RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 28 de julio de 2025

DEL CALOR

 DEL CALOR Y OTRAS OBVIEDADES

Por fin la conversación del tiempo tiene causa para romper el fatuo silencio del ascensor cuando el encuentro fortuito con un extraño invita a deshacerlo por aquello de la extroversión, de las relaciones personales con los demás o incluso de la curiosidad. Sin entrar en debates de última hora o someternos a la encuesta de una determinada red social y acaso sin saturarnos de las conclusiones más nimias, entrar en un ascensor y hablar del calor asegura el entretenimiento durante el trayecto y anima también a una conformidad en tono aquiescente de cualquier conversante. Es obvio que estamos en una época que propicia una temperatura alta y a nadie se le ocurre comenzar a romper ese cálido silencio indicando “uff, cuándo vendrá el calor del verano”, porque de inmediato obtendrá un rechazo general, aunque algunos por complacer son capaces hasta decir que la gente se queja por vicio o que “no es para tanto”.
El verano, en esta ocasión, ha puesto al calor de moda como en los viejos tiempos; ni tormentillas ni ventoleras ni mañanas con niebla, solo calor y calor apretando a destajo y despertando las ganas de salidas y de festejos; todo el personal con las ilusiones puestas en el disfrute y el relax, que hasta el empleo ha venido a quedarse al sofoco de esta ola ardiente para animar la multitud de pasiones dormidas por estos andurriales tan esquivos a la abundancia.
Ni comparación tienen estas tardes largas y quietas con aquellas otras del frío enero donde las dieciocho dan casi a madrugada, los vientos hacen de las suyas y las lluvias duelen en sus ilimitados excesos. Donde se ponga un amanecer de estos, de este estío profundo y benigno, nunca un invierno tosco y cerrado, nunca la sombra, aunque contradigamos a quienes aman la naturaleza por su actividad. Pues debe entenderse que la fluidez del tiempo calmo es también naturaleza viva o eso nos parece.
Ramón Llanes

ANSIEDAD

  

 

ANSIEDAD

 

Fíjate, hermano lobo, has cazado la pieza y has perdido la pasión; habías escrito en tus ojos solo el deseo de llegar y apresar y te quedaste en eso, luego perdiste el placer de disfrutarla. Como el lector que ignora el resultado de la historia, como el niño que no aprendió a manosear el juguete, solo a encontrarlo; como la luna que acaba el ciclo sin interesarse por las ráfagas de luz que se dejara en las oscuridades o como el hombre que llega, a veces, sin saber para qué. Pérdida de la pasión, moda nueva, de arraigo actual, de aceptación general, ansiedad sin pasión.

No discuto, hermano lobo, tu hambre, discrepo de tus deseos, del ansia para después del deseo, del gozo que no te produce la victoria, de la emoción que no le pones a la batalla; discrepo de tu manera de no lamer tus zarpas al recibir el trofeo. Imagino que posees tantos que ya no te halagan o imagino que no te altera el entusiasmo una meta más, pero discrepo, te sobra ansiedad, te falta pasión. Para correr, para la estrategia del combate, para la mirada; tu alma, imagino, necesitará el alimento de todas las sustancias que espiritualizan tu rol en el contenido de esta selva donde te dieron luz y cuerpo para vivir.

Es tu mundo un cuadernillo de letras sin calidad; hambre y pocas cosas, que limitan el sentimiento a ello; y hasta tu loba te escasea en detalles, la seducción, la preñez, la parida, la nacencia; le quitas la pasión y se queda en animalada, en inconsciencia. Y no me discutas, hermano lobo, casi te diré que no estoy ahora para sermones de santos, ni dogmas, ni monsergas; no olvides la pasión, y punto.

 

 

 

                                                           Ramón Llanes

domingo, 27 de julio de 2025

HEDONISMO

 

HEDONISMO

De pronto se nos vienen a la memoria vocablos intensamente comprometidos que nos expresan el significado de los sentimientos más adorables y necesarios. Refiero HEDONISMO, palabra procedente del griego que define la teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida, actitud vital basada en la búsqueda del placer. ¡Qué ser humano podría escaparse de la evitación de esa hedónica forma de configurar su vida!; el disfrute tiene siempre las puertas abiertas del alma y del cuerpo, el gozo supone el delirio que proporciona el equilibrio vital para soportar la existencia dándole grados importantes de sensualidad capaces de elevar los estímulos. No solo para el juego de los componentes carnales sino también para la voluptuosidad del espíritu. No sería posible enfrentarse a los abismos inacabables sin una dosis moderada de hedonismo y tampoco dedicarle a este todo el sentido hasta hacerlo patológico. Ahí queda.

 

     Ramón Llanes. 28.7. 2025

CON LETRAS DE MUJER

 CON LETRAS DE MUJER

(Mi Madre)
Ella me escribía todas las tardes y apaciguaba mis miedos, me abrazaba con letras, me alimentaba con sopa de letras, me enseñaba a deletrear el contenido de la cosas y era literalmente mi protectora, nunca desfalleció porque se le juntaran las letras cuando le faltaran vista y fuerzas. Un día ignoto, casi sin nombre, anduvimos los campos como si estuviéramos leyendo la letra pequeña de la tierra y en cada renglón, risco o solana, se detenía para dibujarme un mensaje con las piedras del sendero, entonces me pareció que andar tenía un sentido universal que conectaba con todos los horizontes; no sé, eso me pareció, no me atrevo a explicarlo de otra manera; supe del por qué de los trazos, de los reflejos y de la importancia de lo desconocido, supe que no se me había creado por casualidad y que la naturaleza me tendría en cuenta para siempre y que el camino me conocía.
Otro día me pidió que le escribiera sus últimos suspiros y me dictó un poema a modo de despedida, ya no podía agarrar el lápiz con sus manos cansadas, fue la primera vez que me lloró, no le importaba morir, le importaba no poder seguir escribiendo en mi vida y se me durmió en los brazos con un te quiero infinito, era mi madre.
Ramón Llanes.

RECUÉRDAME

 RECUÉRDAME

Las últimas risas, los desgarros últimos,
la trinchera ficticia -donde tantas veces viste el amor
con golosinas-, aquellas extrañas tristezas
de los paseantes por la arena.
Recuérdame la noche del cometa
y recuérdame, -si te hace bien traerlo a la memoria-,
el horror de las batallas o el sonido
de los vientos pareciendo balas perdidas
o la indigencia curtida de los marineros.
Te recordaré cómo siempre te amaba
la luna llena.
Ramón Llanes. MAR IN VERSO.

sábado, 26 de julio de 2025

BÁLSAMOS DE LA MEMORIA

 BÁLSAMOS DE LA MEMORIA

Sobras de recuerdos invaden
mi memoria,
recorridos por la sobredosis
de felicidad
durante los solsticios,
relucen pagos secundarios
que dejaron inmune la pesadez
del pensamiento, es un galimatías
de sucesos el pasmo
que custodia mi sentido del respeto
a lo vivido;
con guardar lo primero
y acaso el último lavado
o con reciclar lo menos lírico
hubiera valido;
ahora es un torbellino
de ideas que se escapan de mi traje de hombre,
mi alma
necesita más olvidos.
Ramón Llanes

ESPERANDO A NADIE

 ESPERANDO A NADIE

La eclosión crónica de mangantes extiende los miedos por las raíces curvas de un proceder nuestro, atento y educado. Me refieren que todos somos iguales ante el perdón y que no todos seremos iguales ante la gloria. Algo pasa que ni dios entiende. Quien está exento de culpa se esconde paciente a la espera de noticias; quien posee la flacidez del embargo espera lo peor metido en su cauce de incertidumbre; quien tiene la pasta se la guarda y la cuenta a diario a la espera de un acontecimiento del capital que ponga el orden que a él le beneficie; quien trabaja más del doble se espera a sí mismo, para no dejarse dormir en la inercia de la vaguedad; quien está ocioso se esconde. Algo pasa que ni dios entiende.
En definitiva todos, incluidos los poderosos y los anárquicos, todos nos hemos dedicado a fortalecer nuestra espera. La casa tiene gas de sobra, los alimentos abundan, la linterna funciona, el desasosiego es un eslogan. Hasta que algo ocurra y destruya esta inestabilidad de contrabando que pudre la lealtad o hasta que alguien genial se asome, nos vea e invente un no sé qué de positivo que ambiente de una vez este panorama. Observo las caras, los hombres tienen voluntad, las mujeres tienen fortaleza, la insolencia de las ratas rumia el consuelo y convierte la valentía en vacío. Nos vemos perdidos en un desierto sombrío sin brújula ni agallas, las crecidas del viento nos magulla las esperanzas y ni para un sueño dan las noches.
Y mientras oscurece seguimos creyendo que el futuro se encuentra hecho en un acierto natural del camino y no pulsamos botón alguno que medie entre nosotros y la abundancia, sea mecanismo de nuestra defensa e imprima velocidad a nuestro pensamiento. No me arrepiento de haber caído en este cenagal, me arrepiento acaso de no haber aprendido a nadar y estar ahora a expensas de que alguien me resuelva la vida; y me arrepiento de quedarme frío y solitario pretendiendo el rescate de mi supervivencia, aquí, pergeñado y plácido, esperando a nadie.
Ramón Llanes