LA MUJER Y LA TARDE
LA MUJER Y LA TARDE
A
punto de escribir
se
asomó la tarde por la cristalera del salón
invadiendo
de costumbre la estancia
y
dejando al descubierto nuestro recuerdo
en
un instante de luz extraña tantas veces vista.
Parecía
el sol que, a compás de una melancolía incierta
y
de una razón golosa,
quería
deshacer algo o dibujar el acabado de la pared
en
un tono ocre cálido
a
juego con la sorpresa de la hora;
parecía
un sol acomplejado o tímido
con
lupa de fisgón en la retina
que
se hacía al hogar en la primera entrada.
Parecía
también una mujer recién despierta
con
chal de luces,
tacón
de charol y mirada insinuante;
se
reflejaban ambas en la trasera de la puerta,
-tarde
y mujer-,
sostenían
un halo de azul,
prendían
el tiempo y se quedaban.
Ramón Llanes.
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