RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 10 de agosto de 2025

HABLANDO DEL VINO


Compartido con: Público
HABLANDO DEL VINO
No le digan al lagar
que de puertas afuera se pone de moda el vino,
que allá los siglos son contemplados desde la madre,
la raíz por donde empieza a sernos culpa de hedonismo,
el viñedo extendido abrazando siempre la tierra
y dejándose abrazar
como son los amores que se rinden reliquia y memoria.
Vivo para nacer, crecer, multiplicarse y morir;
vivo para la ceremonia y para el testamento,
vivo para el brindis y para la espera,
vivo para el primer compromiso
y para la última noche.
Mientras el aire huela a vino
será tiempo decente,
no malgastará el espacio las nostalgias ni los sentidos,
tiempo de bonanza, con bienestar de empuje,
que de las duelas surge ensamblado y noble.
Vino, como alimento y placer,
para saborear en él la bota, el lagar, la tierra;
para sacar de él la ubre, el color, el paladar.
Mientras los hombres se desentrañen
mimando la cepa, será tiempo de acopio y acercamiento,
será regla de calma, efemérides cotidiana
no más lejana de la mesa, la candela, el plato, la familia y los hechos.
Cuando casi no se precisa otro consuelo,
que ya está en las paredes.
Mientras sea hablar
de vivir con el vino, de nacerlo, de dedicarle la jornada del sol,
la espera hasta la cosecha,
de probarlo, de amarlo,
será tiempo de liturgia de bienvenida.
Se hizo tal vez pálido aquí
y tinto en otro predio,
para distinguir solo los sabores
y nunca la paz de su probanza.
Ramón Llanes.




LA CALLE

 LA CALLE

La calle posee ese encanto de libertad que no conceden las paredes ni las ventanas, la calle conduce a todos los caminos, está envuelta en tránsitos y calmas, se hace cada mañana, se respira sola, se amedrenta de los que la requieren sin respeto y se fuga del ámbito como una mariposa que se esconde en su nada efímero. Consumir la calle es crecer en sensualidades, es aprender a estar despiertos el trecho largo de la convivencia, es pasear por los ojos de las gentes y entretenerse en la jerarquía de una ansiedad dispuesta al impulso o la espontaneidad; se fraguan en la calle los avisperos del negocio de entenderse y se enfunda cada cual su delirio por haberla pertenecido y haberla obtenido plena de sustancia en tan solo un reguero de andares por la placidez de estos ígneos columpios de estancia que son por extensión la grandeza de la calle.
Una melodía especial tiene la calle, el sonido huele, el olor es música, el color se extiende a los pasos que damos, nos persigue, nos ilustra, nos embelesa.
El vestido de la calle aparece como la sombra del paseante y está en la prisa y en la conversación, se desacelera o se hace bulla hasta obtener esa escondida verdad que quizá se deslice por los zapatos o las prendas y advierta a todos del vicio de teatralidad que la define. Es la calle un versátil escenario, tiene sus códigos éticos creados en su aire, escritos en su compleja identidad que a la vez sirven de soporte a la idiosincrasia de su ciudad o pueblo.
La calle hace que los vocablos, los gestos, las formas e incluso los sentimientos de un núcleo
sean parecidos en su contexto. Los seres que habitan la frecuencia de la calle se parecen en el habla y en las ilusiones, se corresponden en el trato y se estimulan por moldes similares.
Acaso la calle sea el alma de la vida.
Rllanes

sábado, 9 de agosto de 2025

HAMBRE

 HAMBRE

Son días de hambre,
nos pasan por los ojos como castigos
anunciando un mañana peor,
en peligro de extinción la costumbre de comer sueños
letras, risas, derechos,
en peligro la vida, la decencia, la locura.
Acaba el día y sigue la dolencia
en las últimas caries de la utopía perdida,
se acercan los buitres a comernos más,
vienen hoy los santos para advertirnos
de la muerte, no significamos un bledo
en la escala del afecto
de quienes ordenan repartir las justicias
de cada tarde.
Solo tu armonía, amor, me cuida la estima.
Ramón Llanes



NOSOTROS Y EL MAR

 NOSOTROS Y EL MAR

 

                Qué habrá sido de la última ola, de su último refugio en la orilla quieta; qué de los pájaros que le bucearon alimentos y se durmieron en el aire esperando los vórtices y las algas. El mar simula momento a momento que nos olvida y permanece en una atención insistente, se asombra de las insolencias nuestras, anega la tierra cuando le viene en gana, se quita el humedal y la caspa, se intenta disolver en minúsculas gotas para ofrecernos su mejor patria; la levedad de nuestra mirada le hace añicos los recuerdos, habrá pensado que somos los gigantes que lo mueven y que nos debe sumisión.

                Está el mar en nuestro lado izquierdo, observándonos, calentándonos los inviernos fríos, está sobrado de benevolencia y sin cansancio. Tenerle cerca es un colirio para el estado sensorial de nuestras células. No se irá, le ataron las manos, le prensaron los pies a nosotros, le llenaron de gérmenes de vida; ni sabemos cuál será su fracaso ni conocemos sus metas, que a solo de un sorbo, en la puerta de nuestro hálito, para el deleite estival, para cuando la nostalgia nos alisa, para todo, el mar está a la espera. Qué espuma habrá inventado para hoy de toda su gama de creaciones o qué magma espiritual tendrá en las manos grandes para nosotros; lascivia natural y anhelos echados, músicas de la Pampa, aires del Sur, traerá al ocaso para la oferta ritual de los días céfiros. Tenemos la suerte de tenerle, nosotros que somos ficción en su mundo y le golpeamos la cara cuando nos responde.

                Ayer le amó la calma, en las levas fue mensaje de afecto que envió a las playas; ayer las cosas del tiempo le dejaron vivir y los hábitos de los días le dedicaron cantos de bienvenida, como si se hubiera ido un rato y viniera, ayer, a confiarnos un nuevo paisaje. El mar, ¿no parece una especie de nosotros, a veces hostigado, a veces tierno y siempre en la esperanza?. O acaso un referente. El mar, tal vez la incógnita emoción.

 

                Ramón Llanes. 

viernes, 8 de agosto de 2025

AMO A MI TIERRA

 AMO A MI TIERRA

Amo la tierra de los solitarios y los necios,
de la prolongación de los “sin banderas” y los insulsos,
la tierra del resabio y la templanza,
amo a los cordeles del tendedero
tanto como a la indolencia de las pizarras,
amo a los médicos sin fonendo
y a las enfermeras sin jeringuillas,
comprendo la utopía del verdugo
y reciclo cada tarde la lista de los sin techo
por si acaso quedara uno menos que contar,
me hago de alpargata y junco,
canto en el desierto de mis sordos amados
y oigo la voz de la taberna,
me invento una llovizna al mediodía
para salir a la calle ancha que mis compadres andaluces
pisan con fervor y ética, amo a los pueblos,
a este pueblo y al otro y al otro,
me lucro con la soledad, se me escapa el agua,
admiro a los pobres, me alimento en el chubasco,
estoy cumpliendo mi sueño de parecer
cada semana un centímetro más andaluz
y reservo la parte de patria que me toca
para enseñarla con altivez
a quienes se me fueron de las manos
con el exilio económico en los huesos
y continúan amándola.
Ramón Llanes

FRÁGIL POEMA

 FRÁGIL POEMA

Cualquiera es soldado
con licencia para olvidar,
cualquiera cree tener el don
de ganar. Y así, nadie es perdedor,
nadie aprende las reglas de la ética,
la disciplina del afecto.
Ha desaparecido
el privilegio de la conciencia,
esta selva se seca de amapolas,
preside el ambiente un tufo
a tanque oxidado y a penal.
Los animales reproducen vida
en Ítaca, las plantas en Jíbaro.
Se han llevado el oro de Tharsis
a las colmenas de avaros de Troya,
es el espacio un cenagal de indiferencias
donde domina un pirata
que rompe las estrellas con el garfio
y quita luz a los astros. Isla Negra
se ha quedado indispuesta
en la crecida del verso.
Autorizaron a cualquiera
para mandar con licencia,
para quemar almanaques, borrar músicas,
encarcelar el aire, envenenar el agua
y mutilar todos los poemas.
Ramón Llanes
(del poemario MEMORIA DEL PRÓDIGO)

jueves, 7 de agosto de 2025

MIRARNOS SIN IRA

 MIRARNOS SIN IRA
 
Somos distintos en la jerga y en el tono,
parecidos en la sabiduría
iguales en la bondad
y ambos, siempre, alimentados
por las mismas ubres
de filones de oro y tiempo.
Ninguno de nosotros precedemos
en constancia y hemos tenido la suerte
de avanzar juntos en los desafíos,
allá tú en tu ámbito místico,
acá yo en el crisol del tajo,
ambos soñadores a su modo, ambos tercos
en la rebeldía.
Ocupamos la minúscula línea comprometida
de la tierra que nos clava en el sitio elegido,
hemos llegado hasta aquí a través del ocaso
y  aquí seguimos a base de sentimientos.
Crecimos gemelos al calor de la tierra
para entender mirarnos sin ira.
 
Ramón Llanes. 

QUÉ SERÁ MEJOR

 QUÉ SERÁ MEJOR

Adorables aquellos tiempos que nos permitieron solucionar los asuntos de estado y de casa en las tabernas; ya no es así, acaso dada la muy convulsa sociedad o despreciados en la actualidad los consejos que de tales foros surgieran. Quizá cualquier tiempo pasado no fuera mejor o quizá la inercia de esta difícil existencia se encamine a ir complicando poco a poco las cosas y nunca se atajen los problemas desde el primigenio instante de su nacimiento o quizá incluso que haya mermado la capacidad resolutiva de los seres que de ello se encargan.
De cada ciclo se despotrica a la merced del despotricante, siempre amparado en las libertades de expresión que tan bien provistas de normas se presentan para aportar con ello una colaboración positiva. Aún existen expresiones que ni las leyes saben dónde meterlas, si en la libertad de expresión o en la falta de respeto a los demás; un galimatías más a la pronunciada inexactitud de la verdad. Ahora ni se sabe qué pensar ni qué elegir ni siquiera qué comprar; la incertidumbre es la premisa más en boga que es capaz de ahogar todos los proyectos o eludir todas las responsabilidades. Es imposible conocer el cuadrilátero completo para abarcarlo, descifrarlo o protegerlo, tal como ocurre con las ideas. Y todos aquellos malvados sistemas que en el antaño predominaran en las prácticas del poder como fascismo, dictadura, imperialismo, anarquía u oligarquía, se resumen, con todos sus vicios, en esta democracia parlamentaria que a bien ha tenido absorberlos y hacerlos propios a pesar de no encontrarles emparejamiento de color y espacio con la evolución ideológica actual. Los teoristas y rigoristas que analizan estas incidencias se asustan, no acaban de entender las mezclas de sistemas que se están produciendo y advierten de sus nefastas consecuencias. Como si no hubiéramos avanzado; las intransigencias en el deber de la gestión han propiciado la aparición de las reprochables formas para convivir un estado que ya estaban presumiblemente superadas. Y muchos aún desprecian a los individuos y grupos antisistemas, como si de tal origen proviniera el daño.
Ramón Llanes

PERDER EL TIEMPO

 PERDER EL TIEMPO

En un alarde de ufano antiguo quise probar a perder el tiempo y me invadió de inmediato una destemplanza vergonzosa que me hacía culpable inanimado de las paradas del mundo, todo lo ligero se me vino con bulla al pensamiento queriendo impedir mi deseo; me hice el sordo, el insensible y el loco y me enfrasqué en la pérdida de mi tiempo sentándome a la oscura sombra de una pared enhiesta a contemplar los módulos de unas aguas tranquilas que se movían sin motivo en la vigilia de la mañana; permanecieron en blanco mis elucubraciones humanas hasta que en un rato sin minutos se me quedaron dormidas las piernas y hube de despertarlas con un andar pausado por la orilla meneando sin ritmo una penca de jara y mirando con imperfección al suelo; seguí absorto en nada, libre de libertad y lleno de silencios, no caí en la cuenta del sopor, de los pájaros ni del aire, no me busqué en las piedras ni me hice examen de conciencia ni voluntad de rebelarme contra la calma; no me imaginé cómo sería una tarde sin verso o un caballo sin relincho, no supe buscar arañas, trepar al aromo cercano ni delimitarme en los gustos; sé que me pareció de pronto el final de la experiencia creyendo que el tiempo me llamaba para otros rituales y miré de reojo el reloj sintiéndome satisfecho de haber desperdiciado toda la jornada en vagas contemplaciones cuando observé que solo habían transcurrido 30 segundos y me enfadé conmigo por no tener ni idea de cómo perder el tiempo.
Ramón Llanes

miércoles, 6 de agosto de 2025

AMIGO MUNDO

 AMIGO MUNDO

Amigo mundo
te cambio tu fusil por estos versos,
te cambio tu almanaque de terror
por la ternura de cualquiera de mis besos,
te cambio tu metralla y tu valor
por una tarde de lluvia en la ventana de mi pueblo,
te cambio el malestar de tu misión
por la paz que se cuida en mi respeto.
Amigo mundo,
te cambio tus bombas de combate, tu camión,
tu uniforme, tu trinchera, tu bastón,
por la concordia cálida de mis credos,
te cambio todo el hambre de tu sinrazón
por un rato de música, por un silencio,
por una melodía en do menor
que cantamos todos aquí al estar contentos,
te cambio tu himno por mi canción
o tu escopeta de matar por mi cuaderno
donde escribo de mi y de los nuestros,
te cambio tu odio y tu aspecto de invasor
por la mejor historia de los hombres buenos,
te cambio tu discordia por mi pasión
y tus guerras te cambio por mi afecto,
te cambio las desigualdades, te cambio tu decisión
de proteger menos a los más honestos,
de descuidar tanto al corazón,
de fomentar la miseria, de desterrar lo cierto,
de consentir a capricho que el error
sea la bandera más insultante de este tiempo.
Ramón Llanes.

DOS MUNDOS

 DOS MUNDOS

La política es el arte de la disgregación. Es la ideología la marca indiciaria de los desafíos que recalan en la división de clases con la finalidad de obtener la más cualificada cuota de aceptación en el ejercicio de cualquier nota de mando. La política es la “ciencia” capaz de crear, inventar o diseñar dos mundos distintos con la única capacidad del pensamiento, sin necesidad de prácticas de laboratorio ni investigaciones atareadas e interminables, solo es preciso un elemento: la estrategia; desgarbada, viciada, tóxica, sin aperos de ética, pero estrategia, como mala arte para poder seccionar a los seres humanos según la conveniencia, previa tarea de recaudación de gestos y gustos exactamente iguales a los plasmados en las consignas del líder.
Así, con esta tela, el movimiento político actual de nuestro país, ha formado dos mundos que responden a fines iguales pero con anatomías desiguales porque el mínimo parecido que pudiera existir entre ellos facilitaría el rechazo de los adeptos. La política está ordenada en este parámetro de la disgregación y el separatismo; los mundos deben ejercer su posicionamiento con la regla del alejamiento, a ser posible odio, a ser posible venganza.
Desde la óptica del ciudadano medio que nace, crece, se reproduce y muere, estas finalidades no aseguran un ejercicio mejor del poder porque las premisas de los partidos tienen sus venenos en las leyes y pueblan de deshonra hasta el parecer de los excluidos. El humano superviviente formula sus cuestiones en su propia soledad porque no gusta ni participa de las grescas parlamentarias y se siente un dios menor en esta andadura que mucho se parece a una batalla constante contra la incoherencia. Y estos ciudadanos, -una vez en esos mundos-, separados, inútiles, a contracorriente, se envenenan con la savia machacona que está latente en cada mensaje político y él acaba por ejercer sus devaneos con estas miserias, mirando a ninguna parte y aprendiendo a ser crítico inmisericorde, tirano y malvado con quien no se viste con el traje de su ideología. Y quedan dos mundos irreconciliables incluso para cumplir los mandatos constitucionales que con gran boato juraron.
Ramón Llanes

martes, 5 de agosto de 2025

OTRA VEZ

 OTRA VEZ

Pequemos otra vez,
rompiendo la farola del campo,
esa bandeja grande que, en forma de plata aseada,
se mueve colgada
por los llanos y los esmeriles,
se aniña, se empobrece, se disloca.
Luna se llama también
tu pensamiento.
Ramón Llanes. (de MEMORIA DEL PRÓDIGO)

GENTE LINDA

 GENTE LINDA

A un aventurero que recorrió el mundo de manera casi precaria le preguntaron qué paisaje le sorprendió más y cuál fue la mayor de las emociones sentidas. Las gentes son lo mejor del mundo –dijo-. Y luego añadió las ayudas recibidas, las sensaciones compartidas, las sonrisas de los menos favorecidos. No encontró caníbales, gentes de mal, perniciosos, malvados, miserables; encontró amabilidad, humanidad, afecto.
El mundo del aventurero es más extenso y amplio, nosotros discurrimos en un entorno pequeño y conocido, las personas que nos cruzamos pertenecen a nuestro magma de vida, somos los mismos seres con distintas casas pero ¡cuánta gente linda tiene nuestro pequeño mundo!, ¡cuánta mujer entregada, cuánto hombre incansable, cuánto niño alegre!. Bien pensado y bien valorado, el ser humano de nuestra cercanía es el más excelente patrimonio del que podemos gozar. El don preciado que complementa nuestra dignidad; ¡qué hacer sin él!.
Los pueblos están repletos de complicidades, siempre existe alguien para consolar un desencanto, otro alguien para comprender un dolor, otro alguien para un aliento. La conciencia de estos seres imprescindibles no tiene parámetros ni niveles de exactitud, actúa con el impulso de los sentimientos y acude a una llamada no escrita de la ética. La gente linda mantiene el paisaje y consolida el amor.
La parte más íntima de nuestra individualidad se alimenta –puede parecer- de autoestímulos personales pero siempre precisa de un empuje común que solo la colectividad aporta. Y la predisposición del ser como único y como colectivo es suficiente para diseñar, consolidar y restaurar todo lo que concierne al universo de las emociones y cumple a la perfección su función solidaria y reparadora. Gente linda.
Ramón Llanes

lunes, 4 de agosto de 2025

SE EQUIVOCÓ LA TARDE

 SE EQUIVOCÓ LA TARDE

Debió ser que se equivocara la tarde por hacer coincidir una Manifestación poética Pro Palestina con una corrida de toros, debió ser eso, porque de lo contrario cómo podría entenderse que a una asistieran ciento ocho personas y a la otra más de dos mil; debió ser que la tarde no supo calibrar las consecuencias porque no trajo a los versos a quienes gustaron de asistir al coso de otra muerte; debió ser un error de la tarde que no asistió ella toda entera a la calle donde un grupo de poetas, pintores, músicos, camareros y locos lloraron por detener un genocidio concediendo más importancia a lo más incívico de la sociedad. Fuere lo que fuere se equivocó la tarde y se desentendió la vida.
Ramón Llanes. 5.8.25

CONSIDERACIONES PARA DESPUÉS DE LA DERROTA

 CONSIDERACIONES PARA DESPUÉS DE LA DERROTA

 

 

         Cuando se nos haya consumido esta idiotez de tedio, malhumor y podredumbre , nos vendrá del interior un insano hedor a impotencia y una luctuosa sensación de no haber deseado vivir, que minará durante muchas de nuestras singladuras la valentía y los pulsos. Cuando seamos célibes de esta subversión canalla y maldecida se nos habrán podrido las esperanzas y habremos olvidado conjugar los verbos de futuro.

         La derrota ya está hecha, está forjada en mantos desiguales de dolor que sin darnos cuenta ha sometido al miedo fatuo todas nuestras gloriosas utopías por las que habíamos perdido tantos sueños; la derrota es un tumulto de miserias venidas a más y acumuladas en nuestro organismo como virus contagioso que apenas deja respirar lo sucinto y apenas impide atarearse en esperar lo que buenamente llegue. Y es preciso preparar una custodia de lo que nos falta por perder, evitar el desgaste total, no transmitir siquiera un desaliento frente a los invasores.

         Nosotros somos dinastía de afligidos pero poseemos el don ubicuo de estar en nuestras desolaciones con el nombre grabado en catarsis e inconformismo. Somos el mejor cuerpo de esta geometría, somos la democracia aprendida y los no gastados por el tiempo. El tren es nuestro, también la facultad de su uso; nos queda dignidad suficiente como para restaurar la evolución en sus comprometidos términos.

         Para después de la derrota consideraremos las metas y fortificaremos los muros que la parca nos agrietó; fustas de libros para el nuevo salvamento; juncias de versos, pliegos de emociones, canciones que hablen de nosotros, hombres que sean nuestros hombres no aquellos débiles que no supieron, no aquellos avaros que no quisieron, no aquellos intrépidos que se dejaron la metralla y se llevaron nuestra certidumbre. No más miserables en nuestras páginas, nosotros sabremos escribirnos el futuro.

 

 

 

 

         RAMÓN LLANES

EN LA BÚSQUEDA

 

EN LA BÚSQUEDA

 

 

Busco un sol para mis sombras,

un recuerdo para mi olvido,

un canto para mi boca,

busco

unos silencios que necesito.

 

 

Ramón Llanes. De UN SOPLO DE MI VIDA

COMARCAS DE HUELVA

 COMARCAS DE HUELVA

 

 

         Con ánimo útil -sin aviso ni deseo de polémica pero sin rehuirla si se diera el caso-,  consulto algunos aspectos del catálogo elaborado por la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía de 27 de marzo de 2003, a fin de comprobar la modificación sobre la comarcalidad de la provincia de Huelva. Se observa, con cierto desencanto, que ya no es lo que era y tampoco sabemos por qué se han cambiado las comarcas ni bajo qué simbología o capricho.

         Los datos apuntan a la constitución de  6 comarcas: El Andévalo, El Condado de Niebla, Costa Occidental, Cuenca Minera, Comarca Metropolitana de Huelva y Sierra de Aracena y Picos de Aroche. A su vez El Andévalo se compone de Alosno, Cabezas Rubias, Calañas, El Almendro, El Cerro, El Granado, Paymogo, Puebla de Guzmán, San Bartolomé de la Torre, Sanlúcar de Guadiana, Santa Bárbara, Valverde, Villanueva de Las Cruces y Villanueva de los Castillejos. El Condado de Niebla, se configura con los municipios de Almonte, Beas, Bollullos, Bonares, Chucena, Escacena, Hinojos, La Palma, Lucena, Manzanilla, Niebla, Paterna, Rociana, Trigueros, Villalba y Villarrasa. Forman la Costa Occidental: Ayamonte, Cartaya, Isla Cristina, Lepe, San Silvestre y Villablanca. Pertenecen a la Cuenca Minera: Berrocal, Campofrío, El Campillo, La Granada, Riotinto, Nerva y Zalamea. Forman la Comarca Metropolitana de Huelva: Aljaraque, Gibraleón, Huelva, Moguer, Palos, Punta Umbría y San Juan. Y se compone la Sierra de Aracena y Picos de Aroche de: Alájar, Almonaster, Aracena, Aroche, Arroyomolinos, Cala, El Castaño, Corteconcepción, Cortegana, Cortelazor, Cumbres de Enmedio, Cumbres de San Bartolomé, Cumbres Mayores, Encinasola, Fuenteheridos, Galaroza, Higuera de la Sierra, Hinojales, Jabugo, La Nava, Linares, Los Marines, Puerto Moral, Rosal, Santa Ana, Santa Olalla, Valdelarco y Zufre.

         Sobre tal configuración se pueden apuntar algunos datos que sirvan para mejor entender estas modificaciones que no responden a la idea general de “comarca”. La formación histórica refería desde el siglo XIX las siguientes comarcas: El Andévalo, La Costa, El Condado, La Campiña y La Sierra. Y en tal sentido su formación respondía al criterio de identidad entre personas, orografía, recursos, etc, figurando El Andévalo con 22 municipios que abarcaba desde Villablanca hasta La Granada y desde San Bartolomé a Santa Bárbara. El Condado tenía la misma formación actual excepto Trigueros y Beas que pertenecían a la Campiña. A La Sierra pertenecían todos los indicados más Campofrío. La Cuenca Minera, es una denominación de nuevo cuño que no tiene raíz histórica y que toda la municipalidad actual estaba encuadrada en El Andévalo excepto Campofrío. La Campiña se formaba con Gibraleón, Beas, Trigueros y San Juan. La actual Comarca Metropolitana tampoco tiene raíz histórica y es una denominación reciente. El Condado se componía de los municipios actuales menos Beas y Trigueros y con el añadido de Moguer y Palos. La Costa, compuesta por todos los municipios que tienen linde con el mar, por tanto no pertenecían a ella Villablanca ni San Silvestre y sí pertenecían Aljaraque y Huelva. Existía también una especie de subcomarca llamada Arenas Gordas que recogía toda la costa desde Mazagón hasta la desembocadura del Guadalquivir en Doñana pero su vigencia quedó fuera del uso cotidiano.

         Esta fórmula de distribuir el territorio ha constituido desde sus inicios una manera de identificar habitantes y más nos inclinamos por el acierto de la histórica denominación que por la actual. Cuenca Minera en la provincia de Huelva podría llamarse a casi el 70% del territorio y no solo al actual. Y tampoco compartimos la creación de nuevas denominaciones que quizá no sean fruto de esa característica principal de la idiosincrasia de sus habitantes y respondan a otros criterios distintos de los que la normas establecen para determinar la comarcalidad. Es nuestra opinión.

 

 

         Ramón Llanes. 

domingo, 3 de agosto de 2025

DE LA LUZ

 DE LA LUZ.

A punto de escribir se asomó la tarde por la cristalera del salón, invadiendo de costumbre la estancia y dejando al descubierto nuestra memoria, en un instante de luz extraña tantas veces vista. Parecía el sol que, a compás de una melancolía incierta y de una razón golosa, quería deshacer algo o dibujar el acabado de la pared en un tono ocre cálido a juego con la sorpresa de la hora; parecía un sol acomplejado o tímido, con lupa de fisgón en la retina, que se hacía al hogar en la primera entrada. Parecía también una mujer recién llegada, con chal de luces, tacón de charol y mirada insinuante; se reflejaban ambas en la trasera de la puerta, -tarde y mujer-, sostenían un halo de azul, prendían el tiempo y se despertaban.
Las letras minúsculas del teclado cumplían los pasos y sonaban en un clik armónico con la música de la tarde que fumigó de luz hasta el desván; la pantalla quiso competir con la claridad que tarde y mujer estaban dejando en el ámbito, amplió su diversidad lumínica, se retorció en las palabras, quedó intacta con su haz blanco, se dejó silenciar por el texto lírico, apareció y desapareció en centésimas de segundos, miró de soslayo la ventana, se hizo grande desde el pórtico interior y puso su transparencia inventada en el calidoscopio del mantel de hilo que tapaba cuidadosamente la mesa.
Mientras se conmovieron los sentidos por la deleitosa sinceridad del poema duró la visita. Allí permanecían pendientes a las manos la mujer y la tarde con sus signos externos de belleza queriendo meterse también en los versos, conspirando para merecerse y formar parte del alma que el poeta ponía en un cuerpo nuevo; permanecían con simulación inquietante de protagonismo, con avisos egregios: un suspiro, una atenuación de la sombra, un pálpito, un movimiento mínimo; el teclado era un mosaico de emociones que hacía arder el entusiasmo. La complicidad de los asistentes aumentó la grandeza del poema y de una nada sin emulsión supo la mujer firmar los versos más bellos que escribiera el teclado en la inspiración de un instante, cuando se asomara la tarde por la deseosa cristalera del salón.
Ramón Llanes




SOMOS

 SOMOS (XII)

Son los números inventos
para mejor proceder
y no dejar en intentos
cuanto se ha de saber
en edad, caudal, talento
o en el vicio de comer
y adorar el alimento
lo mismo que a una mujer;
son los números alientos
que empujan en el deber
y resultan complementos
que vienen a resolver
la sordera, los acentos,
los pasos, el dos por tres,
las estrellas, los momentos
que caben en el querer
y enseñan los argumentos
necesarios poseer
para vivir más contentos
sin tener que descender
a morir sin aposento
con una espada por dentro
y por fuera una pared.
Ramón Llanes.

sábado, 2 de agosto de 2025

EXPRESAMENTE HUELVA


 EXPRESAMENTE HUELVA.

Arribar desde la quilla, esculpir con olas el calidoscopio azul del ser,
el sonido tenue de la barca; verde es el tiempo que distingue la vid,
los pasos gregarios de mineros en la estirpe de su verdad,
la luz azotando paisajes, el color alto y noble de la Sierra
sin adormecer la elegancia, la inaudita riqueza del baile
de folía que el Andévalo custodia, la sombra de los pagos
que reinan lindes sin frontera con la amada tierra vecina
que tanto dulzor aporta en convivencia, la nostalgia de seguir
descubriendo mundos cada día con la aventura en la emoción,
el verso que presagia la identidad, Juan Ramón en todo el espacio,
la majestuosidad de la mar pendiente de nosotros;
la “sonanta” en plena lírica, el estero que sabe pensar en Doñana,
los pueblos amados, tan plácidos, con las insignias del fandango,
el sentimiento con el sutil apego a la dignidad,
la voz del pregonero en tardes de adoración a credos primigenios;
qué niño no sabe de minas, de orillas, de atardeceres,
quién no se mancha de mar y largo estío;
aquí se amplía el azulario del horizonte y huele a vida;
que sea conservada esta memoria.
Nadie olvide que recitamos expresamente a Huelva.
Ramón Llanes.


LOS ENCANTOS DE HUELVA

 LOS ENCANTOS DE HUELVA

Me gusta Huelva y he conseguido saber y querer disfrutarla hasta la máxima intensidad posible y he conseguido también vivirla despacio, saborear sus esquinas, sus plazas y sus calles, y he sabido estar en su sufrimiento como un doliente más cuando ha sostenido la inconsecuente agresión de otros o cuando ha perdido para siempre a algunos de sus ciudadanos de afecto. Huelva tiene encantos estéticos aunque no posea un casco antiguo o un patrimonio histórico de relumbrón, es placentera para compartirla y alegre para enseñarla a los visitantes; jamás he sentido vergüenza de proclamar mi identidad y de alabar sus dotes prestigiosas, me siento involucrado con esta tierra hasta formar parte de mí con la voluntad real y con la conciencia, Huelva me hace sentirme orgulloso muchas veces, por muchas cosas.
Los ríos llegan a Huelva con su belleza a granel y le hacen estuario y encuentro; el agua que la circunda le abre unos horizontes infinitos y le enseña la vida que discurre por otras orillas; la luz persigue cada uno de nuestros actos cotidianos con una intensidad de empalago, nos convierte en seres especiales por el exceso de ella y nosotros le hacemos honor con frecuencia y estamos habituados a tenerla cerca, siempre quemando, así nos gusta; la musicalidad es una característica emblemática que distingue a Huelva en el contexto general, el fandango es una obra de arte que nos lega la historia con toda su fragancia y en plena virtuosidad creativa hasta ser fuente de inspiración de cantaores, poetas y estudiosos de esta disciplina. La influencia de la mar es un recurso importante que sustenta a la población y concede tajo y jornal desde hace siglos; la inigualable belleza del Conquero, que nos aparece como vigía custodio de nuestros ajetreos y nos anima a otearlo cuando se nos quede sin aire alguna sensación del espíritu, está en lo más alto de nuestro alcance a falta de tener montañas con el blancor de la nieve en sus sienes, estamos hechos también a tenerlo a mano para nuestras sensibilidades. El factor humano es el más inmenso patrimonio de nuestra ciudad en todas sus amalgamas y en todas sus sensaciones. El hombre, la mujer, las personas de Huelva, los onubenses, somos descendientes de civilizaciones ancestrales que dejaron sabiduría y orden, que son causa de elogio y nosotros tenemos la genética libre de todas esas culturas metidas en la sangre para hacernos distinguidamente distintos.
El placer que cada cual encuentre en la vida de Huelva es cuestión muy personal pero esta ciudad posee un interiorismo tremendamente acogedor capaz de procurar motivaciones de satisfacción y felicidad a sus habitantes. Huelva es festera, tierna, romántica, libre, cantaora, alegre, poética, con sentido del humor, con capacidad, con valentía. Se pone flamenca cuando despide a sus hermandades y baila y se vuelve preciosista y grita de emoción y se asoma con la risa en la comisura de los labios para compartir el encanto de toda la comitiva. En todo eso Huelva no será única pero es bella y la adoramos porque es nuestra. Es una apuesta humilde por Huelva.
No estaba pensando en otra cosa esta tarde más allá de divulgar con mi pulso febril y mi capacidad de sentimiento las posibilidades de Huelva para estar en nuestra verdad con todas las consecuencias y en intentar resaltar más los valores que los poquillos defectos que nosotros le hayamos podido incrustar. Quede mi admiración y querencia por Huelva escrita en esta página onubense que acunará para siempre su memoria en el día de hoy que recordamos el inicio de la gesta colombina también patrimonio nuestro.
Ramón Llanes. Huelva 3 agosto 2025