RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

sábado, 27 de diciembre de 2025

HÁLITO Y VERSOS

Mi nuevo hálito
en tu vieja alga,
los versos, los inversos, los reversos,
las tristezas, la anorexia,
la gleba, el pupitre,
el sueño que no fue,
la realidad que nunca quiso,
un sol castigando,
mi largo recorrido por el tiempo,
tu eternidad de tiempo recorrida,
hay un rumor que aparece
en las creencias y dormita con nosotros
en un ordenado sueño
que acaso sea el cuaderno escrito
de nuestra menuda osadía.

viernes, 26 de diciembre de 2025

¿ES NAVIDAD?

¿ES NAVIDAD?

Me dirigía tranquilo a mi quehacer diario; es Navidad y las gentes mostraban el mismo rostro de siempre salvo algunas excepciones; nos deseábamos felicidad de manera distinta a como lo hacemos el resto del año. Encontré hombres y mujeres que pedían una limosna para comer, un indigente dormía en el zaguán de una entidad bancaria con los pies al descubierto, llovía, tenía la cabeza tapada, eran poco menos de las once, nadie le prestaba atención.
En el bar alguien pidió un desayuno con vehemencia amenazando coger una metralleta, nadie le prestó atención y se fue sin desayunar; llovía, muchas gentes caminaban sin paraguas, se mojaban sin pretender ser románticos; un chico joven, bien vestido vendía calentadores de marca desconocida, nadie le compraba; en una esquina estaba, como siempre, el vendedor de cupones que lleva un año sin dar buena suerte, la señora del kiosko de prensa tenía frío y estaba aburrida, con cara de tristeza, los bares son un reguero de público a la hora del desayuno, toman café con tostada, (muy típico); Una chica alta y rubia hablaba con su novio por el móvil, pasábamos, la oíamos, nadie le prestaba especial atención. Un moro vende alfombras de las que no vuelan y nadie le compra.
Las conversaciones tienen exclusiva referencia a los asuntos de siempre, un hombre muy mayor me pide dos minutos de mi tiempo, le hago poco caso pero le atiendo. Me ofrece, gratis, su mensaje para esta Navidad: “quiero ser feliz”. Y le sonrío con toda complacencia.

CAMBIADO MAR

De un trago el azul todo en la boca
derramando agua y cielo
en sobras de mar, el fluir desde la levedad
de la caricia que secciona la cantinela
del rumor, echando de menos lo profundo
y escarbando como si la memoria
se hiciera con las manos.
está en su hueco,
solícito, plateado o amarillo
en su dependencia a luna y sol,
según los pensamientos,
según los días.

jueves, 25 de diciembre de 2025

AQUELLO QUE MÁS NECESITAMOS

 AQUELLO QUE MÁS NECESITAMOS

Puestos a desear pongamos las fuerzas en aquello que más necesitamos que sin duda es la PAZ en todo el orbe. Sin ella está el universo desordenado, sin ella se descuidan las vidas, su falta nos ocasiona malestar general, mal olor, desequilibrio, mierda que llega de todos lados, prepotencias, felonías; sin PAZ la vida es una mediana parte de lo que debería ser, los humanos se infectan de bélicos pensamientos y llegan a creer que la guerra -cualquier guerra- es necesaria para causar miedo y alisar las conciencias. Por ahora es preciso un empuje patológico de rebeldía para alcanzar la grandeza de vivir y convivir sin ruidos de tanques, sin bombas acechando y sin malvados. Lleguemos a la PAZ -¿es utopía?- por el mejor camino. Anoche, mismo anoche que celebramos la natividad de un dios, en toda Ucrania no gozaron del derecho a la luz porque a sus enemigos de al lado les pareció más adecuado oscurecerles la vida con nuevos bombardeos a las centrales eléctricas. Así seguiremos siendo salvajemente miserables.
Ramón Llanes. 25.12.2025

EL ESTADO DE BIENESTAR COMO FACTOR DE RIESGO

 EL ESTADO DE BIENESTAR COMO FACTOR DE RIESGO

 

 

         La tendencia social se dibuja en escenarios sorprendentes, hasta que ser honesto, útil, tener trabajo o disfrutar de un estado de bienestar conseguido a base de esfuerzos, sea un factor de riesgo para la conciencia; hasta que quien ha sudado la vida y alcanza una distinguida meta  llegue a sentir vergüenza de su estatus social y económico a la vista de la cultura incisiva que pone sus tachas porque entiende que puede haberse construido a través de un abuso del sistema.

            Y esto no tenía estas lecturas tiempo atrás. Casi todo ser humano lleva inscrita en su ADN una dosis de ambición suficiente como para desarrollarla en el transcurrir de su existencia y bajo distintos e innumerables métodos de capacidad  para estimular esa ambición. Aquello que estaba sufragado y alimentado desde la facilidad se encontraba con cierto reproche social. Lo verdaderamente plausible se enmarcaba en la constancia, la superación personal, la obsesión por el conocimiento, etc. Poco tiempo atrás el individuo activo, emprendedor y prohombre en su mundo, gozaba de protección, el estado era garante de su actitud y reforzaba su compromiso como sustrato para mejorar su sociedad. Poco tiempo atrás esta identidad era un ejemplar patrimonio.

            Pero las reglas del juego se han cambiado merced a un desmembramiento de los conceptos que fueron los pilares de la evolución, aquellos dichos del valor del ser humano como individuo y como parte del engranaje del colectivismo; aquello de saber observar, con altura de mira, los comportamientos y las acciones ejemplarizantes y su puesta en disciplina para el aprendizaje en los foros adecuados.

            El patrimonio conseguido (fuera material o espiritual) se convierte en un factor de riesgo porque la exégesis actual no consiente ni aprueba las distinciones ni las jerarquías, prefiere el estatus horizontal, clases sin mando, deshumanización del esfuerzo, austeridad de pensamiento.

            Esta determinante fórmula de sostener un estado a base de liquidaciones, limitaciones, cortapisas, una clara protección a la exacerbada austeridad y un desprecio absoluto por formas de progreso a través del aliento a inversiones, cooperación y atención preferente al valor intrínseco del individuo, ha ocasionado este desorden gremial porque la ciencia advierte que la consigna de austeridad completa puede ser útil en sociedades minoritarias, si fuéramos diez, por ejemplo, pero en este planeta somos siete mil millones y se impone la necesidad material y psíquica de plantarle cara a la supervivencia con la obligación de la colaboración global y el consumo en cadena. Desgraciadamente no existe otra magia más experimentada que esta (no es capitalismo -dicen- es cooperacionismo) para incluso evitar que cualquiera vuelva a sentir pudor y malestar por el bienestar personal alcanzado dentro de los cánones de la honestidad.

 


            RAMÓN LLANES

miércoles, 24 de diciembre de 2025

TIEMPO

 Tiempo.

Se han ido quedando las flores
en nuestro jardín, una y dos y tres
primaveras, presintiendo los colores del otoño,
se han guardado las horas en nuestro calendario,
se han acostumbrado a nosotros los silencios del río,
las libélulas del charco y las manzanas,
el todo íntegro del nuestro arcén
aun mirando solsticios
se ha ocupado de seducir nuestra vivencia,
se han parado los satélites
en las ventanas que abrimos al día,
se han roto témpanos en nuestras manos,
ha muerto un pájaro y ha crecido un árbol
en la sala contigua de nuestra pasión, han amanecido
en nosotros calendas y amapolas,
respingos y lunas, oquedades,
y nada nos gustó tanto como la entrega.

EL TREN DE LAS CEREZAS

 EL TREN DE LAS CEREZAS.

La niña resolvía la tarde cortando mariquitinas en la mesa ovalada del salón a la luz de una lámpara fluorescente, intensa y cenital que a poco conseguía entortar las líneas trazadas. De ese turbio aburrimiento que la invernada deja en los cristales y en los ánimos, de esa apariencia de existir que los niños inventan para entretener al tiempo; en la dulce comodidad estaba, rendida al entusiasmo de fabricar sus muñecas, cuando el padre anuncia,! nos vamos¡; la niña levanta los ojos brillantes como estrellas y, olvidando la tarea, se pierde en la sorpresa para arreglar lo mucho de ilusión que se precisa para un viaje a cualquier parte.
En los preparativos incluyó la niña todas las emociones de la aventura. Le esperaba el glorioso tren de las cerezas en el andén de una esperanza. Sería vivir, saber descifrar los horizontes y la distancia, un pueblo, otro pueblo, el río, la agitación del tren, un entorno nuevo y, sobre todo, la otra cara de la vida.
Antes de la hora de salida se llenaron de gentes los vagones; soldados, mujeres con grandes maletas, un grupo de niños vestidos de uniforme como si fueran de acampada, un cura solitario, un señor con sombrero; la niña observaba los detalles de aquella heterogénea concurrencia y esperaba en la ventanilla de su departamento que la campana diera el toque de partida.
Echó a andar, paisaje adentro, el tren de las cerezas, adelantando los árboles y tragándose la vía al canto escolar de los niños y al primer sobresalto de aquella niña que dejó un momento su sonrisa al atravesar un túnel.
Refiere la leyenda del tren, publicada en el cuadernillo de ruta, que nunca tiene destino cierto, que se le conoce como el tren de las cerezas porque sale puntual cada diez de abril del Valle del Jerte en la provincia de Cáceres y que recorre hasta el diez de agosto cada una de las estaciones de todos los pueblos y ciudades de la península. Refiere también que los pasajeros reciben un ramillete de cerezas al final de su destino y suele referir en letra muy pequeña que el tren sólo anda empujado por las sensaciones que, a medida de su marcha, vayan experimentando sus viajeros; eso dice, en letra muy pequeña, la leyenda del tren de las cerezas.