RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

jueves, 31 de octubre de 2019

DE SECANO

DE SECANO.

Dedicado a la mar, en tiempo de invierno

El lugar es propicio, horas largas, sol empecinado, calor por fin, mareas, arenas, un pinar salvaje y lo demás de la belleza, lo natural, el agua, el yodo del mar, maravillas como para rendirse a tal evidencia. No todos lo hacen; las alternancias en el país de los gustos son tan diversas como cada pensamiento, a cada cual le apetece su armonía, su desdén, su satisfacción. La arena es una de ellas, la más solicitada en estío; el campo se relega ahora, luego se elige. La playa es el festín, el gentío, el símbolo de la salud y también de la economía (hay quien dice), el ambiente saturado de lo más variado; muchos, muchísimos se aparcan en orillas para hacer el crucero del verano, obvio total.
No dejaremos en una estacada perdida a los electores de la opción B que tiene su referencia en el secano, a ellos también corresponde un disfrute completo de la delicadeza del buen tiempo. Y en cualquier rincón lejano se otea el horizonte, amanece y atardece, se sestea y se goza, consignando un absoluto olvido al resurgir de las olas, a las aglomeraciones y a las nocturnidades. Otro fastuoso deleite de sosiegos, el deber de cada uno por lo suyo o por el descubrimiento.
Se lo dije, “el secano también llena”, y por lo menos te espero en las tardes y me hago a la libertad de pocos, que es bastante aunque suene a cateto. Nos ha costado llegar al mar y ahora lo saturamos, allá en las estribaciones de los montes bajos, oliendo a piritas aún, los versos salen de otra manera, están al cansancio como al reposo y niegan el dolor. Claro que son versos pero ya te dije que soy de secano y me tienes, umbral o bisagra, al hilo de cuanto a tus pensamientos ocurra halagar. Para mí, para otros muchos, la salud en los quicios, la puerta por la noche con el fresco consolando, el apretujón del mediodía, la casi soledad de mi pueblo, los forasteros que han llegado, el pan caliente, el cielo tan nuestro, las cosas de andar por casa que a tanto ayudan y a tan poco aprietan. A ese gusto me refiero y al de estar y estar en el secano rompiendo moldes por convicción.
Pero me dices lo tuyo de la playa y me vuelco en respeto, que yo a la mar hasta le escribo, ahí están los libros. Para mí es como más espiritual o como platónico, se trata de sentimiento sin duda, como contigo. 
A esa multitud que adormeció sin la brisa de la noche, que tuvo que abrir ventana para dormir, a esa recuerdo en un propósito que me insinuaste. Y a los marineros de estío dedico el respeto y pido la atención y el cuidado a todo el entorno, díselo tu que conoces y aciertas en las dos elecciones. Fuera arena o agua solo, poco sabor; ha de ser la mar, que entre por las venas y que limpie. Dilo tú que estás en esa cercanía y que luego llegarás al pleno de la otra paz, cuéntalo como tuyo y me apuntas en la libreta del amador de la mar con todo su amargor, con toda su belleza, como tú.

Ramón Llanes.

DIÁLOGOS SOBRE LA TIERRA

DIÁLOGOS SOBRE LA TIERRA


No empezaremos por el principio. Cuando aparecimos en este descampado estaba todo a medio hacer, ni semáforos ni cortinas ni costumbres, una imitación burda de una realidad buscada; los hombres crecieron en proporción al lugar de nacimiento y trajeron el color de los continentes, los pájaros eran libres, el agua estaba suelta y los árboles inundaban casi todos los territorios sin límites a su poder; incluso los volcanes rugían y soltaban lavas ardientes a capricho, ocupando espacios y destruyendo ambientes. No era esto el paraíso.
Con la voz de mando de los hombres, se colgaron los rieles, se hicieron los caminos y se promulgaron leyes acordes con las órdenes necesarias para dominar la tierra. No preguntaron el tiempo que llevaban los árboles ni la edad de los abismos, construyeron mares y cortaron árboles, sembraron flores y aniquilaron especies, no era lícito dejarse invadir por rapaces malignas que perjudicaran la faz que se había conquistado.
La tierra tiene ese aire moderno y difícil que la hace más bella, ha ascendido en prestigio en el sistema planetario y es respetada en las constelaciones. Ninguna tan altiva y mejor cuidada que ella, la tierra goza de todas las excelencias y de todo el glamour de los hombres. En poco, con unos retoques en los ojos, un vestido para ocasiones de lujo y una luz que le ilumine el contorno, estará acabada para la felicidad de sus creadores. La mano y la inteligencia del hombre han moldeado una figura artística en la tierra, un lugar perfecto para vivir, a cambio de nada. Cuando el universo pida explicaciones la cuidará de depredadores y procurará librarla de experimentos humanos.


Ramón Llanes.

martes, 29 de octubre de 2019

AYER Y MAÑANA

AYER  Y  MAÑANA.

       Me pregunto qué será del ayer vivido con intensidad y qué también del ayer maldito que trajo consecuencias nefastas a nuestra vida; a dónde irán las ilusiones no cumplidas y los deseos rotos, a dónde la fuerza que pusimos a las emociones y el amor que fuimos derramando; ¿quedará todo en un cajón sin fondo ni  constancia?, ¿ se irán los suspiros a un aire sin límite?, ¿algo tendrá eco y constituirá resorte o estela para la memoria?. No sé, no sé.
       Me pregunto qué idearemos para el mañana, para seguir superviviendo a los envites, para consolidar la estampa de creencias que fueron referencias concretas de nuestra misión; qué vestido le pondremos a nuestros huesos, qué cristal a nuestros ojos para que sigan mirando las cosas, los objetos, las personas; qué brillo le daremos a un cansancio o qué bálsamo a un sosiego, qué de buen  hacer seremos capaces de diseñar para ese mañana incierto y provocador que nos sopla el cuello, qué de miserable o generoso será nuestro corazón pasados los años y a la vista del futuro posible. No sé, no sé.
       Me conformo con ser un presente ajustado al troquel, una pieza más de la esperanza, una rosa en un jardín silvestre, una voz del silencio, un esqueleto sin autopsia. O me conformo con ser el pensamiento retorcido de un odio inolvidable, o un condenado a la reencarnación del lobo, o un preso con la condicional para toda la vida, o un imbécil que trata de convencer de su inteligencia, o un inteligente que se dedica a prostituir paisajes. Tampoco sé.
       Doy un paso en el presente y me encuentro en el mañana, recuerdo mis horas de niño y estoy en el ayer; ¿a quién pertenezco?. Si doy un grito rompo un silencio, si escribo me desnudo, si hago una foto inmortalizo un paisaje, si pienso creo una idea, si amo tengo emociones y si me voy certifico que estuve; ¿qué hago?.
       Quiero hacer una foto, escribir un poema, solicitar un paisaje para mi ventana, amar, seguir amando; todo sin romper el presente, sin alterar el ayer, sin molestar el mañana. Atentamente.


                                          Ramón Llanes

lunes, 28 de octubre de 2019

EL EMISARIO



EL EMISARIO

Contó el emisario en síntesis
la historia de un desengaño
y gastó todas las palabras.
Contó la insolencia de un olvido
y sobraron todas las palabras,
contó la emoción de un beso
y lloró el emisario
y lloramos, sin palabras,
los dolientes, los besados,
hasta que se inventó
otra vez otro beso
y surgió el emisario
con una sonrisa.

Ramón Llanes

HOMBRE LIBRO


HOMBRE LIBRO


Al escribir la última letra
estaba leyendo la primera suerte
de encontrarme con la imaginación fascinante
de otro. Había llegado el pronombre
a mi escuela niña.
Hablaron los poetas para mi memoria,
el hombre encontrado era un libro
con hojas de aire. Encontré el atardecer
escrito, la niebla, el miedo,
encontré cómo han amado los hombres
que precedieron mi amor,
cómo eran líquidos de fuego los besos.
Con el hombre libro atendí
la música de la palabra.


Ramón Llanes

MI AGUA MIS RISCOS


domingo, 27 de octubre de 2019

miércoles, 23 de octubre de 2019

ARBOLES


ÁRBOLES


Leía hace poco en una revista que se calcula pueden existir en España unos cinco mil millones de árboles. Es una cifra alta pero insuficiente para las necesidades del equilibrio en el ecosistema; es sin embargo halagüeño el dato, no somos de los países más escasos en arboleda, ello indica que la fiebre devastadora no ha podido devaluar de manera alarmante ese equilibrio que nos permite sobrevivir con garantías al menos algún tiempo. Al hilo de este comentario también leí que el paso del tiempo erosiona tal número de árboles que sería imprescindible que cada español sembrara trescientos sesenta y cinco árboles al año para continuar con la perpetuación de la especie. Y leí más, leí que al ritmo actual de eliminación de árboles a consecuencia de talas incontroladas, fuegos, urbanizaciones etc, a menos de una década nos quedaríamos casi con la mitad de ellos.
Leí también, por seguir pulsando el ánimo de mi curiosidad, que la función de un árbol en el ecosistema es más importante que una alcantarilla, más que una planta de reciclaje de residuos, más que un camino, más que una estrella. Leí que de los árboles depende nuestra existencia y muy mucho nuestro bienestar en salud. De tanto leer sobre los árboles reflexioné que, visto el panorama, era preferible cerrar la revista y olvidar lo leído.

Ramón Llanes.

lunes, 21 de octubre de 2019

CREADORES

CREADORES

            Quizás que acabara de interesarme por el último trabajo-arte de un pintor amigo o quizás que repasara las apasionantes historias de científicos o inventores como Nicola Tesla o Mario Capecchi, cierto es que me enfrasqué en la mitología olvidada del ente social donde habito cuerpo y alma, para ocuparme un tanto en los espacios que uno dedica al conocimiento, a  la lectura o a las pasiones y pensé-soñé en las excelencias que nos  transmiten los creadores de este tiempo y de siempre.
            Cada creación procede de la inspiración hecha labor a través de un credo, que es confianza y es valentía a la vez. No toda la virtuosidad se encierra solo en los creadores pero sí en todo creador existe una egregia cota de excelencia, significando esto que cualquier sociedad debe una especial protección a los creadores, sea en la disciplina que sea. Y a su hilo se me viene la imperiosa necesidad de crear creadores de empleo que instauren un arte nuevo como tributo a la humanidad y para la imprescindible subsistencia de cuantos componemos esta ilimitada tribu de necesitados. El empleo es el arte clave que precisa el mundo, su escasez ha provocado suicidios, tensiones y conflictos; su abundancia ha creado felicidades, alegrías y glorias; empeñemos,- sugiero- la vida en esta otra disciplina del arte que a buen seguro acabará con un interminable número de problemas.
            Y no será misión imposible, que el pensamiento da para mucho y el trabajo tenaz sobre un proyecto o idea acarrea resultados insólitos plenos de positivación. Si acaso quienes se surten de la miseria de los otros no lo impiden, entendamos que esta sociedad preparada y con muchos logros en su haber está capacitada para acometer esta obra a la que ojalá alguna vez llamemos “el arte de crear empleo”, y seguiremos avanzando.

Ramón Llanes. 

sábado, 19 de octubre de 2019

EL RELOJ

EL RELOJ


No ha inventado el progreso un analgésico o acaso antídoto relevante contra la impersonal realidad del reloj, que cubre el mundo y lo entretiene sin importarle la tormenta. Le hemos visto siempre, sin ansias, sin prisas; olvidado de lo estentóreo, lo banal o lo sublime; nadie aún le puso precio a su cambio de rumbo, a su retraso o a su simple golferío. No le vimos descender a la fantasía en un rato de celebración o colaborar en aliviar una pena, el reloj es la manera menos irritante que hemos inventado para disciplinarnos en vivir.


Ramón Llanes.

viernes, 18 de octubre de 2019

ESTE INACABADO MUNDO

ESTE INACABADO MUNDO


            Ha de ser que el mundo no está terminado, ha de ser eso. Casi sin observarlo con pulcritud y detenimiento le notamos que le falta orden; las cosas están fuera de sitio, el agua corre a su antojo por donde le da la gana, llega y se va sin que hagamos algo por retenerla; el sol no está en todas partes, el dinero tampoco. Ha de ser que no está acabado aún, que faltan arreglos.
            Notamos que al mundo le falta también imaginación, ha de ser que no está terminado, ha de ser eso. Porque miramos para donde no está lo importante, observamos por las rejillas de un mirador sin estilo, desprovisto de capacidad. Porque nos viene un tsunami o una crisis o una pandemia y nos coge desprevenidos, desatentos, no sabemos qué hacer ni qué camino tomar. Nos falta previsión.
            Y también le falta ternura a este mundo, mucha ternura, porque la ternura es necesaria para entendernos con los demás, para ofrecer amabilidad y afecto. No sabemos, aún no sabemos, tenemos poca idea general de la sensibilidad, de las emociones, del sentido imprescindible del respeto y del amor.
            Le faltan al mundo muchas cosas importantes porque a nosotros nos faltan muchas cosas importantes y no sabemos de dónde sacarlas o cómo inventarlas.
            Ha de ser que el mundo aún no está terminado, ha de ser eso, porque si no cómo nos explicamos tanta carencia de felicidad.

            Ramón Llanes. 

miércoles, 16 de octubre de 2019

CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA

CRÓNICAS DE LA VEGA LARGA

       En la paralela del río, en su bajada del norte, cuando llegara a esteros que parecieran dibujados en el agua, se hacía presente en su izquierda natural la esbeltez de la Vega Larga que hasta la misma entraña céntrica de la ciudad Onuba se asomara, con su recuerdo desbrozado y sus germinados soles en cabestrillo de la dinámica de la cuenca que marcara la consigna de continuar hasta las ubres de la mar, allá donde los dos río –Odiel y Tinto- son un abrazo.
       Luego, que la Vega Larga ha seguido respirando la vida húmeda de su puerto, del olor a marisma y de los condumios de labranza, legumbres y hortalizas, que dieran otro alimento a la marinería en sus vueltas a tierra. De la bulla inquieta de las mañanas de mercado y vocerío de pescas y subastas; de la recogida de quienes se quitaran los sueños en la omnipresencia del tugurio donde se componían amistades entre copas; de aquel carro que frenara, de aquella bocina que llamara a brega y de los “monturios” de sal, al frente, como un avispero blanco, observando con placer y templanza las jugarretas del tiempo.
       Desde antes del otero, desde mucho antes de la margen que cuida la insolencia del río, existe una conspiración egregia y no escrita entre la fuerza de las aguas que bajan y la prestancia de los cabezos que la dejan pasar. Complicidad de gigantes, de médanos, de garcillas, de espátulas, de juncos y jaguarzos que sellan un esplendor de paisaje para embelesar.
       Parecería un rumor durmiente de Vega Larga y sus crisoles, que traerlos sonara a nostalgia y guardarlos fuera olvido pero a nada de ello es llamada la palabra más que a enriquecer el sonido inequívoco de una ciudad que se entretiene en vivir, con estos adorables perejiles.

       RAMÓN LLANES 

martes, 15 de octubre de 2019

DEPENDIENTES


DEPENDIENTES


Para qué tanto empeño y tanto disloque de revoluciones pacíficas y de manifestaciones en favor de la armonía y de la solución de las cosas, para qué todos los movimientos de lealtad y amor por esos mundos, viviendo debajo de estrellas y pensando en alcanzarlas o para qué la universidad, las lecciones de Filosofía, el estudio de los clásicos, el latín, el griego, Góngora, Lorca; para qué la guitarra al hombro distribuyendo canciones sentimentales por las noches de amistad. Todo, para acabar siendo un dependiente más de la vulgaridad del miedo y de la fatalidad de la guerra; de nada sirvió el espíritu, de nada el trabajo realizado con las pestañas sonrientes, ahora todo se resuelve desde la hipócrita destrucción de los seres con bombas en la conciencia. Otra vez nos equivocamos.



            Ramón Llanes

domingo, 13 de octubre de 2019

DE PRENSA


DE PRENSA

Si esto fuera una columna de prensa escrita dedicaría este tiempo a comentar las incidencias de hoy que no es San Valentín pero que debemos recordar que puede ser momento propicio para traer a la memoria a quienes  amamos y obsequiarle con el libro, la orquídea, el beso y el “te quiero”. Porque me anunciaron a través del correo electrónico que debemos ponerle una sombra  al  mundo para reivindicar mejor trato de las compañías que distribuyen la luz. Porque además es tiempo previo al otoño del agua y el personal gusta de encontrar aquello que busca. Porque parece que han vuelto las lluvias y se acerca el resplandor.
Pero esto no es una columna de prensa escrita y debo limitarme a comentar que yo personalmente me he inventado una esperanza para lo que queda de mes o lo que me sobra de año y así no tengo preocupación negativa que se me atreva a ocupar el tiempo nuevo que he dispuesto para mis sueños.


Ramón Llanes.

ILEGALES.


La fresa es el Dios de las pateras, de todos los hombres que se mojan la espalda o se sortean la vida con tal de merendarse un sueño, siendo que el sueño es solo comer, dormir, andar, mirar, amar; y se arrancan las legañas y algunos tienen la suerte de despertarse en un campo de fresones que les necesita. Mas nunca su utilidad está conciliada con el trabajo, precisan renglones que no poseen, sellos que no se pusieron, papeles que no existen. Y allá el campo de fresas que les llama desde la premura, el hombre subsahariano que abre la boca en solicitud de auxilio, el capataz que le requiere con una legalidad que no encuentra hasta que hartos un día y otro de necesidades, ambos acuerdan acercarse en contra de las normas que lo impiden.
Aún no es sabido en los campos de Huelva que los ilegales pueblan las cosechas y las levantan y les dan su salida natural. Y los empresarios son ahora quienes se juegan los sueños. O pretender solo el sueño, con fruta en mata, o alcanzar vivir proporcionando algo de sustento y bienestar a ilegales sacando la fruta. Un dilema maldito que persigue a los empleadores, saber discernir entre humanidad y legalidad, la elección es la correcta. Acaso, aún hoy que tanto se vigila, la cosecha quedaría seca si faltara mano de obra sin papeles. Ningún ser humano es ilegal. Presumo y deseo que alguien me habrá entendido.


Ramón Llanes. 

viernes, 11 de octubre de 2019

ME LEVANTÉ


NO FUIMOS NOSOTROS



NO FUIMOS NOSOTROS

Se nos enfada la plebe porque en nuestro afán celebratorio le ponemos orlas de honor a la gesta colombina de nuestros navegantes marinos y nos acusan de haber sido invasores y olvidan que no fuimos nosotros, que los nuestros volvieron, que los suyos se quedaron, que acaso les dejamos algo más que confusión y avatar, que de muchos son más quienes lo entienden, que nosotros no estuvimos y que mientras tanto vinieron a nuestra conciencia otros con sables a conquistarnos porque interesaba nuestra armonía.
Déjennos celebrar lo que nos venga en gana que aquí siempre hay un abrazo para quienes se atreven a mirarnos con amistad.

Ramón Llanes. Huelva 12 octubre 2019.

miércoles, 9 de octubre de 2019

4.-



4.-

Enumera los cauces de la bonanza,
río abierto, arriba, donde se perpetúan
barrancas y lisos,
                               donde todo parece llama,
todo eterno, todo único. Enumera de allí
la nevada, el ardor de las hojas y la hojarasca,
cuenta los zumbidos del tiempo
perdido en la inocencia del brocal
y piensa si perteneces al grito o al eco.
Sabrás que has vuelto de la épica de vivir,
al consuelo,
                    de la página al verso,
de soñar, a gozarte. Nadie, solo tú que mueres,
nadie entenderá que vives.
Juremos que es abril ladera arriba
por  fidelidad al horizonte,
por hambre de pétalos y arambeles
hasta mermar a quienes suman
diferencias, a quienes se mastican la miel
como una pena.
                            Nadie de ellos es género
de pura tela en el pescante, se quedarán en tierra.


Ramón Llanes

martes, 8 de octubre de 2019

PARA GUARDAR


PARA GUARDAR

            La memoria conserva ese punto de utilidad imprescindible para que las cosas sean actuales en cualquier momento aunque hubieren sucedido más allá de una eternidad. Sus facultades son ilimitadas. La voluntad sin embargo no interviene en la asignación de las neuronas donde guardar las cosas ni en la idoneidad de hacerlo, es la memoria que con carácter aleatorio y a capricho reserva aquello que le interesa. La consciencia tiene poco poder en los estamentos de la memoria pero sabe rescatar los recuerdos, conoce de su valor, le hacen disfrutar, le vivifican el presente.
            ¡Cuánto se quiso guardar que se fuera al olvido y cuánto se quiso olvidar que se grabara para siempre!, son cuestiones no resueltas por el entramado tan complejo de la capacidad de memoria del ser humano que no entiende de la grandeza de la conservación de los hechos. Solo porque conforma el futuro con una amplitud más extensa, dicen. Es ahora cuando la inteligencia dotará con sus recursos de cualidad impulsora a fin de determinar el guardado de lo sutil o lo excelente, y con la misma finalidad desechar lo nimio o vulgar. Luego ¿se lastimarán los recuerdos cuando se vean solos los agradables conservados y destruidos los de menor valor?, ¿se producirá esa confrontación entre ellos o prescindirán de conatos que dañen?. Ellos allá, nosotros, mientras, a obtener vivencias de mérito para el glotón saco de la memoria.


Ramón Llanes.

lunes, 7 de octubre de 2019

YO SOY


LO DIJO EL TIEMPO

LO DIJO EL TIEMPO


El hombre escribió sus versos en una piedra. Y dijo que su casa era pequeña, nada más dijo de su casa, nadie leyó sus versos, nadie visitó su casa. Con la edad viciosa de tanto manosearla se perdió en los prolegómenos de una tarde de abril en el malecón de su tierra desnuda; desnudo él de miserias, tragó la inclemencia de sus sueños incumplidos e intentó borrarse las huellas del agua hasta que gritó tiempo en la desesperación de un bandido.
Fue un impulso de aprendiz, un fatuo intento por salvarse; dijo que se le acababa el tiempo como la manzana o la ilusión, y dijo que no volvería a buscar granos para los gorriones de su ventana ni a mezclarle ternura con el riego a las flores del jardín; se quedó en la dicha de su orgullo, le resbaló la prisa. Luego lo dijo el tiempo, dijo de él cuanto nadie sabe.
Allá buscan los pájaros el sentido a lo necesario por donde decora la mañana la sombra del chopo y es la hierba inacabada quien no opone placer al pisoteo ni a las hojas. El hombre, aquel hombre, escribió versos en la playa, para que fueran borrados por la marea del tiempo, para que nadie le desanimara a seguir poniendo palabras unas tras otras y le tacharan de iluso y le taparan las manos. Y dejó el nombre de los pensamientos y de los cansancios; no se fue, para defraudar a quienes nunca le esperaron. Aún escribe versos en las piedras.



Ramón Llanes

domingo, 6 de octubre de 2019

JUAN

JUAN.

         Conozco a un Juan con pelo castaño, entrado en edad, rechoncho y bonachón que suele hacer las delicias de los amigos. El fútbol es una de sus pasiones ilimitadas y se busca tiempo y lugar para verse al menos tres durante los fines de semana. Es hombre apacible, comilón y siempre con sueño; juega su quiniela y se hace castillos en el aire antes de mirarla los domingos por la noche; y a pesar de su actitud amable y benevolente pierde los nervios cuando no gana su equipo.
         Conozco a otro Juan totalmente ido y ajeno a la farándula de esta vida, romántico, liberal o anárquico, que viste siempre chaqueta negra y parece un observador de la Vía Láctea. Este pasa de fútbol, quinielas, televisión y coche; es feliz con un libro y fuma en pipa; pasea por las tardes como queriendo bebérselas por completo, pero no soporta que su compañera de vida se cambie continuamente de peinado y le suele montar el guirigay.
         Otro de los Juanes que conozco trabaja desde la aurora hasta el ocaso, es servicial y atento, agradable y educado; estudió el bachiller con buen expediente pero se quedó en el negocio de su padre. Siempre se le ve con prisas, alternando su tarea con la presidencia de la Asociación cultural que con cierta dignidad y tesón lleva desde hace años. Es un Juan con alma de líder y mirada alta, que, sin embargo se altera en exceso cuando las cosas no le salen del todo bien.
         Hay otro Juan, travieso y pertinaz, pintoresco y libre que saca de quicio al más “pintao” por su reticente discusión sobre temas insignificantes. No es muy dado al trabajo pero tiene suerte y la vida le va bien. Es de esos hombres a quien se le nota tanto la felicidad como la tristeza. Dentro de su ánimo sosegado no soporta los días de lluvia y vocifera con vehemencia sin importarle el lugar.
         Hay y existen muchos Juanes, que ni siquiera han oído hablar de la luna llena y que se cabrean por la nada. Juanes y Manolos y Pepes y Domingos y Marias y Carmelas y Rosarios. E incluso son felices.


                                       Ramón Llanes. 

sábado, 5 de octubre de 2019

PENSADO OTOÑO

PENSADO OTOÑO


De este otoño enjaulado en estío destacan las nubes que no nievan, los sonidos a reprobaciones políticas, el consabido descrédito de la ética entre las fauces de quienes se ingieren dosis abundantes de insultos y reproches, genios que alguna vez creyeron ser ejemplos de la perfección humana y monigotes de la misma, los demás, gente de mal sentir que aprietan a diario el gatillo de la inconveniencia y la intolerancia, mundos de agónicos que se montan en la insolencia de alcanzar lo inalcanzable del poder a costa de mordiscos, pisadas, humillaciones a todo lo que se mueve; de este otoño pensado para que adornen la tierra las hojas caídas revientan los optimismos quienes siguen augurando crisis por si alguna vez aciertan y para desaliento de quienes intentamos convivir sin sobresaltos; de un otoño sorprendido se ha de esperar que accione sus virtudes doblemente.
Será que el propio tiempo nos invita a pensar en vanidades para seguir creciendo en la razón, para discernir entre grito y eco, bulla y palabra, ver y mirar, o mismo para valorar más la sensatez, el deseo, el pensamiento, la idea, la convivencia, la felicidad o tener figura y porte como para pasar de puntillas por estas inclementes insidias a donde quieren llevarnos quienes aprendieron a agitarnos y no saben cómo habrán de mandarnos o tutelarnos el bienestar. O menos mal que es otoño, para olvidarlo.



Ramón Llanes. 

ANDANZAS

ANDANZAS



Subir y bajar, del valor a la memoria, del teatro al placer, andanzas que se le piden al tiempo cuando aprieta la complicidad y las cosas se ponen en el momento adecuado. Para andar con zapatos de cartón, botos, alpargatas o pies desnudos. Fija la vista en este cuarto de luna, allá los páramos ocres de la tierra que se arde por un cante, es múltiple la ocasión para la estética. Han comenzado los cohetes a llamar por los sembrados a las gentes que esperaban brincos de vida, han empezado las andanzas del sol que no para de iluminar caminos que conducen a las solanas, donde algunos intentan creer y otros se quitan el sombrero desde el caballo.
Se fija la mirada en el infinito de los ojos de quien ama, sea agnóstico o mendigo, todas las veces que el pulso aguante. Siempre está alguien esperando y alguien que busca; la andanza de la memoria escrita en la frente de estos límites de olores que el otoño ha puesto en la cintura del espacio para un suspiro, para un encuentro.


Ramón Llanes. 

jueves, 3 de octubre de 2019

BUENAS NOTICIAS

BUENAS NOTICIAS

            Se va moviendo el mundo con su sincronización prevista, sus aleteos y sus sobresaltos, arrastrando a cuanto cieno, viento o calma encuentra en su devenir exacto, otorgando al engranaje ese adjetivo de perfección que nos parece deducir de los hechos que le incitan y antes de formular causa de culpa siempre concedemos alto nivel de tolerancia y resolvemos que vivir es un deleite y que la máquina mundo tiene una mecánica excelente y nunca decaerá ni desentonará en el universo.
            Craso error, que algo de inutilidad se pudre en los adentros o en la estructura al no ser capaz al menos de aportar al humano que lo habita un listado habitual de sensaciones que ofrezcan acaso mínimas causas de placer. El reparto de la buena noticia, para alegrar el aire y el cuerpo juncal del personal de a pie, brilla en la opacidad y en la ausencia. Que si ayer el tornado, que si “antié” el maltrato, que si hoy los corruptos, que si mañana más desempleo, que si pasado mañana y el otro más sobre independencias y tropelías, que si siempre el sobresalto para los ejercientes de los derechos. Mundo con las frigorías excesivas altas.
            Apostar, aún con este panorama, por el regusto de la buena noticia y la facultad para transmitirla, ocasiona un extraño impulso que empuja a seguir deseando la vivencia. Buscar una ocasión en el caos y llenarla de la vulgaridad de una pasión por la suculencia de propuestas limpias, ajenas al trasiego endémico de la podredumbre. Inventar la noticia, inventar el sentido de la regeneración, inventar los colores, las fechas, los besos; inventar una lista cotidiana de afanes o de sueños, por ejemplo. Cómo se hace, cómo se llega a una conclusión casi imposible con tanta traba de por medio, cómo enfajarse para tan utópica tarea. No lo sabemos. Hemos perdido los rumbos de la felicidad colectiva, no lo sabemos. Es imprescindible estar cerca de la buena noticia y fundamentar con ella un futuro menos escandaloso. Si puede ser.

            Ramón Llanes. 

miércoles, 2 de octubre de 2019

PIENSO, ESCRIBO.


AYER Y MAÑANA

AYER  Y  MAÑANA.

       Me pregunto qué será del ayer vivido con intensidad y qué también del ayer maldito que trajo consecuencias nefastas a nuestra vida; a dónde irán las ilusiones no cumplidas y los deseos rotos, a dónde la fuerza que pusimos a las emociones y el amor que fuimos derramando; ¿quedará todo en un cajón sin fondo ni  constancia?, ¿ se irán los suspiros a un aire sin límite?, ¿algo tendrá eco y constituirá resorte o estela para la memoria?. No sé, no sé.
       Me pregunto qué idearemos para el mañana, para seguir superviviendo a los envites, para consolidar la estampa de creencias que fueron referencias concretas de nuestra misión; qué vestido le pondremos a nuestros huesos, qué cristal a nuestros ojos para que sigan mirando las cosas, los objetos, las personas; qué brillo le daremos a un cansancio o qué bálsamo a un sosiego, qué de buen  hacer seremos capaces de diseñar para ese mañana incierto y provocador que nos sopla el cuello, qué de miserable o generoso será nuestro corazón pasados los años y a la vista del futuro posible. No sé, no sé.
       Me conformo con ser un presente ajustado al troquel, una pieza más de la esperanza, una rosa en un jardín silvestre, una voz del silencio, un esqueleto sin autopsia. O me conformo con ser el pensamiento retorcido de un odio inolvidable, o un condenado a la reencarnación del lobo, o un preso con la condicional para toda la vida, o un imbécil que trata de convencer de su inteligencia, o un inteligente que se dedica a prostituir paisajes. Tampoco sé.
       Doy un paso en el presente y me encuentro en el mañana, recuerdo mis horas de niño y estoy en el ayer; ¿a quién pertenezco?. Si doy un grito rompo un silencio, si escribo me desnudo, si hago una foto inmortalizo un paisaje, si pienso creo una idea, si amo tengo emociones y si me voy certifico que estuve; ¿qué hago?.
       Quiero hacer una foto, escribir un poema, solicitar un paisaje para mi ventana, amar, seguir amando; todo sin romper el presente, sin alterar el ayer, sin molestar el mañana. Atentamente.


                                          Ramón Llanes

POETIZAR EL TRÁFICO

POETIZAR EL TRÁFICO


Cómo de pronto en un cruce, -dígase cualquiera, póngase uno de los muchos que se distinguen aquí, tan cerca de nosotros como el aliento- alguien sabe que llevando el coche no puede parar encima exacto del paso de peatones, no vale hacerlo quien llegue primero; o de pronto si circulas con ansias de todo, entender que el semáforo -artilugio tipo gigante con tres cabeceras de colores- advierte con el ámbar un descansito a la prisa y así “de paso” los peatones cruzan creyendo en la seguridad; o de pronto que el respeto por las zonas que están destinadas a vehículos sean para vehículos y por allí los viandantes -también se nos llama de esta manera- nunca expresen el paseo en calma de la tarde.
Si como tal se describe fuere la vida en esta ciudad que habito existiría conciliación entre ciudadano a pie, ciudadano a coche y elementos de tráfico; sería algo poético, tendría belleza este orden, porque desde aquí cada usuario del medio impondría un método en vez de acatar una norma; sería también estético observar que se enciende un semáforo, se detienen los vehículos, cruzan los peatones; la ciudad tendría el ritmo de un soneto y una rima continuada en asonante prólogo de convivencia, bienestar como epílogo; sería poetizar el tráfico.


R. Llanes