martes, 18 de abril de 2023

AMORES SIN CAUSA

 AMORES SIN CAUSA

 

 

Aquella relación con la psiquiatra me resultó imposible llevarla al buen término del matrimonio, comenzamos por tener gustos distintos y acabamos por no entendernos en la interpretación de los colores, de los mapas y de la vida y lo dejamos como si tal cosa; luego conocí a una limpiadora de limusinas que llevaba siempre unos grandes ojos verdes puestos para mirar con pasión y a la primera de cambio me enamoró y vivimos un principio de escándalo, ella protestaba porque llovía y se enfadaba cuando hacía calor, yo me conformaba con estar vivo y poder llegar a la cama con virtuosismo, nunca tuvimos conversaciones amenas ni acuerdos amorosos, duramos juntos 73 horas,  el tiempo que tardé en comprobar que los ojos eran de plástico. Conocí a Sonanta, una mujer hecha y derecha, astuta, febril, con un cuerpo de guitarra y unos modales de ternura, nunca hablaba de sexo ni tenía diálogo alegre, me confesó que era muda pero que no lo comentara porque era su mayor secreto y porque fingía serlo cuando le interesaba; conmigo lo hizo a menudo y desde hace mil años vivimos casi en pareja y nos llevamos casi bien, quizá porque cuando ella quiere yo renuncio y cuando yo quiero ella se hace la muda. Y este galimatías le pone una chispa simpática a nuestras vidas y nos divertimos y nos amamos aunque nos resulte innecesaria la comunicación.

 

            Ramón Llanes. 

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