He aquí un vocablo controvertido al que trataré de rebuscarle sus enigmas semánticos. Un “poyo” según el diccionario es un banco de piedra arrimado a las paredes colocado en las puertas de las casas en zonas rurales, es también un asiento o un poyete o un pretil. En nuestro léxico más cercano, el de toda la vida, un poyo es aquello que ahora llamamos encimera de la cocina donde se colocan los cacharros para el fregado y donde se hacen las labores habituales para el cocinado. Dije controvertido porque existen palabras que no cambian de significado si se pronuncian con “Y” o con “LL”, como “llamada” o “yamada”, como “llegar” o “yegar”, según se emplee el llaísmo o el yaísmo; sin embargo no ocurre con esta de poyo porque cambian sus significados si se pronuncian con “LL” o con “Y”. Ya sabemos que poyo escrito con “Y” es una encimera, pero escrita con “LL”, pollo es una cría que nace de un huevo de ave. En este caso la manera de entendernos nos juega esa mala pasada y hemos de estar atentos para no incurrir en error. Por ejemplo: durante la fatídica Dana se habló mucho del Barranco del Poyo, escrito así, que en valenciano significa “lugar alto”. Por genética existe una dependencia lingüística evidente entre “poyo” y “apoyo” o “apoyarse”. No encontré fotos. Ahí queda.
Ramón Llanes. 4.11.2025
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