RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

miércoles, 31 de agosto de 2016

DÍAS DE AFECTO Y CULTO

 
DÍAS DE AFECTO Y CULTO

Llega la onomástica, los amigos te piensan un rato, te tratan con el respeto que impone la amistad, te dedican la mejor parte de la sonrisa, la parte más amplia del corazón, la razón más útil del sentimiento, te hacen más feliz -los amigos- por estas cosas de sentirte más querido, pides que no acabe la jornada, que se detengan las sombras, que sea siempre treinta y uno de agosto pero al día siguiente te das cuenta que el número no importa, los amigos también te siguen estimando en el tiempo venidero, ya sea uno, cuatro, veintidós o treinta, y te hacen sentirte un gigante ¡qué grandeza de vida!.

Ramón Llanes. 31 agosto 2016.

TE VÍ LLORAR


TE VÍ LLORAR.

 

Conté dos, tus ojos y mis manos,

tus besos y mis pasos,

mis vicios y tus prisas,

mis penas y tus labios.

Dos conté sin tú mirarme,

muchos fueron, sin contarlos.

Dos, solo dos somos libres,

como somos dos o somos tantos.

Dos por igual en genio,

en voluntad y trato,

dos en libres sentimientos,

dos en amarnos.

 

Ayer turbó la estancia mi inconsciencia

y los silencios amables, se turbaron,

te oí llorar, te ví cansada, triste y queda

como lluvia de mar en días claros.

Fue mi palabra quien faltaba,

mi voz ansiosa sin formato

de respeto. Pensamiento no pensado.

Conté dos y solo uno estaba

sufriendo lo contado.

Ramón llanes

SONETO A UNA HORA EXTRA

 
 
SONETO AL LÍMITE DE UNA HORA EXTRAORDINARIA EN UN PLEITO.
              

Apura su alegato el demandado

hasta el extremo de oponerse a todo
sin encontrar a mi entender el modo
de resumir su tesis el letrado.
 
Mucho a faltar o a sobrar pudiera,
a mucho más el defensor convierte
el pleito en anodino, y se invierte
el sentido que en el proceso impera.
 
La sentencia mejor fundamentada
olvidará los tramos del enredo
que no es peor la norma consumada
 
que el todo de un convenio consejero.
Pronúnciela señor, ya está esperada,
la suerte será gloria o desespero.
 
Ramón Llanes.

BANDERA EXTRAÑA


BANDERA EXTRAÑA.

 

Ya te han dicho que no eres esperma,

tu bandera es de nieve azul, pálida,

o cristalino robado, color asco,

ya te han dicho que eres responsable

de otro vientre,

de otra tarde,

de otros miserables que coleccionas

para entretenerte en malvivirles los sueños,

en atarles, en mentirles,

en comerles la razón

o destruirles con honra.

Y te habrán dicho

que aquí no cabes,

que este jardín es solo para poetas,

para mendigos y para locos,

la puerta de atrás sigue abierta,

lárgate

y creerán que no has existido, hombre.

 

 

Ramón Llanes.  

ALGÚN DÍA

[50]


ALGÚN DÍA

Algún día se me irá la cabeza
y no sabré del tiempo y acaso poco de la vida.
Olvidaré caras y caminos,
fechas y calendarios, agendas y recuerdos,
olvidaré momentos
que entraron sin ritmo en mi caja de música,
me olvidaré de las sociedades agresivas
y los lances de poder
y los olvidos de los hombres y la soberbia.
Se me irá la cabeza y, con ella,
el genio y los errores,
las culpas y los fracasos,
el tambor de guerra, la espada, la batalla
y los vítores de los vencedores.
Se me irán las manos abiertas,
los ojos nítidos, los músculos, las trampas,
los ascensores y las tarjetas de crédito;
el pulso iniciará un recorrido más lento
y a los ojos se les nublarán todos los horizontes,
la voz simulará palabras,
seré torpe y calmo,
se me irán los tiempos gélidos
y echaré al aire de la mina asombros y sorpresas.
Con cordeles de esparto
y pespuntes de hilo blanco ataré los cuatro versos que me sigan
y fingiré que he muerto.

Ramón Llanes. (SECUENCIAS DEL MÁS ADENTRO)

CASINO

[21}
Casino
 
Para conjugar las horas de libranza en los fuegos del estío se hicieron vitalidad los sitios del ocio, simulacro de palacete de la vida de los mineros, concesión de mérito, lugar de emblema y calma.
Los foros nuevos del estar, nunca para el conflicto, nunca para resolver credos, solo para sustanciar emociones desde la pequeña libertad
que el orden concedía a los obreros. Se extendió para siempre su halo de utilidad, se consiguió entender de otra forma la unión y fue allí donde se volcaron sabidurías y culturas, recién hechas o recién traídas de otros lugares. Se le llamó círculo como semejanza a lo unido, más escenario de estancia que de tránsito, y perdura, con los sobresaltos de la historia, con la soberanía del tiempo.
 
Ramón Llanes

martes, 30 de agosto de 2016

PREGÓN A SANTA BÁRBARA. LA ZARZA

 
PREGÓN A SANTA BÁRBARA.




La Zarza 3- Diciembre-99.



Os saludo amigos con el primer resquicio de la memoria, por tantos avatares metidos en el mismo vagón, por tantos sueños compartidos, por tantos recuerdos sostenidos en los abrazos, por tanto misterio en los escalones de las cortas, por tanto merecer y tan poco tener, por tanto empezar y pocas veces acabar, por tantas cosas, por tantas y tantas cosas fabricadas con vuestras manos y con las nuestras, os saludo.
Os saludo con el verso del alma, la mía que se altera, la vuestra que alimenta el futuro aunque nadie se lo diga; con la sangre hecha a la paz de los mismos jirones, aquí el subsuelo allí la escoria, aquí el sacrificio allí los barrenos, aquí el precio allí la constancia; y siempre siempre estreñidos por el miedo viendo caer la luz a nuestras espaldas y nosotros casi sin poder sombrear y vosotros de igual manera.
Os saludo en el nombre de miles de mineros que antes que nosotros forjaron una tierra a pico y pala aquí y allá.
Os saludo en nombre de las Marianas, los Pepes, los Antonios, los Manolos, las Juanas y las Catalinas, que aquí y allá sembraron pirita para que nunca faltara y fueron los héroes de una historia sin villanos.
Os saludo en el nombre de los padres, en el de los abuelos, en el de los hijos de Tharsis, que están presentes como el foco que nos identifica.
Os saludo para empezar, porque me ennoblece estar aquí casi por vez primera, hallado por vuestra voluntad, encontrado por mis deseos y propicio a la amistad.
Os saludo porque ha sido llegar y respirar la misma tierra que me preña y me pare cada día, las mismas piedras, el mismo color, la misma orfandad de dioses, el mismo mar de olvidos.
Os saludo porque estáis vosotros en una esencia única a solo horas de rendir culto a la niña que a los dos nos hace de Patrona y lo festejamos y nos sentimos bien.
Para vosotros habitantes eternos de estas oquedades profundas, incomprendidas y vejadas, abiertas y nobles, el tiempo tendrá premio entre las manos.
Vengo, amigos, y me siento en casa; puedo prestar la soga, el caballo, la guitarra, la voz; cantar o girar la cabeza, agacharme o dormir. Estamos en casa, madre; cuando padre hacía trajes y desparramaba vida por estos lares de mieles comunes, los Romeros (Alonso, Pepe, Julián, Benito,Ana, Manolo, Manolita, Isabel, Roque), le ofrecían tanta posada como cariño y echaba raiz cada vez y se quedaba más de lo previsto y menos de lo ansiado. Pues por ellos que lo atendieron desde la amistad y por Pacífico padre y Manolo y Domingo y Juanita, merecéis que traiga el sentir deseoso de agradar. Y por tantas tardes de fútbol entre mina y mina, compitiendo con deportividad y afecto, ¿verdad Rufino?.
Vengo y estoy, con la piel subida, los tendones prestos a la emoción, la fe entre los ojos, el corazón barruntando amores. Y creedme que soy fibra de azufre y acá comparezco porque me llama el espíritu que salva la identidad. Somos mezcla de agua grao con mastranto, o de cobre con jara. Y , como vosotros, ni renuncio a un ápice de mi origen ni me arrepiento ni me cuesta llevarlo. Y, como vosotros y como todos los míos, ondeo con orgullo la bandera de mi procedencia, no lo concibo de otra forma.
Gracias por llamarme aunque haya sido a solo doce días de esta conmemoración; gracias porque ardía en ganas de practicar con vosotros la conversación de humanismo que necesitaba. Gracias por hacerme un hueco en vuestras miradas para ser hoy parte de ella, gracias por alimentar mi pasión en esta tarde noche de mina y buenas voluntades. Gracias a todos lo que me prestáis la satisfacción de estar y entenderme.
Y volcado en esta idea quizá más humana que divina porque Santa Bárbara resaltó siempre por su bondad y rebeldía, condiciones muy humanas, hago y hacemos acopio de la fe, que tampoco importa que sea mucha y grande, basta con que exista y se nos adjudique cuando al menester se precisa; hacemos, digo, acopio de añoranzas, volvemos atrás por un momento y observamos que suenan los barrenos, que la cochera es un tropel de gentes, que se nota mucha vida en el Malacate, que en talleres se trabaja a turnos, que se oye el pitido alegre del tren que se pierde por los raíles rumbo al estuario de la mar. La nostalgia se convierte en ausencia y la memoria resbala y los mayores dejáis asomar un perfil de tristeza por la entretela más tierna y sutil del alma.
Aquel tiempo es el pasado que fue capaz de moldearnos como ahora somos, pero ya no podrá volver a moldearnos. Tendremos que agarrarnos a la savia del presente y a la fortaleza del futuro si queremos seguir teniendo palabra, si queremos seguir construyendo vida.
Aquel diseño de armonía minera tuvo un final agónico, se cayeron las mejores paredes de nuestras ilusiones y los alpendes del resguardo son causa de aconteceres, no para olvidar, sí para no rumiarlos tanto. El futuro está delante con bombín y magia, el futuro es la esencia de la vida. Y en el futuro confiamos por si acaso otra vez la pirita se reencarna en progreso y tenemos que volver a empezar con trenes, socavones, denuncio de mina y largas tareas. El futuro, solo el futuro, ahora, es nuestro aliado.
En esta confianza cerramos el noventa y nueve y el milenio. Y en esta misma confianza resumimos nuestra procesión a la Santa que incluso cuando no truena nos oye y nos atiende.
Nada nos parece verdad de todo lo vivido en los últimos años, con el amparo de Ella. Que a pesar de Ella la brújula se averió y quizá muy a pesar de Ella tuvimos que cambiar costumbres y ansiedades. ¿La venció el tiempo?, ¿pudo con Ella la economía?. ¿Qué culpa tan grande tuvo?, ¿qué errores?. En esta reflexión podemos descifrar de cómo lo divino y lo humano tienen alguna vez un punto común de debilidad. No quiero creer que los fundamentos de la cacareada crisis sean por culpa exclusiva de la técnica y tampoco por nuestros propios descuidos, como alguien dijo en una desacertada ocasión. Quiero creer que todo ha sido rancia consecuencia de las debilidades humanas y divinas, quizá para que nos levantemos y reivindiquemos el derecho al suelo y a sus frutos. Pues en ello vamos a pasar el resto de nuestros días, en ello, en esa reivindicación constante por la libertad que nos pertenece por haber soportado lo peor de la mina y merecer la recogida del producto maduro.
Vendrán calmas y brisas reconfortantes, pan caliente y lunas de alcobas; vendrán grajillas a la corta anunciando ruídos y musiquillas de martillos; y han de venir hombres que abaniquen el rescoldo y aviven la esperanza y mujeres que trencen canastos y arreglen meriendas; vendrán dioses de tartessos a acampar su reino en estas solanas hospitalarias y habrá consenso de trabajo, pronóstico nuevo, sirena nueva.
Que la inquietud también pertenezca a nosotros desde la sensibilidad hasta la sangre y que Ella sea siempre referencia directa de nuestro enchufe con Dios, que ya no se despistan, que son razón de un compromiso procaz y consolidado. Que han de saber de nuestro interés por ese devenir provechoso y feliz, ya ganado al tiempo.
Para no ser nómadas perdidos, a cuestas con la mancha que en una tarde de otoño largo se cae en las sábanas del amor y nos devuelve parte del desencanto y parte de la risa. Todo al hilo del esfuerzo, al zafreo, a la descarga, al barreno; todo como si se reservara el tiempo de la ausencia para el final de los siglos y como si nada hubiera sido promiscuidad de olvidos; todo como un enamoramiento a destajo, la mina y nosotros. La Zarza y la mina. El hombre y el trabajo, sin resquicios, sin recortes, sin malversaciones ni mentiras. Todo como aquí, con franqueza, con lealtad.
Habrá que decirle al destino que estamos todos aún, esperando esa resurrección de vidas de cobres pero que nos entretenemos mientras en plantarle cara a las adversidades.
Habrá que retar al destino para que no se deje caer ni un segundo, que se nos agota la paciencia.
Habrá que decirle al destino que esta es nuestra morada, nuestra tierra y nuestra cuna y que de aquí no pensamos marcharnos.
Habrá que convencer al destino para que, de una vez por todas, se quede a vivir entre nosotros y nos ahuyente los fantasmas que tanto nos asustan.
Habrá que entregarle al destino la historia nuestra para que sepa de donde venimos y a donde queremos llegar.
Habrá que volver loco al destino para que nunca pase de largo.
Habrá de sustituir al destino por otra opción si este no sabe comportarse.
Habremos de solventar nosotros el destino con agallas y con predisposición.
Si habremos de ser parte del destino, al menos que cuenten con nosotros.
Habrá que empezar a mimar al destino.
Habrá que rezarle a Santa Bárbara en la más recogida intimidad y advertirle de nuestras fidelidades durante toda la historia para que allá arriba lo tengan en cuenta.
Habrá que insistirle en el rezo y expresarle que seguimos comprometidos con la mina y con Ella.
Habrá que adorarla y mecerla y quererla para que nos libre de los malos pensamientos de los hombres de poca voluntad.
Habremos de sentarnos con ella a echar un cigarro y contarle de cerca los callos de nuestra desesperanza.
Habremos de cansarla de rogarle porque ahora estamos más en el abandono que nunca.
Habrá que pedirle recomendaciones por los cuatro costados antes que cunda el desánimo.
Habrá que decirle, también, que goza de nuestra confianza para esta y cualquiera otra misión.
Habrá que ponerle flores que le gustan y se lo merece.

La súplica no viene mal si se cuenta con el afecto de quien la recibe, como es el caso. Ella, Patrona de estos pagos, protectora durante largo trecho de mineros, sabedora de causas y problemas, está en la onda de nuestra comprensión, no lo dudemos. Y por si acaso, hagamos del rezo una recordatoria.


Hablemos de ti rendija de fiesta,
pueblo ensimismado, púrpura de ancestro,
sed de caldereros y cúpula de catedral.
Hablemos de ti, como si de ti dependiera toda la vida,
sin complejos de existencia,
ganándole atajos al destino, a cielo abierto
el deseo de supervivencia,
ganándole espejos al agua grao
recurso de pobres,
ganándole razón a los vientos malos
para fenecer antes que claudicar.
Hablemos de ti, tierra madre,
solo de ti, porque es invierno en los huesos
y hasta el respirar duele,
porque los mayores no quieren anunciar despedidas,
no son horas de tristezas.
Hablemos de ti que anegas de serenidad
los pozos del aprisco, en la paz, en la conciencia.
Y por hablar, hablemos de ti, hombre
de costumbres de mendrugos y tenazas,
redentor de los castigos del hogar,
azucarero o botella según se precisara,
consejero y confesor.
Hablemos de ti mujer
y quitémonos el sombrero;
de ti en delantal de muchos milagros,
en la impetuosidad de los desalientos,
de ti, cuando parías y te agarrabas a la cama
para no desfallecer.
Hablemos de ti, mujer,
si aún te sobran fuerzas para aguantar
otra crisis.
De ti hablemos, mujer, de ti
inventora del sosiego,
de ti con cara de calma
y ojos de sustento; hablemos de ti
y que nadie rechiste.
Hablemos de ti, mina ubre,
de ti con la realeza hecha respeto,
con las manos tendidas y el corazón dispuesto,
hablemos, por qué no, de ti como madre,
como manantial, como piel, como diosa.
Hablemos de ti, para que se callen los tiempos
y reines barrancos, montes y soledades
de esta tierra entornada en rojo
que ocupa las tripas de todas nuestras memorias.
Y hablemos de nosotros
como si de la eternidad se tratara,
por el apego a este sentir, por la suerte,
por la complacencia.
De nosotros, nunca números de una lista
y siempre fibra y carne y pensamiento,
de nosotros buscadores de entrañas,
de nosotros manía de sílice,
enredadera, máquina y tornillo.
Hablemos, sí, de nosotros
que nos jugamos cada día el premio o el fracaso
en un abrir y cerrar de ojos,
que no tenemos permitido cansarnos,
que no podemos agujerear la emoción
y que pertenecemos al ejército de los valientes.
Y hablemos de todo,
de los niños, que se hacen mayores a contratiempo,
que nos ven insatisfechos y sin mirada,
que nos preguntan por la mina
y bajamos la cabeza,
que duermen y siguen despiertos, preguntándonos.
Hablemos por fin de ellos, que son el mejor mañana
que hemos podido inventar
y eso nos consuela.
Y de ellos porque ríen y saben alegrarnos.
Hablemos, por manosear la palabra,
hasta que sea bien oída y tenida en cuenta.


En este sándalo de fiesta que trasiega y une más a Perrunal y La Zarza nos acrecentamos para la reliquia del gozo y salimos de umbral hacia fuera a compartir entendimiento con todos los que en cuerpo y en devoción poblamos cuarteles y casas nuevas. Se constituye ahora la escena en la calle, donde se oye el cohete, la chispa de humor que renace, el saboreo del aguardiente, el rito del casino, la atención a Santa Bárbara así como de soslayo pero con más intensidad que nunca. Y, de consecuencias muy sencillas, se forma una felicidad de estas de aquí, que llenan hasta saturar los mejores pronósticos de nuestra convivencia. Sigue siendo deseada la estancia, el estar, el venir para los que se mueven hasta la ciudad; sigue siendo costumbre de amor al terruño, queriéndolo mucho más en sus momentos más bajos.
Cualquier cosa, ahora, será corona y alabanza. El pulso a la vida que parece que mañana se toma con mejor acierto, porque todos estarán; la niña que estudia fuera, el novio, la pareja recién casada, el abuelo, la sobrina, el primo, todos estarán, formando familia y santuario de cariño.
Será como verse y abrazarse en el día más importante del año, con la Patrona de testigo y los buenos recuerdos desentrañando las vivencias. Deleite de gentes sencillas, compendio de nobleza y vigor. Estirpe de mineros inequívoca y valerosa, capacitada y sublime, hasta rozar la tierra, hasta tocarla con los piés y con la lengua, si hiciera falta. Estirpe de hombres de mirada larga y frente alta, hechos al socaire del fogón y la oscuridad, siempre fieles al quebranto y a la realidades, hombres con razón para sacar de ellos al menos tres reencarnaciones más, hombres rectos y puros en maneras y en proceder. A esos, aquí, les dejamos sitio predilecto, como patrimonio del pueblo.
Pero la fiesta manda, amigos, la Santa empuja a la solidaridad que aquí de sobra se regala, enternece y se muestra madre. Tantas madres son que a tantas debemos y a tantas seguimos amando. A Ella, ya Santa, y a cuantas por aquí abajo se santifican en el puchero y en la entrega y adornan estos paisajes abstractos pero bellos.
Lugares indescriptibles porque en algunos solo se ve mano natural y en otros mano del hombre pero todos son perennes y lindos y nos llegan con profundidad.

Paisajes de Algaida en tornasol de sombras
estériles de lajas,
amigo viejo, pozo de la bomba,
que a sedientos calmas.
Paisaje de fugaces galerías
de dique, de jarales y de aguas,
paisajes para andar en fantasía
a una mitad el cielo
a otra mitad el alma.
Oteros de paisajes, qué se daría
por una esquina solo del Barrio Málaga,
y qué por las personas,
por el recuerdo inmenso,
por la primera estampa
de un pueblo que se inventa
convivencia y canta
y renueva la armonía
de los senderos limpios
con estas nuevas caras.
Que a punta de caricias
a solo un palmo ansioso
de la emoción que embarga
desde el Alcornocoso
hasta Rondana,
que a solo un paso está
la fiebre que inunda en estos lares
de trazos de ganancias,
Cabezo Chirindón,
El Chorro, la fuente de la Pipa,
y Ovidio entre bemoles
de su prosaica banda,
un nudo de emociones
se corre por la boca
y anida la garganta
y un decir de fiesta
se tararea insomne
como la luz que inserta
un foco de esperanza.
Hay sueños que se evaden
y sueños que se enmarcan
habrá razones nuevas
para tratar mañana,
mas tiene precio el tiempo
en esta espera torpe
que se me antoja larga,
deberes de nacencia,
amores de terruño, de cortas,
de atisbos que se alcanzan
entre la soledad perdida
y la pasión ganada.
De Cerrejón que viene
a Barrio llano, en tunda,
en Barrio Centro aguarda
la hospitalaria forma
que de atender a todos
se entiende aquí,
en Perrunal, en La Zarza.

Es tarde noche nueva de asuntos que se inspiran
en las cosillas del alma
y está la luz subida
y a nervios huele
la escena, donde la reina atenta
consuela su mirada.
Es tarde noche negra
que, aunque los perros ladran,
la chispa del cohete
hace la noche blanca.
Es, la paz que se entretiene
un rato y se adormece
en una galería
hasta que llegue el alba.


El silencio, roto en mil pedazos, arrima alguna lágrima al rincón paciente de la madre, la niña ha subido en belleza y poesía, el mundo es de aquí, nada de alrededor importa más que la vida dentro. Tardenoche de presagios, de salud y de fragancias, de correteos y de prisas. Tardenoche de ti niña, de ti madre, de vosotras hoy cortejo de santidades y preocupación de espejos.
Alegrad, venced la comisura del miedo, atenazad nervios, que este sitial de privilegios es vuestro hasta un año completo; pero más ahora que hasta los aplausos y los besos y la notoriedad serán vuestros. Reina en metáfora el estigma de la mina, con la sublime delicadeza de los humildes, reina a quienes del barrio modelo te conocen, a quienes te saben regalo de juventud y a quienes en casa te animaron. Reina con consenso y voluntad.
Que tuya es la escuela que dejas, la enésima razón de la estirpe, la tuya, y la de tus compañeras de pedestal. Vuestra en fin es la sobrada composición de este ramo cobrizo que nos transporta al infinito.
Y esta tardenoche de ánimas será tránsito de recogidas, se guardarán las pócimas y los vestidos; mañana, órdago de zarceños por el doquier último, por glorias de una santa que de niña fue mejor que nadie y nosotros lo reconocemos. Un año más, a la procesión, a los actos, al rezo, a los encuentros y a pacer en amistad por el ámbito amado.
Horas de esenciales calibres de vanagloria, de componer atenciones y deshacer entuertos viejos. Hora de lamer la ternura colectiva, de creer más en los hombres, de recoger asuetos en letargos, de humear el postigo y sacar lumbre para dar calor. Hora de querencias, hora única de este filón de sentimientos.

Y para Ella, firme desde su fortaleza divina, esta oración a modo de súplica.

Madre, de estos pueblos,
Madre de la mina,
Madre sabedora de nuestros entresijos.
Tú que estás sobrada de tiempo
envía por aquí más dedicación y recorta el olvido.
Que nos vapulean y nos engañan,
que nos prometen y nos incumplen,
que nos meten miedo y nos traen miserias.
Tú puedes hacer causa de impulso,
empújales, oriéntales, mételes la imaginación en el cuerpo,
que nosotros somos mineros de siempre
y con seguir siéndolo nos conformamos.
Patrona buena, no sabemos si entiendes de reconversión
pero búscate por ahí algún ingeniero competente
y anímale para que invente lo que sea,
porque necesitamos seguir viviendo aquí,
de nuestras entrañas,
de nuestra pirita de siempre.
Madre, Santa Bárbara, ayúdanos,
Tú que nos entiendes y nos amas.
Anda, por Dios, ayúdanos.


Sigo siendo la voz de Tharsis que se arrimó a vosotros con respeto hace apenas unos minutos y que se valió de la libertad de ser minero para traer una reflexión de hombre a esta casa grande que con prisas me invitó y con afecto me acoge. Soy, además de la voz, el mensajero de hermano a hermano, que quiso unir los saludos de allá, meterlos en la taleguilla vieja y repartirlos aquí con agrado. De allá, entonces, saludos amistosos de quienes comparecieron por motivos de trabajo, de aquellos que se fueron a vivir, de quienes se conocieron y se casaron ( Gaspar y Loli) una de aquí otro de allá y que viven lejos pero piensan cerca. También saludos de los futbolistas de todos los tiempos que tantos partidos jugaron y que unas veces ganaron y otras perdieron. Saludos de economato a economato, de oficina a oficina, de taller a taller, de malacate a malacate, de tienda a tienda, de soldador a soldador, de alcalde a alcalde, de cabezo a cabezo y de todos los Juanes a todos los Juanes.
Saludos, amigos, para Ana y Sebastián que por aquí viven y por allá se les quiere. Y para cuantos seres que saben que nos conocemos comparten idiosincrasia y cariño.
Y para allá me llevaré una dosis más de zarceño, un conocimiento nuevo y los saludos vuestros para todos los de allá.
Que la sensibilidad sea siempre la nota que nos identifique, que perdure la convivencia, que los hados y los dioses sean cada vez más propicios y que la paz sea costumbre de a diario.
Dejo la voz, la palabra, el verso. Me llevo un cargamento de emociones, vuestra razón, miradas y mil complacencias.
Gracias por todo y buenas tardesnoches.





Ramón Llanes Domínguez. 3.12.99.