ENTENDIENDO AL OCASO
ENTENDIENDO AL OCASO
De
esos atardeceres
sometidos
a un tiempo
surgen
los límpidos ocasos,
de
esos que remedian no se sabe cuántas locuras.
Mirábamos
el sol
correr
por las llanuras de la mar,
aterido
de cansancio,
sin
prisa ni ganas de llegada,
sin
agonía escrita ni parsimonia flemática;
mirábamos
las últimas tendencias de la tarde,
eran
miradas de culto
que
no emitían más que sorpresas de admiración
por
tanta belleza
y
mirábamos los minúsculos riscos de la playa
defenderse
de la primera oscuridad
y
hasta nos mirábamos nosotros
desde
el placer.
Ramón Llanes
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