martes, 23 de mayo de 2017

ARENA PISADA

 
ARENA PISADA


Estarás con los ojos puestos en el único horizonte
que te deja la mar, lejano, inalcanzable,
como los deseos, como los sueños;
pero tendrás los pies acariciados de arena húmeda,
en la ola que no se cansa de mojarte en el trazo de la brisa.
O tendrás las manos troquelando
una figura surgida de tu entusiasmo
pero habrás conocido cómo se toca una piel imperfecta.
O tendrás el pensamiento pendiente de un espasmo
que alerte la consigna de un tiempo
que nace para no perderse.
O estarás en el pico más alto de una nube
sin agua, esperando un resultado de descanso
pero sabrás que de la nube se cae, a veces.
O irás a las cumbres, a los roquedos, a las correntías,
a pactar con tu conciencia
pero la luz la llevarás en los morrales, inquieta y avispada.
Andarás campos, cornisas, planicies,
hasta que todo aquello parezca libertad,
donde el grito tenga siempre la respuesta del eco
y sea impúdico volver.
Allá, donde estén los materiales del universo,
arena pisada, luz soberbia, deseos corrientes,
la vista alargará la tarde y se dejará querer si se abraza;
mientras, los huracanes dejados,
pasarán a la moda antigua, a la despensa.
Alguien tocará tu espalda
anunciando el regreso y desde entonces
lo cotidiano te será mediocre e insulso,
pero no habrás olvidado la complicidad con la arena,
con tu tiempo, contigo.


Ramón Llanes (De MEMORIA DEL PRÓDIGO)

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