VENDAVAL
el asustante primero de las miserias,
el recolector de hojas,
el impulsor que al aire obliga;
para esta turbia crisálida
tan rota en tantos miles de pedazos inútiles
invocamos al vendaval de febrero
que venga,
que haga de nosotros
algo distinto de cuanto somos ahora
y arrase con el humo de las guerras,
aunque se lleve también
viejas esperanzas, consuelos y cerezas,
aunque nos olvide la llovizna.
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