sábado, 2 de agosto de 2025

EXPRESAMENTE HUELVA


 EXPRESAMENTE HUELVA.

Arribar desde la quilla, esculpir con olas el calidoscopio azul del ser,
el sonido tenue de la barca; verde es el tiempo que distingue la vid,
los pasos gregarios de mineros en la estirpe de su verdad,
la luz azotando paisajes, el color alto y noble de la Sierra
sin adormecer la elegancia, la inaudita riqueza del baile
de folía que el Andévalo custodia, la sombra de los pagos
que reinan lindes sin frontera con la amada tierra vecina
que tanto dulzor aporta en convivencia, la nostalgia de seguir
descubriendo mundos cada día con la aventura en la emoción,
el verso que presagia la identidad, Juan Ramón en todo el espacio,
la majestuosidad de la mar pendiente de nosotros;
la “sonanta” en plena lírica, el estero que sabe pensar en Doñana,
los pueblos amados, tan plácidos, con las insignias del fandango,
el sentimiento con el sutil apego a la dignidad,
la voz del pregonero en tardes de adoración a credos primigenios;
qué niño no sabe de minas, de orillas, de atardeceres,
quién no se mancha de mar y largo estío;
aquí se amplía el azulario del horizonte y huele a vida;
que sea conservada esta memoria.
Nadie olvide que recitamos expresamente a Huelva.
Ramón Llanes.


LOS ENCANTOS DE HUELVA

 LOS ENCANTOS DE HUELVA

Me gusta Huelva y he conseguido saber y querer disfrutarla hasta la máxima intensidad posible y he conseguido también vivirla despacio, saborear sus esquinas, sus plazas y sus calles, y he sabido estar en su sufrimiento como un doliente más cuando ha sostenido la inconsecuente agresión de otros o cuando ha perdido para siempre a algunos de sus ciudadanos de afecto. Huelva tiene encantos estéticos aunque no posea un casco antiguo o un patrimonio histórico de relumbrón, es placentera para compartirla y alegre para enseñarla a los visitantes; jamás he sentido vergüenza de proclamar mi identidad y de alabar sus dotes prestigiosas, me siento involucrado con esta tierra hasta formar parte de mí con la voluntad real y con la conciencia, Huelva me hace sentirme orgulloso muchas veces, por muchas cosas.
Los ríos llegan a Huelva con su belleza a granel y le hacen estuario y encuentro; el agua que la circunda le abre unos horizontes infinitos y le enseña la vida que discurre por otras orillas; la luz persigue cada uno de nuestros actos cotidianos con una intensidad de empalago, nos convierte en seres especiales por el exceso de ella y nosotros le hacemos honor con frecuencia y estamos habituados a tenerla cerca, siempre quemando, así nos gusta; la musicalidad es una característica emblemática que distingue a Huelva en el contexto general, el fandango es una obra de arte que nos lega la historia con toda su fragancia y en plena virtuosidad creativa hasta ser fuente de inspiración de cantaores, poetas y estudiosos de esta disciplina. La influencia de la mar es un recurso importante que sustenta a la población y concede tajo y jornal desde hace siglos; la inigualable belleza del Conquero, que nos aparece como vigía custodio de nuestros ajetreos y nos anima a otearlo cuando se nos quede sin aire alguna sensación del espíritu, está en lo más alto de nuestro alcance a falta de tener montañas con el blancor de la nieve en sus sienes, estamos hechos también a tenerlo a mano para nuestras sensibilidades. El factor humano es el más inmenso patrimonio de nuestra ciudad en todas sus amalgamas y en todas sus sensaciones. El hombre, la mujer, las personas de Huelva, los onubenses, somos descendientes de civilizaciones ancestrales que dejaron sabiduría y orden, que son causa de elogio y nosotros tenemos la genética libre de todas esas culturas metidas en la sangre para hacernos distinguidamente distintos.
El placer que cada cual encuentre en la vida de Huelva es cuestión muy personal pero esta ciudad posee un interiorismo tremendamente acogedor capaz de procurar motivaciones de satisfacción y felicidad a sus habitantes. Huelva es festera, tierna, romántica, libre, cantaora, alegre, poética, con sentido del humor, con capacidad, con valentía. Se pone flamenca cuando despide a sus hermandades y baila y se vuelve preciosista y grita de emoción y se asoma con la risa en la comisura de los labios para compartir el encanto de toda la comitiva. En todo eso Huelva no será única pero es bella y la adoramos porque es nuestra. Es una apuesta humilde por Huelva.
No estaba pensando en otra cosa esta tarde más allá de divulgar con mi pulso febril y mi capacidad de sentimiento las posibilidades de Huelva para estar en nuestra verdad con todas las consecuencias y en intentar resaltar más los valores que los poquillos defectos que nosotros le hayamos podido incrustar. Quede mi admiración y querencia por Huelva escrita en esta página onubense que acunará para siempre su memoria en el día de hoy que recordamos el inicio de la gesta colombina también patrimonio nuestro.
Ramón Llanes. Huelva 3 agosto 2025


BESTIARIO DE LA AUSENCIA

 BESTIARIO DE LA AUSENCIA

Desposeído de indultos, la ausencia no calma.
La sangre no dignifica,
no maltrata más la piel que la carencia de palabra,
los lobos aparecen tras la ventana,
todas las noches, todas las ventanas,
todos los días oscuros, los círculos cerrados,
las paredes manchadas de cieno,
perdido el rumbo,
la carga de desespero pesando como una culpa.
Perdidas las ocasiones que reclaman los ojos,
queda todo lo que no se parece a la paz,
lo que se despreciaba, lo inútil es ahora el mejor
plato. Es el bestiario de la ausencia,
que duda si desconectar manos cómplices
o desabrir las puertas de cal y canto
propiedades del amor. Duda si preguntar
o silenciar, atender o borrar,
duda, todo el tiempo hecho efímero,
sin edemas de eternidad alentando.
Muere pálido en consuelo que tanto uniera,
desfallecen elencos de gozos, convertidos
en bestiarios de caprichos que traen
los polizones sordos, las agrestes carencias,
las indeseables miserias.
Mientras, vence el bestiario
la luz huída a los sitios sin premios.
R.Llanes

HABLANDO SOLO

 HABLANDO SOLO

Se ha estirado tanto el “informatismo” que casi hasta para hablar solo es obligado indicar la contraseña, índice inequívoco de la esclavitud a la tecnología obligada y consecuencia de una dependencia atroz a este tipo de apetecibles formas de comunicarnos. Pretendía meterme en el cajón de los ritos para saber cómo ponerle acierto en recibir amigos en casa, ofrecerles lo mejor del hogar, del calor, del trato y que se sintieran de la mejor manera posible, que tuvieran la libertad para bostezar a gusto, probar la lírica de nuestra convivencia y ponerle un encanto fresco y distinto a las creencias nuestras, eso pretendía.
El sol de la calle me hizo un hueco que mi sombra acarició un instante y la cabeza siguió moviendo fichas de la mesa: los cubiertos en su lado, las servilletas nuevas, un vino escogido, el paisaje desde el balcón; dándole vueltas y hablando conmigo de la incidencia de estos amigos en la armonía nuestra, de cómo hemos mantenido una amistad durante muchos años sin apenas proporcionarles un desatino, de cómo hemos quemado juntos etapas preciosas y nos hemos transmitido el afecto en cada ocasión. Hablaba durante la soledad de la tarde, de frente a la suculencia de un año recién estrenado, con las manos en los bolsillos y el corazón atento a atender para que nada pudiera olvidarse en esta prodigiosa liturgia de recibir en casa a buenos amigos.
Ni apenas los ruidos se metían a distraer el pensamiento que hurgaba apasionado en los pormenores del encuentro y desembalaba conversaciones como un niño busca detrás del papel su regalo de reyes. Tanto énfasis pusiera el subconsciente que la longitud entre el deseo y la realidad se perdió paso a paso en la avenida de las flores y ocultó en la mente la causa preparada hasta morderla con un gancho de olvido y perder la orientación y el destino en un opaco despiste de la grieta del intelecto solo sostenida por el sentimiento del agrado. Entonces hablaba de otras cosas triviales en nula relación con el contexto esencial de la pretensión primera. Habían pasado los árboles que señalizaban la entrada a la vida pensada y con la extrañeza del paisaje comprendí la pérdida de órbita aunque no el porqué de la misma. Volviendo atrás recuperé la misión de la llegada de los amigos, con toda naturalidad y me sentí bien.
Ramón Llanes