RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

viernes, 28 de diciembre de 2018

ALGO PARECIDO A LA ALEGRÍA


ALGO PARECIDO A LA ALEGRÍA

 

 

         Me contó la vida cuitas y versos. Designé para las cuitas un lugar reservado de mi armario íntimo, busqué para los versos un paso de peatones por el cual divagaran a diario los mendigos, los ácratas y los poetas. Al cabo del tiempo las cuitas, que fueron secretos poco importantes, se fueron a los olvidos, ni me atrevo a precisar cuáles de amor o cuántas de desengaños; la jerga fue similar en ambas confesiones. También con el tiempo los versos adquirieron fortaleza, se hicieron inmensamente comprometidos, se entendieron sus fondos, se captaron sus mensajes y alertaron convivencias y mundos.

         Aquellos muchos versos fueron, son, serán, parte del cuaderno donde un vagabundo guarda sus alegrías y a donde cualquier engreído de turno no osa escudriñar. En este silencio de capacidades, ya a las horas del sentido común que el atardecer le imprime a las cosas, no importa recordar los secretos que me dejara el destino, no perduran, desaparecieron, fueron acaso bolas de añil que azulaban en papel contínuo las páginas blancas; no cumplían, -lo siento- la consigna de admiración de mi íntimo vecindario de recuerdos.

         Desafectado del nudo que dejara cada calamidad en cada brizna de mi apego, la obra encontró cauce solo en la importancia de lo escrito. Los versos pueden ser tristezas inventadas pero inquietaron las conciencias y revolvieron las pócimas escondidas para la salud y la integridad primigenia del ser humano al que han representado por los siglos. En el cuaderno con rayas de alegrías existe un protocolo de ética jamás borrado, su búsqueda no será una sorpresa, su encuentro no será una utopía.

 

 

 

 
         RAMÓN LLANES

jueves, 27 de diciembre de 2018

LA CALLE


LA CALLE

 

 

            Una melodía especial tiene la calle, el sonido huele, el olor es música, el color se extiende a los pasos que damos, nos persigue, nos ilustra, nos embelesa; la calle posee ese encanto de libertad que no conceden las paredes ni las ventanas, la calle conduce a todos los caminos, está envuelta en tránsitos y calmas, se hace cada mañana, se respira sola, se amedrenta de los que la requieren sin respeto y se fuga del ámbito como una mariposa se esconde en su nada efímero. Consumir la calle es crecer en sensualidades, es aprender a estar despiertos el trecho largo de la convivencia, es pasear por los ojos de las gentes y entretenerse en la jerarquía de una ansiedad dispuesta al impulso o la espontaneidad; se fraguan en la calle los avisperos del negocio de entenderse y se enfunda cada cual su delirio por haberla pertenecido y haberla obtenido plena de sustancia en tan solo un reguero de andares por la placidez de estos ígneos columpios de estancia que son por extensión la grandeza de la calle.

            Acaso pueda ser el soplo necesario para constituir la inspiración o la armonía que se estaba buscando para no se sabe cuántos plenos de aciertos; a veces absorta, a veces pendiente, el vestido de la calle aparece como la sombra del paseante y está en la prisa y en la conversación, se desacelera o se hace bulla hasta obtener esa escondida verdad que quizá se deslice por los zapatos o las prendas y  advierta a todos del vicio de teatralidad que la define.

            Puestos a considerar el legado de tan versátil escenario, interesa pulirse en soportales, adoquines y losetas para acostumbrase a no disimular el desconocimiento de la calle como un parvulario que por primera vez la saborea. La calle tiene también sus códigos éticos creados en su aire, escritos en su compleja identidad y que a la vez sirven de soporte a la idiosincrasia de su ciudad o pueblo. La calle hace que los vocablos, los gestos, las formas e incluso los sentimientos de un núcleo concreto sean parecidos en gran parte de su contexto. Los seres que habitan la frecuencia de la calle se parecen en el habla y en las ilusiones, se corresponden en el trato y se estimulan por moldes similares. Acaso la calle sea exclusivamente la vida.

 

 
            Ramón Llanes.

sábado, 22 de diciembre de 2018

CAMINANDO CON DIOSES PEQUEÑOS


CAMINANDO CON DIOSES PEQUEÑOS

 

          Aunque no me asista la razón del fundamento religioso, he observado y comprobado con los cinco sentidos, que los dioses están compaginando respiración y vida con nosotros, en este trecho, en aquel pasado y estarán en el futuro, no me cabe la menor duda. Existe una legión, una maravillosa legión, de este tipo de seres -dioses pequeños, para no herir a quien dicen llamar todopoderoso y del cual sí caben dudas- que dan muestras de una entrega íntegra por los demás, esperando a cambio solo una sonrisa. Son los dioses de la solidaridad, del humanismo y de la ética; otros son los dioses científicos que nos estudian para mejorar nuestros sistemas; otros son los dioses de la honestidad, que trabajan toda la vida con una guía útil de consideración y respeto; y los dioses del arte y los de la verdad y los del amor. Una legión de dioses que caminan a nuestro lado protegiéndonos de los envites de la miseria, la mediocridad y la maledicencia.

         Estos dioses pequeños me merecen una admiración infinita. ¡Qué hallazgo!. Los encuentro en hospitales, oficinas, centros de organizaciones humanitarias, en cualquier lugar se asientan, colocados a jornada completa, acaso con miedo a no cobrar a fin de mes, de llegar al paro o de desanimarse en los intentos. Pero bregan hasta la extenuación y nunca desfallecen, porque son dioses de la constancia y el tesón, dioses puros, sin reminiscencias divinas.

         Para quienes nos movemos en la prisa, la protección es esencial. Nosotros no advertimos la adversidad ni oímos llegar la tormenta, estamos enfrascados en el cumplimiento del deber y desatendemos los flujos del horizonte. Merced a los dioses pequeños podemos crear, ordenar, cansarnos y resucitar en cada hora; podemos convalidar esperanzas y seguir inventando utopías, ellos se encargan del resto. A mis dioses pequeños de todos los días, mis cómplices de viaje, dedico con brindis de afecto, esta pública reflexión.

 

 

 
         RAMÓN LLANES. 

viernes, 21 de diciembre de 2018

A FAVOR DEL MUNDO


A FAVOR DEL MUNDO

 

 

            Decididamente las fórmulas del compromiso imponen y requieren mostrar el interés personal necesario para con el mundo, mojarse en las decisiones y pringarse de asuntos que le afecten, no dejarlo caminar solo, inventar intentonas constantes para su regeneración, su limpieza, su nuevo diseño o lo que sea. Si somos mundo, somos protagonistas de sus descuidos y de sus fracasos, somos una cualidad más de su hegemonía y el núcleo primordial con intelecto capaz de reavivarlo o hundirlo.

            Con esta pestilencia deforme y con tantos alegatos activos a las guerras, a las destrucciones, al fanatismo y al incordio, con un tapete azul atemorizado por el depredador hombre, con toda esta amalgama de gérmenes negativos que circundan el lugar donde vivo, con todo, me declaro a favor del mundo y defensor de sus bellezas y sus oníricas semblanzas. Este mundo está pleno de salud y capacitado para un futuro infinito, nada -excepto los humanos- le provocan atentados.- Apostar por mejorar el sitio supone un impulso en la autoestima de los habitantes; siempre y ahora mismo es el tiempo claro para restituir al planeta tierra las partes robadas o estranguladas desde los combates librados en su deshonor. El hombre que ejerciera de máquina destructora deberá ejercer de arquitecto para volver a decorar las luces al antojo del placer.

            Favorecer la vida, los juegos de la vida, la elocuencia de la vida; favorecer la sentimentalidad y los entendimientos; crear signos comunes para la complicidad de las especies, para que exista unión tácita en favor de los seres. Aún es el tiempo noble permitido para este ejercicio de responsabilidad y apego, aún no está del todo debilitada la conciencia y quedan resquicios de valentía para emprender las acciones que faciliten la creación de un ámbito perfecto que satisfaga a este gremio de desatentos con su mundo. Favorecer los vínculos entre todos para salvar la gran parte de vida que pende de este proyecto tan importante aún sin finalizar su ciclo. Decididamente a favor del mundo.

 

 
            Ramón Llanes.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

MUJERES


MUJERES

 

 

            Cada vez más oscurecida la conciencia de los violentos, parece; cada día se abre una tumba más, producto de incapacidades e intolerancias, parece; el mundo no aprendió los mensajes de la vida, los hombres maltratadores no aprendieron las consecuencias de la muerte, las mujeres siguen estando solas en la protección, parece. No han ocurrido venganzas para que aumente en cada minuto la hostigación y el miedo, las culpas no están repartidas y se centran en los mismos ejemplares, parece; el hombre pierde valentía por momentos, se ciñe el terror a una causa equivocada, las llamadas de atención son inocuas, parece.

            Hay un mundo por hacer, delante de los ojos se destrozan los amores a base de insultos insoportables y los caciques de la brutalidad pasean su inmunidad por las narices del universo sin esperar siquiera un reproche o una bofetada; es significativa la luz que descubre los golpes y los arañazos que la noche pone en el bello rostro de la mujer dormida. Nadie sabe hasta cuando la omisión de la sociedad por erradicar estas soledades, esta lacra extendida que destruye sueños sin importar; hasta cuándo la incivilización sostenida con sus moldes casi aceptados.

            Apenas un asomo de maldad debería aparecer el resorte social de condena, como un mecanismo automático que respondiera antes del primer guantazo para enmudecer el siguiente y nunca llegar al emblema del dolor. Existen medios para conmutar la crónica intranquilidad por certidumbres y calmas. O habrá que inventarse otra dinámica activista que incardine esta hiel maldita a momentos de felicidad. Quizá se atreva el hombre a luchar contra sí mismo en terrenos que nadie debe pisar y en respetos que otros no deben hundir.

            Esto es un almacén de convivencias necesarias donde a cada cual toca un día misión de ser bueno o mejor y donde ningún cada cual aprisionado por la diablura de la violencia contra otros seres tiene cabida para estar en los elegidos. Han de saber de la repulsa anterior y la inmediata y la posterior y tener firme conocimiento de convivir con seres iguales. Ay, si fuera posible fumigar diariamente el aire contra la insidia de los pensamientos!. Acaso ellas pudieran continuar soñando.

 

 

 
            Ramón Llanes.

DE LO TENIDO, DE LO DEBIDO


DE LO TENIDO, DE LO DEBIDO

 

 

         He de hacer el inventario general de vida, he de conocer los amigos que me quedan, los abrazos que debo; he de formatear la lista de los agobios, restaurar los sentimientos -que acaso se dolieron, que acaso se olvidaron-, conspirar en el papel contra todo aquello que desee sea causa de desprendimiento, he de valorar todo cuanto ha merecido formar parte de mi patrimonio y de hacer cuentas de todo aquello que aún falta por cumplir.

         Que de lo tenido no se llene el cuaderno de intereses y monedas, que de lo debido no sea grande la página; que de lo tenido sobresalgan los recuerdos, las pasiones, el entusiasmo, la verdad; que de lo debido estén también en el apunte las acciones en contra y una consigna para tener plena insatisfacción y dotación presupuestaria para el desagravio. Que de lo tenido se junten los nombres de quienes pusieron gotas de amor y a quienes tuviera afectados extensamente con la estima. Que de lo debido no vengan a cobrar su parte con la misión de diezmo intrépido y sí con la obligación de exigir.

         Que no haya de ser un pulso a la existencia con tal de saldar la cuenta de los desequilibrios, las locuras y las rebeldías; que no sumen más los éxitos que los fracasos, que se escriban en rojo las pérdidas de amistad, valores y pequeñas cosas; que no se haga imposible reconocer errores y figuren los nombres de los momentos de envidia, codicia y arrogancia, no para el castigo y sí para la corrección; que al tener se le otorgue la prueba de la entrega, que al deber se le note la dosis de tolerancia.

         Lo tenido fue causa de una constante premura por la complacencia, desde la constancia a la lucha, desde la realidad a lo imposible. Lo tenido no ha perdido vigencia, lo debido no es una asignatura pendiente. El libro quedará escrito, -no emborronado-, en el orden de los sueños, como un listín de memorias que convierta cada renglón en un emocionante canto a la vida.

 
         Ramón Llanes.

martes, 18 de diciembre de 2018

CUENTO NAVIDEÑO


CUENTO NAVIDEÑO

 

 

Al colocar los regalos en su árbol de Navidad, pensó Roberto que los niños de su guardería hacían lo mismo en ese mismo instante y con la rebeldía incipiente que le caracteriza se dirigió a la puerta de su casa, ya fuera, y trasladó allí todos los juguetes que sus padres ponían junto al árbol. Estos se enfadaron y volvieron a meterlos en casa. En un descuido, el niño Roberto, abrió la puerta y puso nuevamente los bultos envueltos en papeles de colores, en la puerta de su casa.

Ante la sorpresa de sus padres, con otro enfado, el niño hablando en su idioma de medio chapurreo, les dijo que quería darle sus regalos a otro niño que había corrido descalzo por la acera de enfrente.

Los padres le comentaron que aquí, en su ciudad, ya no existían niños descalzos.

 

 
Ramón Llanes.

ANDALUCÍA NUESTRA


ANDALUCÍA NUESTRA RESUMEN DE NAVIDAD Y VIDA

 

 Generalife de luna

testigo del amorío

con laúdes plateados

amores le canta al río.

 

Mirada de Córdoba

con ojos de baile

que mire la luna

los pies de la tarde.

 

Sevilla es vivir dispuesto

Sevilla es atesorar    

Sevilla es hacer un sueño

para volver a soñar.

 

 Málaga es acogedora

hospitalaria y cabal

elegante y soñadora

eterna y universal.

 

Jaén escribe los sueños                                

con letras de nieve y frío                            

Linares con el alfil                                      

y Cazorla con el río.

 

Del cordón umbilical

será vergel Almería

de esta razón especial

que se llama Andalucía.

 

Y Cádiz es mucho más

es campo y es cancionero

es espuma y es la mar

es el colmo de lo bueno.

 

Y Huelva huele a saber

a romance y a soñar

a flores en la pared

a capricho de la mar

a sonrisa y a querer.

 

Dejaré en Andalucía

mi camino y mi estación

cuatro maletas vacías

dos versos y una canción.

 

            Ramón Llanes.

NO ME GUSTA


 

NO ME GUSTA

 
 

No hay forma de tener la fiesta en paz,
no me dejan siquiera ni escribir,
las finanzas ni se olvidan de mí
ni me dejan en santa soledad.


No quiero que me vengan a buscar
y me cuenten el cuento de vivir.
Detesto que me traten de mentir
y disfracen con cuentos la verdad.
 

No busco una sonrisa si no es
un signo de ternura o de amor,
no tengo mucho tiempo que perder


ni espero que me canten la canción
que se canta en un atardecer
como despedida o como adiós.

 

 

 

 

 
R.Llanes.

viernes, 14 de diciembre de 2018

FANDANGO. CORTA DE SIERRA BULLONES.


RESPUESTAS


RESPUESTAS

 

 

         Ha venido el emisario a traer la encuesta, a preguntar por la vida, a ocuparse de nosotros, a llevarse una respuesta en el cuaderno para sus apuntes. Ha querido preguntar por el timbre roto, por la pared caída, por el silencio, y nadie ha consentido emitir una respuesta. Preguntó por las horas de descanso, por los hijos que están inscritos en el libro de familia, por la estufa apagada, por el tendedero, y callaron los asistentes como si se tratara de una trampa contra ellos. Quiso preguntar por el salario de cada mes, por la hipoteca vencida, por los papeles del coche, por la ansiedad de los niños, por el desorden en la casa, por la limpieza de los cristales, por la religión que profesan, por los ídolos que tienen, por los sueños despiertos de cada día, y no fue capaz de hacerlo. Preguntó por la trivialidad en forma de test: la dieta mediterránea, la marca del reloj, los años de la abuela, el número favorito, la hora del almuerzo, y cada cual respondió al intruso con las mismas premisas de la encuesta: que de dónde venía, que para quién, que por qué, que cuándo, que su nombre, que su cargo, que su filiación deportiva.

         El emisario era un hombre pequeño que nunca tuvo inquietudes ni aspiró a puesto de responsabilidad, hacía su trabajo, se montaba en su motocicleta, visitaba a su madre todos los días, llevaba afecto al hogar y se bebía de un sorbo la programación nocturna de la tele. No pensaba en ascender ni en tener más hijos ni en buscar una amante ni en escribir un poema, se limitaba a obedecer, sin preguntas y sin respuestas.

         Todos los osados sin respuestas se asoman antes a la argucia para comprender mejor por qué se les tiene en cuenta para conocerlos; todos saben que cuando les preguntan les ofenden, que si responden se desnudan, que si se callan aciertan. Hartos de estar hartos, de furias, de anuncios, de voces, de acosos, hartos de la cosa pública, del amén privado, de la asistencia y del recelo, hartos de sí mismos, los hombres sin respuestas son la asamblea tácita, la mayoría.

 

 
         Ramón Llanes

jueves, 13 de diciembre de 2018

PIENSA EN MI


PIENSA EN MI

Ya sabrás que hice lo pactado: aquel domingo pensé en ti; dejé el poco rencor, la lista de tus culpas, me olvidé de tus desplantes con arrogancia y fui al lugar elegido para elegirte. Éramos muchos, teníamos distinta condición humana, aspectos diversos y quizá agallas parecidas pero todos llevábamos idéntica carta de desencantos y sin embargo todos pensamos en ti y todos volvimos a confiar en ti, como lo mandan las leyes, incluso contradiciendo a la conciencia.

Con la garantía de mi confianza has llegado a cumplir el sueño de ser elegido y pronto ocuparás un sillón privilegiado en un lugar reservado para pocos porque a mi me dio la gana pensar en ti, porque tuve una inspiración o por simple intuición política, pero ahí estás, en lo más alto. Ahora te toca a ti cumplir lo pactado y lo pactado se resume en que cuando andes, sueñes, legisles, hables, subas, estés cansado, respires, sufras, manejes decisiones, pactes, duermas…piensa en mí.

 

                Ramón Llanes. 13 diciembre 2018.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

EXPRESIONES EMOCIONALES DE EL ANDÉVALO


EXPRESIONES EMOCIONALES DE EL ANDÉVALO


 

Por Ramón Llanes Domínguez

Escritor y Poeta.

 

 

         INTRODUCCIÓN

         Lo nuestro es la emoción, desde todos sus aspectos, desde un ámbito general a otro particular e íntimo, desde su sentimiento y desde el entusiasmo que marca por pertenecer genéticamente a un lugar único donde se identifican valores que son distintos a los de otros entornos o que se resuelven de forma más magnificada. Es la savia que nos viene dada, que traemos en origen y de la que difícilmente nos podremos desprender en el largo transcurso de la existencia.

         No es necesario estrenar tiempo para reconocer los registros emocionales que ofrece El Andévalo en casi todas sus expresiones; los tiempos son una circunstancia más para la sorpresa, siempre está patente la posibilidad como buen refugio para internarse en los sabores, los olores, los colores, la sensualidad y las devociones  que esta tierra aparentemente ocre pone a disposición de interpretaciones y vivencias de sus habitantes y de sus adeptos. Todo es posible en su belleza, cualquier escorrentía, ladera, solana, jipío, llanto o cualquier manifestación de folclore se identifica con un extenso y singular promontorio de causas para concluir en admiración.

         Su definición podría encerrarse en su versatilidad en la belleza y su capacidad de afectación. Es una tierra muy amada, muy perseguida para los tantos ratos de placer que contiene para el disfrute de la festera forma de sobrevivir en buena complicidad con las excelencias del ámbito. El Andévalo es un enorme cofre de tesoros y verdades guardados y de los que sus habitantes se encargan de custodiar con ahínco para librarlos de contaminación y legarlos con perfecta identidad y facultades a los herederos de tan rico caudal. Estar en El Andévalo constituye una delicia inaudita, andarlo supone un deleite, conocerlo es más que una obligación, convivirlo inyecta espiritualidad y amarlo es una máxima vital.

         He de referir, no obstante, en honor a nuestra verdad varios guiños que a modo de premisas han configurado esta comunicación que hoy expongo con el mayor respeto hacia todo lo dicho y hecho porque de ello es mi fuente. Convengo en advertir que soy escritor y no historiador y que desde esa perspectiva romántica y poética hago mis propuestas.

 

         Otro guiño lo advierto en cuanto a la toponimia de nuestro simbólico nombre ANDÉVALO; sé que es tema ya tratado en otras jornadas pero permítaseme indicar que me asiento en convicción en alguna de las teorías que mantienen como origen del nombre al dios Endovélico o Ande-Baal, quizá emblemas devocionales en épocas remotas que nuestros muy lejanos antepasados tuvieron como referencia tal como para que se pusiera el nombre de Andévalo a un cabezo situado entre Cabezas Rubias y El Cerro y donde se encontraron vestigios de civilizaciones anteriores. Quede ahí.

         El tercer guiño reflexivo que propongo, -quizá para ampliación en un estudio posterior o para nuevos debates- se centra en la configuración actual de la Comarca El Andévalo, después de haber sido modificada en 2003 por un decreto de Presidencia de la Junta de Andalucía y que dividió a nuestra comarca en dos comarcas, El Andévalo y la Cuenca Minera. La primigenia razón tiene antecedentes ancestrales remontándose al siglo XVIII pero con una acentuada prominencia de criterios aún más antiguos, aunque en verdad existen referencias desde 1257 pero con menor número de pueblos los que constituían El Campo de Andévalo. Los pueblos que formaban El Andévalo en aquella histórica definición eran: Alosno, El Almendro, Cabezas Rubias, Calañas, El Cerro de Andévalo, Paymogo, Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre, Sanlúcar de Guadiana, Santa Bárbara de Casa, Villanueva de las Cruces, Villanueva de los Castillejos, Valverde del Camino, El Campillo, Berrocal, Nerva, Riotinto, La Granada, El Granado, Villablanca, Zalamea, San Silvestre de Guzmán,  y las entidades menores La Zarza-Perrunal, San Telmo, Valdelamusa, El Lomero, Cueva de la Mora, Tharsis, Las Herrerías, Mina de la Isabel, Puerto de la Laja, La Joya, El Pozuelo, El Villar, Montesorromero, El Buitrón, Marigenta, El Membrillo, Las Delgadas, Sotiel y  Montes de San Benito. La composición actual crea una nueva Comarca llamada Cuenca Minera –cuando en realidad todo el Andévalo es cuenca minera- e incluye a todos los pueblos desde Valverde hacia el norte. Las comarcas se constituyeron teniendo en cuenta aspectos de similitud como orografía, medios de vida, identidad económica, idiosincrasia, etc, considerando que estas formas no han cambiado y por tanto en nada fue procedente cambiar sus correspondientes componentes. Pero es asunto de otro estudio.

         Liberado ya de estas consideraciones previas me someto en cuerpo y alma a componer mi canto general sobre LA EMOCIÓN en El Andévalo. Algunos historiadores como el Dr. Francisco Núñez Roldán y otros al referirse a El Andévalo siempre recogen aquella leyenda de que fue el dios cansado por la creación del bello mundo de playas y costa quien al llegar a San Bartolomé –dicen unos- o a La Palma –dicen otros- ordenó al diablo que continuara en su creación y éste creó la tierra a su semejanza con pedregales, baldíos y tierra infecunda. Se trata de una leyenda que puede no tener más interpretación que la de la curiosidad o puede servir para entenderla adecuadamente. No sabemos si fue el diablo quien no atinara lo suficiente o arrepentido de su maldad quisiera concederle algún don a la tierra y la dotara de un subsuelo pleno de riquezas minerales, amén de otras exquisiteces que la han sustentado en el tiempo y forman parte de su mejor identidad.

         Estamos en la certeza de que el ser humano andevaleño no es muy distinto en su caracterización humana del ser humano de las otras comarcas de Huelva pero sí presta una atención distinta a los símbolos que ha querido que fueran sus emociones. Existe una adscripción necesaria de la emoción a la devoción, principalmente religiosa, pero también lúdica y festera que en ocasiones se mezclan y se convierten en componentes a tener en cuenta. A nuestro entender las facciones que muestra un andevaleño para determinar su emoción se expresan en los siguientes sentimientos:

A.-Devoción y emoción.

B.-Apego al arraigo.

C.-La influencia del fandango, la guitarra y la juerga.

D.-La emoción del paisaje.

E.-La emoción a través de folclore y gastronomía.

F.-La emoción desde el intimismo romántico.

G.-Influencia emocional del ámbito.

H.-Gestión emocional de la muerte.

 

        

 

Estos rasgos identitarios no se dan en los miembros de otras comunidades o al menos no se dan en forma conjunta. Con independencia del mucho honor que para los andevaleños suponga  la pertenencia genética a su ámbito –es una cualidad muy asentada y acentuada en todos los núcleos- cada cual de los próceres parece mantener en su sello original la misión de una defensa arcaica por su territorio, su costumbre y su carácter. Existe un corte emocional muy parecido entre un andevaleño de Paymogo y un andevaleño de Alosno o entre uno de Las Cruces y uno de Tharsis. Los parecidos son gérmenes naturales pero también son aprendizajes e intercambios conseguidos a través de convivencias habituales que tan frecuentes son en nuestra especial geografía. Cuando comienzan los primeros toques de tamboril anunciando las Pascuas de Castillejos y El Almendro todo El Andévalo se viste psicológicamente de cirocho y piedralbero, es la costumbre de compartir con los pueblos vecinos sus emociones. Por la Santa Cruz de Las Cruces acudimos a su Romería todos o casi todos y estamos en San Bartolomé haciendo fiesta de amistad y nos hacemos los tramos de la Traída y la Llevada de la Virgen de Coronada en Calañas y compartimos Romería con Tharsis y nos subimos al Peñón por la Peña de Puebla de Guzmán y cantamos fandangos en las calles de Alosno a primeros de mayo en su fiesta de la Cruz y nos admiramos juntos con las expresiones estéticas de las jamugueras en San Benito y estamos en La Zarza con la Patrona Santa Bárbara y en Riotinto con La esquila y en Zalamea con su Patrón San Vicente, en Nerva con su feria de San Bartolomé, en Valverde con los actos en honor a la Virgen del Reposo y en Villablanca con su importante Festival de Danza y en Sanlúcar de Guadiana para disfrutar de la belleza de su entorno, de su Romería de La Santa Cruz y en El Granado cuando es tiempo de Santa Catalina y en San Silvestre haciendo piña en torno a su Romería de la Virgen del Rosario y a sus cosas,  en Paymogo por la inolvidable Santa Cruz en tiempos de mayo y en Santa Bárbara con San Sebastián, en El Campillo en sus fiestas de verano o en su Romería de la Santa Cruz y compartimos devoción con Cabezas Rubias en su Romería a San Sebastián y con Berrocal un poco más lejano, con Los Sachos y con sus Cruces de Mayo y así hacemos un viaje emocional en la búsqueda por la comparecencia y el disfrute. No olvidemos que somos seres más colectivos que individuales.

 

 

A.- DEVOCIÓN Y EMOCIÓN.-

 

Es indudable que en esa colectividad prestamos un especial apasionamiento por las manifestaciones religiosas que componen la geografía de nuestros credos, el estímulo devocional  nos hace enfrascarnos de manera febril en cada rito. Nos embarga la emoción en los salmos, en las tonás romeras, en la liturgia de la preparación del caballo, en la danza que adorna desde mucho tiempo las procesiones, nos llegan a emocionar los cantes que sirven de causa en las celebraciones de las fiestas de la Cruz en todas sus extensiones, somos carne de emoción cuando suena La Esquila por las calles de Riotinto, adoramos las lágrimas que se resbalan por San Juan en Alosno, celebramos con inusitada emoción el baile del Pino o Pirulito, gustamos de calentarnos los recuerdos en las Jachas del ocho de diciembre, conocemos desde la devoción el valor de la piedad, del perdón, del sentimiento del abrazo. Emocionante es el toque pausado de un tamboril en una tarde primaveral, emocionante escuchar la música que en la Diana llama a celebrar el patronazgo, son emocionantes los efluvios en la piel cuando se subasta un banco procesional en Las Cruces, cuando se hace el camino de ida hacia el lugar de la ermita, cuando se grita con alegría a la Madre protectora que viene y va de Sotiel a Calañas, cuando en Berrocal se mitifica el valor de las mulas por la Cruz; es emoción la entrega de la Mayordomía a todos los actos en El Cerro, emociona su día de lucimiento, emociona la convivencia de una procesión a Santa Bárbara en La Zarza-Perrunal, en Santa Bárbara de Casa, en Tharsis, en Herrerías, en San Telmo y en todas las minas, emocionan las salvas de escopeta que los mineros ofrecen en señal de devoción a su patrona; es emocionante comprender la Danza de Los Palos con todos sus ancestrales modos y vivir una noche de Pregón en El Granado, emoción compaginar en Zalamea días de fervor y de asueto, llegar a la altura humana de lo más divino en todas las maneras supone para los seres que sostenemos esta espléndida alegoría de la felicidad una dotación de excelencia en el difícil arte de existir. En la devoción se encarnan gran parte de las emociones.

 

B.- APEGO AL  ARRAIGO.-

 

Somos emoción, le tenemos un amor incondicional al terruño –entendido este como el conjunto de sentimientos que lo circundan- y no somos capaces de ausentarnos de sus lados más que lo mínimo. Adoramos la calleja, el olor a humo de pueblo, el ruido del bar de la plaza, la sabiduría del labriego y la rebeldía del minero, somos de partículas de cada uno de los miembros de nuestra comunidad, somos seres creados de otros seres incluso ajenos a los lazos genéticos, pertenecemos a la tierra como fin y nuestra filosofía de vida es comunitaria, no individual, comunitaria y con afectaciones importantes de géneros. Esta no es una cualidad que se presente con frecuencia en otros pueblos. Nuestras tierras son nuestras esperanzas, nuestros vecinos son nuestros aliados, nuestro carácter es nuestro patrimonio y nuestra similitud vital es nuestro premio espiritual. El andevaleño quiere ser como son los suyos, andar como andan lo suyos, mirar como miran los suyos, reír como ellos ríen y llorar con ellos cuando haga falta.

El andevaleño no negocia con su origen ni admite imposiciones que le limiten su tiempo para estar en su pueblo; para los que viven en él les supone un gran trago moverse (alguien de El Cerro me contó en una ocasión que llevaba más de 5 años sin ir a Huelva, a pesar de ser joven) y para los que viven fuera son siempre deseosos con ansiedad de buscar huecos que le permitan pasar el máximo tiempo en sus lares. Es la grandeza del arraigo, como si el andevaleño se considerara protector de lo suyo y le fuera imprescindible su aire o como si se sintiera un poco responsable de su evolución y quisiera participar en ella de manera activa o solo con su presencia. Pero en realidad el andevaleño no es que sea parte del territorio, es territorio puro en su amplio contexto de paisaje, costumbre, ambición, miedo, alegría, vida en definitiva. Resumo esta afectación andevaleña con este manifiesto:

 

SECRETOS.

 

         A estas alturas, ya ves; a tanto tiempo de aquel resultado primero del encuentro feliz; más joven yo, tú madura, los dos tiernos como flanes, nerviosos y cárdenos; los dos enjaulados en un enamoramiento de románticos, tú agotada de la pasión mía que ha durado tanto como la vida, yo pendiente del calor, de tus estrenos, de tus venas frías, de tus manos; y ha de ser a estas alturas de la senectud de ambos cuando me arrime a contarte solo un secreto que son todos los míos de la existencia.

         ¡Y es que te tuve tanto en sueños, tanto en memorias vivas, tanto en ilusiones y tantas veces..! Hasta en la felicidad tardía y hasta en las hogueras de impaciencias, siempre te tuve. Ajena, lo sé, a mis estados de ánimo, he contado los años por minutos para llegar a hoy que me plazco en anunciarte, en este recodo de cielo, todos los compromisos rotos por tu culpa, las fuerzas perdidas, los viajes no realizados a otra parte y sí a tu infinito, las caricias no ganadas. Estabas en otra luna cuando era llena para mí, que de tus rasgos de hembra me quedarán polvos o cienos según la misión o la época.

         Creí haber nacido contigo y para tí y eras como de todos, como el pasamanos o el aire; eras de los de principio de siglo, de los del sorteo y de los muertos. Hoy son las cosas igual, no ha volado el tiempo tanto como mi deseo. De nada advertirán golpes de pecho de dolor o pecado, de mucho por consagrarme al hito de lograrte. Hoy no es tarde para recurrir a la memoria y traerte los secretos de mi miedo. Solo que hayas sido promiscua en la corta distancia de mi vida, me ruborizará. Sabrás que por tí son los únicos ojos nunca despegados, los pies acariciándote en las glosas y en los arrabales, con el tacto acudiendo a tu profundidad; en los oteros concubina mía, en la solana más consejera, más amada en el paisaje, más reina en el pozo.

         Ahora que solo tú me oyes al compás de un latido, prefiero reclinarme en el cansancio y por el deber de la secretería acogerme a tí, pronunciar tu nombre, ser de la carne y del espacio, hacer bulto en la fila, y con mi bajo grave de coro, a tí que me oyes referirte todo mi amor desde mi primer beso, amada y querida tierra.

C.- LA INFLUENCIA DEL FANDANGO, LA GUITARRA Y LA JUERGA.

No puede entenderse un Andévalo sin cante. El cante es la expresión que ha consolidado a la tierra con una fortaleza gratamente sutil hasta convertirse en una de sus referencias definitivas, desde tiempos antiguos. No precisamente se han dado estrellas gloriosas de esta disciplina porque ha sido el pueblo quien ha ido marcando las pautas de la interpretación. El fandango es el cante propio, aquí, en estos pagos, está la madre y aquí nacieron los estilos y los prohombres y mujeres que le han dado realce. El fandango prestigia indudablemente a esta comarca y también el fandango sale prestigiado por la genialidad interpretativa del pueblo. Raro será quien no se atreva a canturrear un fandango. He visto  muchas veces hombres dormíos en la mesa en días de juergas, bastante borrachos y despertar al sonido de una guitarra lanzando al aire un fandango perfectamente entonado, eso es Andévalo, ese es el misterio que aquí vive y que nadie ha sabido explicar. Un aficionado cualquiera de aquí sabe entonar un fandango mejor que el más genuino de los cantaores profesionales, nadie de fuera es capaz de captar el “dejillo” andevaleño. Alosno es un arsenal de sabiduría interpretativa y creacional, Paymogo le pone al fandango una manera diferente y preciosista, La Puebla tiene fandango en cada taberna, Castillejos también supo beber de la fuente madre y ha tenido siempre intérpretes de postín, Villablanca y San Silvestre se prodigan con bastante honor, El Granado y Sanlúcar materializan su expresión en muchos ratos de fiesta, San Bartolomé le cuida, Valverde le concede una melodía distinta y se engrandece, Calañas le pone un toque musical sacado del tiempo, Riotinto, Nerva, El Campillo y Berrocal le dan un uso menor pero le arriscan las entrañas, Santa Bárbara se atreve a crearlo, Cabezas Rubias le pone espuelas y lo canta desde arriba, Tharsis y La Zarza lo administraron desde lo más jondo, Las Cruces le pone su dulzura, en Sotiel se canta con Coronada, Herrerías mantiene su culto. El Andévalo y el fandango son memorias juntas, inseparables.

La guitarra, no como simple instrumento de acompañamiento del cante sino como elemento que siempre ha provocado un encuentro, una reunión, una convivencia. No se concibe en El Andévalo un rato sin sonanta, siempre aparece, siempre alegra, siempre impone el deber del silencio. La admiración de todas las generaciones por nuestra singular “cavaera” sigue viva en permanencia constante y en evolución emocional. Alosno suele celebrar en verano un encuentro de guitarras que recorren las calles tocando fandangos y sevillanas bíblicas y se reúnen más de cien cada año. Es increíble vivir esos momentos de predominio y protagonismo de la guitarra como un credo, como un elemento sentimental que abre puertas, anima juergas y arregla malentendidos.

Para hablar de la juerga en El Andévalo se precisaría un tratado de sociología, un tiempo largo para exponerlo y un conocimiento vivencial imprescindible. Por aquí no se concibe una juerga solo para beber y comer, eso no es juerga, el aliciente más importante de la juerga es el cante y el cante no se concibe sin guitarra, por aquí, digo, que por otros mundos se ven muchas cosas raras. La juerga tiene mucho de emoción. Se dan en ella una retahíla de valores que la hacen social, humana, filosófica, gremial, necesaria, culta, etc, y se advierten en ella motivos para la convivencia, para hacer nuevas amistades y reforzar las existentes, es un foro ideal en el cuidado del cante y de su aprendizaje, motiva el estímulo en los más tímidos, surgen amores, sentimientos, desengaños, y sobre todo siempre aparecen por una causa afectiva, alegre o festera. Al estar asentada en un origen positivo y entusiasta se presumen desarrollos amables y resultados inolvidables. No habrá ser humano andevaleño sin haber probado a trago largo la excelencia de una juerga y no habrá quien habiéndola probado la haya olvidado. Una juerga nunca pasa a la parte olvidada del cerebro, se mantiene viva como la necesidad de volver a vivirla. El Andévalo, bien lo sabéis, es proclive en organizar juergas y en hacer de ellas una simbología humana que produce no pocas situaciones emocionales que, como dijimos, se quedan valientes e intactas en el recuerdo. Ah, y nadie se despide si tiene que marcharse antes de tiempo, es la costumbre.

 

 

 

D.- LA EMOCIÓN DEL PAISAJE.

 

El paisaje de El Andévalo es versátil y diverso, se compone de serenidad y de prominencias, es fácil y abrupto, pedregoso y llano, limpio y complicado; es un paisaje muy original en la estética, que igual se encuentra un socavón que una solana, un barranco que unas greñas, baja y sube a su propio capricho y prescinde de la disciplina de la igualdad, en cada legua se transforma, en cada cabezo inhóspito tiene un secreto y en cada fondo un tesoro. El paisaje es también patrimonio de la emoción. A nadie que se atreva a contemplarlo le resultará indiferente porque es un todo en colores y en semblanzas, de perfecta consideración para quienes son admiradores de extravagancias y jonduras o de peñascos y laderas, un todo universal que compendia la libertad de flora y fauna a un antojo ordenado. El Andévalo tiene una tonalidad multicolor.

Sin embargo el paisaje no solo es fructífero para la contemplación poética, que de tiempos inmemoriales ha sustentado con dignidad las despensas humanas de cada cual individuo que lo habitó. Los núcleos actuales no han quedado desnaturalizados por la escasez de medios de vida, han permanecido casi inalterados en convulsión y evolución. Ciertamente ha existido un nivel de despoblación en algunos de los pueblos pero ha sido más bien como consecuencia de la inercia laboral, las modas migratorias o las cercanías de ciudades que pusieron su atractivo. También el ser humano ambiciona por naturaleza contemplar otros horizontes e iniciar otras singladuras.

Siempre en la vuelta a casa el primer paisaje te hace saltar el corazón, ¡mi tierra!, dice para adentro la emoción; luego, al llegar, el alma coge un tono sublime, la piel se empina, el sentimiento se salta las normas y un atisbo de lágrima aparece en la comisura de la vida. Así es, el paisaje de El Andévalo tiene una influencia importante en cada uno de sus habitantes. No ocurre igual en otras comunidades.

 

 

 

E.- LA EMOCIÓN A TRAVÉS DE FOLCLORE Y GASTRONOMÍA.

 

El fandango como principal insignia, las tonás de quintos, la esquila, las tonás festeras y los cantos devocionales de La Peña, las tonás de San Benito, las tonás de Piedras Albas, las coplas del pino, las coplas de Pascuas y Sandalio, las seguidillas bíblicas, las coplas navideñas, las coplas de los campanilleros, los cantes de trilla, las tonás del santo, los cantes de las jachas, los cantos del camino, las coplas a la Virgen, las coplas de la rama.

La danza de las espadas, Los cascabeleros, La folía, El Poleo, El baile del Pino, el baile del Sandalio, El cirocho, La Danza de Los Palos, Danza de Los Garrotes, Danza de la Virgen de la Rábida, Danza de San Antonio, El Fandango Parao.

La riqueza de la vestimenta: Las Jamugueras, Los Gabachos y Gabachas, El traje de Jueves de Comadre, El Traje de Cirocho, Traje de Los Danzaores o Lanzaores, El Traje de minera, El Traje de campesina.

Siendo imposible hacer un relato exhaustivo de todos los platos típicos que componen la gastronomía de El Andévalo nos limitaremos a apuntar algunos que pueden ser considerados como los más actuales o en uso: Caldereta de chivo, caldereta de cordero, Gurumelos revueltos o a la plancha, Turmas con arroz, Picadillo de culantro, Gazpacho con uvas, Gazpacho con Huevos, Gazpacho con conejo, Ensalada cerreña o ensalada de orégano, Potaje de matanza, Cachuelas, Asaduras aliñadas, Sangre con tomate, Lengua estofada, La exquisita pringá (que en Las Cruces se llama “el tumbo”), La olla de coles, El mítico puchero con sus avíos, Las diversas formas de cocinar la carne de caza, Guiso de carne con papas, Las papas aliñás,  tortilla de bacalao, El revoltillo, Las Habas enzapatá, Pimiento encurtío, Aceitunas majás, Toda la gama de embutidos, el preciado jamón de El Andévalo, Las migas, y un larguísimo etcétera.

Cuidan también nuestras emociones los riquísimos manjares de nuestra diversa repostería: Borrachos, Pestiños, Rosas de miel, Bolachas, Tejillos o Alfajores, Cagajones de puño, Gañotes, Tortas de pringue con o sin chicharrones, Los bollos de manteca, Dulce de membrillo artesanal, Dulce de toronja, Dulce de cidra o dulce de hilillo, Dulce de calabaza, Coscarán, Rosco de anís, Sesita (exclusivo de Calañas), La Poleá, La meloja y muchos, muchos más.

Conocida también la elaboración de los distintos tipos de Aguardientes y licores en Zalamea, Alosno, La Puebla, Valverde, etc.

Son elementos culinarios que determinan nuestra forma de vida, nuestra capacidad de creación y evidencian las similitudes en el carácter entre los habitantes de El Andévalo.

 

F.- LA EMOCIÓN DESDE EL INTIMISMO ROMÁNTICO.

Observado el andevaleño desde sus distintas perspectivas necesarias para ofrecer una definición nos atrevemos a considerarlo como un sujeto especialmente romántico. Por qué?. Porque le canta a la vida, porque degusta la vida, porque ama la vida. Y dentro de ella siempre responde con elementos singulares en el uso de sus expresiones: el cante, la poesía que el propio cante lleva, su gusto por la belleza, notablemente manifestado en la utilización de su vestimenta de gala colectiva, el culto por la estética del caballo que se ha convertido en una de las importantes emociones que destacan en esta tierra, la adoración por la guitarra, el saber escucharla, el saber entenderla, el darle protagonismo a su música, la enorme, cuidada y extensa aportación andevaleña a la poesía, a la pintura, a los efluvios que emanan de estas disciplinas, como coplas, tonás, cantes de pique en carnavales, todas las razones que se conservan intactas en las costumbres del respeto al mantenimiento de las tradiciones de sus ritos en fiestas. Todo eso es el romanticismo que en la intimidad de una ternura espiritual se magnifica poniendo al servicio de la vida una manera romántica de amar a esposa, padres, amigos, tierra. Es incalculable el valor que en el plano romántico tiene El Andévalo, es incalculable, podemos exponer mil detalles, el primero es la conspiración colectiva por lo nuestro, el segundo surge del momento en que te llega al estómago esa sensación de cosquilleo cuando viniendo de fuera observas el paisaje y se te pone el alma en vilo, pareciéndote  que llegas al paraíso. Ese es el romanticismo que nos produce infinitas emociones, algunas  imposibles de narrar pero todas de una vigencia indeleble. Quien lo haya comprobado que se mire y lo traiga a su memoria, será feliz.

 

G.- INFLUENCIA EMOCIONAL DEL ÁMBITO.

En todo lo tratado hasta ahora aparece el ámbito como centro de ubicación de cuantos pulsos emocionales configuran este núcleo llamado Andévalo pero nos parece interesante mostrar aquellas otras fibras que se surten de emociones en el contexto que hoy nos sirve de estudio y exposición. Partes que no podemos olvidar y que son obligatorias si queremos proponer desde la visión poética y social aquello que tiene genialidad, arrogancia y vitalidad como para merecer mención.

El humor. En estos rasgos ya consolidados en todo el engranaje de la historia la manera peculiar de entender el humor y de llevarlo a la práctica tiene la propia similitud con otras comunidades en algunos de ellos y se diferencia en otras. Incluso destacaría que cada pueblo posee una jerga propia y un sentido original. El humor transmite emociones, el rato de humor surge de la convivencia, no es preciso llamarlo o invocarlo, se pasea con gracia por todos los momentos y forma parte de las pautas de la felicidad como elemento idóneo de entendimiento y de conjugación de amistades y formación de grupos. El sentido del humor es consustancial con la vida aquí. Es genético, está muy repartido y convulsiona a la emotividad en ratos compartidos. No es solo necesario, es imprescindible. A veces solo con muecas, miradas y gestos el andevaleño se entiende a través del sentido del humor.

La hospitalidad. No podría retratarse El Andévalo sin tener en cuenta el sentimiento de la hospitalidad. Decimos sentimiento sin querer darle un rango mayor, lo consideramos sentimiento porque en él van implícitos detalles, indicios, posiciones e interrelaciones. La hospitalidad es cuidada en cada rincón, desde Los Montes a Riotinto o desde San Telmo a Villablanca, todos los humanos afectados por la genética del ámbito presumen de poner en práctica a diario este sentimiento hospitalario que hace que se muestren capacidades y cualidades como seres acogedores, amables, cooperativos, convivenciales, y sobre todo seres a quienes gusta de compartir con los demás las veleidades de tierra, casa, costumbres, fiestas y vida. No existe costumbre de guardar el abrazo sino de ofrecerlo, los modos más frecuentes se significan en poder y saber enseñar ese tesoro que cada pueblo guarda con esmero y que se enorgullece de tenerlo. La hospitalidad andevaleña está subrayada en su patrimonio espiritual.

La amistad. Departir con un amigo cualquier evento, lúdico o religioso, un rato de conversación, una tarde en el campo, una procesión o un rato de cante, supone uno de los más usuales y grandes placeres de la vida útil y cotidiana de El Andévalo. Parece un solo pueblo cuando de estar en uno de ellos se trata, siempre aparece el amigo de allá que viene a seguir gozando a sorbo largo las excelencias de la amistad. Tanto la mujer como el hombre se precian de conservar ese sentimiento con el mismo valor de siempre. En las fiestas nos visitamos, compartimos belleza y admiración, ponemos sentimientos a la risa y a las palabras, nos alegramos de la alegría de los otros, nos queremos, aunque pertenezcamos a lugares distintos. Si no hubiera amistad entre los pueblos nada se hubiera fortalecido igual. Es una de las claves para la evolución de estos pueblos no precisamente dotados de excesos de riqueza económica sobre todo en los tiempos actuales. La amistad también configura nuestra emoción.

La actividad. El Andévalo, quizá como el resto de las comunidades, se ha surtido para la formación de su carácter de sus principales actividades económicas de agricultura, ganadería, servicios y minería. Todas ellas constan como históricas en la zona; desde que se tienen datos estadísticos están confirmadas estas y han contribuido de manera determinante en los comportamientos de sus pobladores.

A excepción de los núcleos mineros –que tienen una afiliación censal más reciente-, los demás están cargados de siglos y derivaron en sus modos de expresión emocional tal como el ajetreo de vida les fue llevando. La actividad minera, que irrumpió como una tormenta en los lares andevaleños, propició una especie de éxodo hacia las minas hasta que se asentaron en aluviones por cada una de las tierras que comenzaban su explotación. Las  minas eran un atractivo y tuvo un claro efecto llamada al calor del progreso seductor; con las minas se inicia un proceso de industrialización que hace mover a las personas de un lugar para otro con muchos sueños por delante. Se forman los nuevos pueblos con advenedizos de todas las tierras y el tiempo hizo el resto. La visión actual presenta, como ya dijimos, un perfil de persona adscrita al ámbito tomado como suyo, hecho con artesanía humana por cada una de las familias que fueron los primeros asentadores significando ello que tuvieran una necesidad más predominante de arraigo y querencia con la prometida tierra a la que habían llegado quizá por inercia o quizá por imperiosa necesidad. Pero no solo se llenaron de habitantes los poblados mineros, los pueblos cercanos también sufrieron importantes incrementos en sus poblaciones con gentes venidas de Portugal, Extremadura y de otras provincias andaluzas.

Al mismo tiempo que se fueron haciendo los poblados se fue formando el carácter hasta configurarse como ahora podemos identificarlo y definirlo. Nosotros, los observadores de estas fluctuaciones, admitimos que “la forma de ser” parte de una mezcla del sentido antiguo con la fórmula de la nueva caracterización que conforma la nítida idiosincrasia actual, con todas sus connotaciones de sensibilidad, sentimentalidad, arraigo, creencias, pasión, etc.

 

H.- GESTIÓN EMOCIONAL DE LA MUERTE.-

Aquello luctuoso y todo lo relacionado con la muerte es de trato curioso en las laderas pedregosas de El Andévalo, presenta situaciones muy arraigadas y tienen una carga emocional indescriptible que suele manifestarse con sentimientos de dolor compartido. En todo acontecimiento doloroso aparece un sentimiento de solidaridad que se extiende tanto a lo individual como a lo colectivo. Siguiendo aquella regla de “la alegría compartida aumenta y el dolor compartido disminuye” se monta por costumbre un muy apreciable compendio de gestos que hacen del hecho una situación para que la emoción esté presente en su tratado más triste. La noticia de una muerte corre de boca en boca, las campanas anuncian, de repente se llena el pueblo de dolor, se acumula el vecindario en la casa doliente, se permanece en ella, se acompaña al lugar designado, se hace el duelo todo lo largo que requieran las circunstancias, se llora con la familia, se intensifica el luto a modo de muestras de cariño, la llevada del féretro hasta la iglesia, el traslado multitudinario al cementerio y la vuelta a casa con la familia. Ese día alguna vecina ha preparado almuerzo o cena para los familiares.

Son ritos donde se transmiten sentimientos de dolor, de angustia, de compañerismo, de afecto, de entrega, de ayuda; ritos extensos donde nadie acude con prisa. Es el pueblo entero quien cubre la misión de gestionar con dignidad y emoción la muerte de una persona que, más conocida o menos conocida, con más o menos trato de amistad, responde a la llamada siempre extemporánea de la muerte.

 

CONCLUSIONES.-

Desde la óptica tratada con esa perspectiva más poética que antropológica referimos y asentamos a modo de conclusión que este lugar pequeño en el mundo llamado Andévalo contiene una multitud de elementos productores de emociones que a la vez le configuran con esa versatilidad y distinción que hemos expuesto. Apuntamos que El Andévalo es una emoción o son a la vez un millón de emociones juntas.

Y aprovechando que estamos en Paymogo donde tanta raigambre tiene el fandango y donde tan sublime es el valor por la tierra con ese privilegio de ser emblema de interpretación y de creación, aprovechando de la excelencia de las personas que cuidan y enriquecen este ámbito, me permito traer, para terminar, unas dosis de poética autóctona, también motivo de significantes emociones. Recitaré retazos de poesías de algunos poetas de Paymogo que extraigo de una Antología que personalmente dirigí titulada HUELVA ES VERSO, editada por Editorial NIEBLA en 2017.

De Manuel María de Soto Vázquez, fallecido en 1917

 

PANORAMAS

            Allá hacia el Norte, como atalayas gigantescas, desvanecidas sus figuras por las brumas de la tarde, taladran el espacio los escorzos grises del Morante, de la Peña, del Andévalo, las Sierras de Tharsis, los Silos de Calañas, de cúpricas entrañas y duros lomos. Más lejos aún, como bocetos esfumados sobre el añil de un cielo crepuscular, los prietos crestones de la Sierra de Santa Bárbara y Ficalho, entre cuyas rápidas vertientes se desliza impetuoso el Chanza, de quebrado curso, separando dos pueblos hermanos, fertilizando con sus turbias aguas la discordia secular que allá en la noche de los tiempos tuvieran los hijos de los reyes, legando como herencia a entrambos pueblos sus odios fratricidas y malditos.

            De José María de Soto Morón, fallecido en 1992.

                                                 

EL ÚLTIMO CORTEJO (Extracto)

Quiero entrar en Alosno por la calle Real

entristecida, al paso del cortejo de lo que fue mi rango

que llevó en sus entrañas el noble y el leal

amor ferviente y recio, al singular fandango.

El eco fuerte y puro de “TORONJO” me servirá de cántico,

el recuerdo del “PINCHE” de solaz y ambrosía

y todo vibrará copando el ámbito...

con la pureza blanca del arte de “Juan Díaz”.

De allí, de nuevo, a los caminos duros,

a las jaras, tomillos y a las breñas

que quiero hacer mi posa de extramuros

suplicando a los pies de la Virgen de la Peña.

Y al final, que mi alma desde el Cielo

vea reposar mis restos, en feliz desahogo

con mis padres y abuelos...

en mi pueblo natal: ¡mi querido Paymogo!.

 

 

De José Santos Soto, fallecido en 2016.

 

ROMANCE DEL CONTRABANDO (Extracto)

 

Los dos compadres caminan

por las calles empedradas

a casa de Vallellano

¡como todas las mañanas!

Caminan muy relajados

¡con el miedo en las entrañas!

pero a todos simulando…

¡aquí no ha pasado nada!

* *

¡Ay compadre de mi vida

cómo la muerte nos llama!

entre los pagos de sierra

a lomos de nuestras jacas.

 

De José María Vaz de Soto.

PAYMOGO  (Extracto)

    (En el entierro de un amigo)

 La tarde está cayendo. Allá en la serranía

                                   se apaga en este instante el último arrebol.

                                   La hora se ha inundado de la melancolía

                                   que segrega el crepúsculo, tibio de tanto sol.

 En la hora de tu muerte, la madre patria tierra

te acoge en este pueblo de estirpe vieja y recia,

de corazones grandes como el Pago de Sierra

y almas humildes como la torre de su iglesia.

 

De Casto Márquez Ronchel.

VEN A DAR DE BEBER A TUS ALONDRAS.

(Extracto)

         En los últimos días de Abril se abrirán los cielos, tu pasearás con tu lazo azul y tus guirnaldas, las aguas correrán por los arroyos y el perfume de tu piel invadirá los campos de Paymogo. Cuando vengas, amor, tráete la canción que brota suave de tus labios, el pan moreno y el vino dulce.

         Pero, ven ya, deja quietos los papeles, la oficina, el hospital, el uniforme, deja tus pulseras, la carga de abalorios, deja la sombra de tu árbol, el arado, la leña, los tubos de acero, el alcohol, las herramientas, deja todo lo que tengas en las manos y ven al primer domingo de mayo, al primer domingo de mayo de Paymogo.

         Mira, amor, desde hoy mismo está creciendo el sol sobre la Ermita.

Y cómo no, os dejo mi poema .

                   A PAYMOGO (Extracto)

Siguen siendo los atardeceres

obedientes y salpican de sangre

las almenas del castillo,

rezan y se van.

Ya no muerde el !alto! en las espuelas

ni la miseria en los huesos,

muerde el tiempo a poco de nacer

por acobardarse de valentías.

Y siguen las voces fuertes soltando

gritos contenidos por el amor

y desgarrados de la verdad

del cante. Y siguen los vicios de arrear

caballos y los vicios del amanecer despierto

en estribos y aguardiente.

Para el recuerdo fueron los desalivios,

para la aurora los deseos,

para siempre la dulce pasión

por la tierra,

terrones y solanas de Paymogo.

 

Tuve el propósito de llegar hasta vuestra emoción, espero haberlo conseguido. Gracias.

 

Ramón Llanes Domínguez.

Paymogo 24 noviembre 2018.