciones, bastará con saber soportar el cambio, digo, en cada molécula de cada individuo, en cada letra del sistema, en cada milésima de cada pensamiento; ¡qué fácil¡, ¡ya lo tenemos!. La solución es cambiar cosas o cambiar todas las cosas, no destruirlas, solo cambiarlas, aprovechando lo bueno que tuvieran; ¡más fácil aún!, ¿por dónde empezamos?, ¿por cada uno de nosotros?, ¡genial!; Enrique, empieza tú. ¿por qué yo primero?. Y luego la farándula, el teatro, los actores, el telón que se cae, el público que desaparece y el mensaje, que se olvida.
No me ha salido bien este invento, me pondré a protestar, escribiré con letras grandes y rojas “que me dejen vivir”; criticaré a quienes ejercen funciones de poder, dudaré mil veces más del asqueado sistema, me subiré a donde me vean gritar y me iré a casa cuando las horas de rebeldía me limiten el tiempo; caeré dormido delante del plasma hasta que se me agoten los sueños imposibles y no me obliguen a renunciar al placer de vivir a mi modo.
Ya no quedan hombres como yo, vean mis propuestas sin enredos y mi honroso equipaje; pónganse a buscar humanos de mi talla que sepan sentir las incapacidades de este grotesco mundo sin aquietarse siquiera un minuto con sus métodos y se reviente por sacar adelante sus propios privilegios. Lo dicho: no quedan hombres como yo.


RAMÓN LLANES. 29.6.2013. publicado en digitalextremadura.com