HOY
HOY
Hoy, las
autoridades,- por fín-,
han puesto
nombre a la calle rota
donde solo
viven los obreros,
donde juegan el
pozo con la sed,
el perro con la
gata, los gritos con el silencio.
Le han puesto
“calle del olvido”
y todos
aplaudieron al pisarla el alcalde
por vez
primera.
Luego invitaron
a refresco y hambre,
se marcharon en
largos coches negros
con bocinas
huecas
y hablaron de
otra cosa, las autoridades,
de otra cosa
distinta de los obreros
y de la calle
rota
y de las
promesas de siempre.
Nadie miró,
los obreros
siguieron llorando
con su olvido.
Ramón Llanes.
(de MEMORIA DEL PRÓDIGO)
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