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Procédase, señora de las promesas, a cerrar.
Fíjese el canto dulce en tierra infecunda,
los recuerdos échense con leche de olvidos
a los pozos sin fondo, bórrense los caminos
andados y las posadas, ciéguese, señora, la luz.
Hiéranse los pensamientos hasta morirlos,
hasta indesearlos. Agítese la borrasca
en honor a otra nada. Créese que no fue.
Ramón Llanes. De VISIÓN ORIGINAL SUBTITULADA
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