QUE LA VIDA SEA UN POEMA
Mucha gente, como si alguien se hubiera perdido, como si todos los humanos del mundo hubieran acordado rebelarse contra la falta de verdad o contra el deterioro de los derechos o quizá contra el poco uso que la honestidad tiene en la esfera de la sinrazón; es una sensación extraña porque se dirigen las miradas y los pasos hacia un lugar concreto y es necesario manifestarse contra el mal que pudre las conciencias. Desde la acera de enfrente, esperando la puesta en verde del semáforo, contemplo las masas que se desarrollan con prisa y a buen seguro -pienso- van camino de asaltar el terror o con agallas quieren deshacer los esquemas actuales para que la vida vuelva a ser un poema libre. Observo que llevan signos, pancartas, banderas, que gritan y se ríen, que han salido de una caja de cristal y enseñan la pasión de los ojos y el fulgor de las ideas. Algo grande habrá pasado para que un consenso se haya producido, que hasta niños parecen felices, que visten una camiseta del mismo color y se me ocurre que al fin tendrá respuesta social la rebelión contra la triste sanidad o la olvidada educación, que lo público parece imponerse y el mundo entiende el valor de las conquistas o que empezamos a sernos útiles para nosotros mismos. Y se me alegra la vida mientras espero el color verde del semáforo.
Pero solo ha sido un gol.
Ramón Llanes. 25.5.2025.
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