RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

domingo, 9 de enero de 2011

EL DESEADO TIEMPO DE LAS SOMBRAS



1.


Los ojos,
trizas de aire,
vaivén, ni un respiro
de luz, la tienta de la sombra,
preludio de un castigo,
vida sin desterrar
en un añil de biznaga blanca.

Se han caído los ojos
desde la esperanza.























El deseado tiempo de las sombras.
2.


Espasmo,
miedo, tal vez, a la existencia.
La luz, se calca en el espejo,
son dos los vicios, dos los tiempos,
dos los plazos
para la eternidad
sin pulso ni memoria.

Se ha caído la esperanza
desde los ojos.
























El deseado tiempo de las sombras.

3.


Mirad vosotros la pupila,
decid el nombre de la palabra
tiempo, en bemol,
en pan de oro,
en sánscrito,
hasta la nada de la sombra.

Se caerá la mirada
desde el perdón.
























El deseado tiempo de las sombras.


4.

La luz no justifica la vida,
delicadeza es la sombra,
tiene espacio,
rendijas que la cubren
y a la claridad halaga
y aprisiona,
el color es el afecto
y la frecuencia.

Se caen las sombras
prohibidas en la luz.






















El deseado tiempo de las sombras.


5.-

El pálpito roto de un hombre,
el sueño desliado de un hombre,
desde la suerte de no vivir
gozan la llamada. La vida ha creado
la muerte.
Acá es casi sombra
cuando es de luz el llanto.

Y se caen las palabras
en los caprichos.























El deseado tiempo de las sombras.

6.-

Para morir
ha de ganar la carne
una partida de tiempos
o que la regla
pierda corazón
entre los vivos.
El vaivén estremece
solo el fuego arde.

Se le caen al deseo
las sobras de esperar.























El deseado tiempo de las sombras.

7.


Para vivir
el grito es el signo,
los gregarios se espantan
a la vez,
dispersan presagios,
tumban la trena
al sitio perdido
y desaparecen de la batalla.

Se me cae la libertad
si he de ganarme la vida.






















El deseado tiempo de las sombras.

8.


Oíd, miserables, la memoria,
el gesto que llamáis olvido
no es la muerte,
oíd, que lo temido
no es la muerte,
que la muerte amada
no es menor que la existencia,
que la muerte cotidiana
es la estética del sueño.

Se caerá la lágrima
con el último pensamiento.





















El deseado tiempo de las sombras.


9.


Y no amaré
sin lágrimas. Oíd si las lágrimas
se desprenden
o se rompen
o se mastican
cuando el silencio narra
el trago que teme un adiós,
cuando es eterno
y los ojos tiritan de placer
hacia el deseado tiempo
de las sombras.

Y cae un desafío
desde la luz.


















El deseado tiempo de las sombras.


10.

La noche imita siempre
un eclipse,
una renuncia de la luz.
En la noche, se sabe,
nace la luz
para luego apagarla el día.
Cuando se juntan, cumplen,
se fascinan.

Y no se les caen los reflejos
a las luces tardías.






















El deseado tiempo de las sombras.



11.


Escribid la vida, que desde las luces
se abren las soledades
en pasos de arena,
con el sorbo de calma
se brinda,
en una eternidad,
el tiempo es todo cálido,
sin focos que lo enfríen,
sin fuegos que lo abrasen.

La nada se cae
con flama de cenizas.



















El deseado tiempo de las sombras.



12.


El tiempo ágata se atisba
de eternidad, el azul de locura,
de claro son medidos,
límites de espacio,
temporales,
los reflejos, aún pocos,
desnudan la sombra
y la hacen frágil, vulnerable,
nadie apuesta,
solo el silencio la envejece.

En el trasluz se caen
tiempo y agua, al olvido.


















El deseado tiempo de las sombras.



13.


Si fueres de vida
ni un agregado de tiempo
colmaría tu sueño,
sería empezar y acabar,
acabar y empezar
sin rubor,
desperezando páginas
por un minuto más
de sorpresa, de prórroga.
La felicidad es lo contrario
a la frontera.

A caer sin tener comenzado
el renglón de la primera palabra.

















El deseado tiempo de las sombras.

14.


Si de muerte fueres
todas las eternidades ocuparían
la luz contagiosa
a palmos. Crecida de tiempo
y amoral, campanas, dotes,
el insomnio en trípode
de estío, la única verdad
que se bebe y el corazón
tendido en las manos,
todo perfecto
y las vueltas sin un desgaste
sin un pánico.

Y no caerían las noches
agua húmeda hasta la hierba.


















El deseado tiempo de las sombras.

15.


Mentira del tiempo
que dobla una aguja, adelanta
un reloj, detiene un beso
y no alivia el cansancio.
La verdad no dicha,
el escrito de horas
que guarda la caja de música,
las desganas,
los fracasos,
la sin-pena y el destiempo.

Hasta caer de peso
un número del calendario.




















El deseado tiempo de las sombras.

16.


Probemos la deshora
de estar, afirmar la vida
con dos negaciones,
negar la muerte con dos afirmaciones,
probemos a ser
cuando no fuimos,
lo que no seremos,
lo que faltó al relojero
para darnos un farol distinto.

Probemos caer, de pronto,
en el juego de sospechar lo soñado.





















El deseado tiempo de las sombras.

17.


Si acaso fuere hacedor,
las luces cabrían
en una tarde,
las sombras no cabrían
en un siglo,
un marco sin ventanas
sería vigilante
de la ausencia
y al pasar los tiempos
callaría de miedo
el oro de eternidad
escrito en la vida.

Si viere caer mar de áldoras
en los silencios.


















El deseado tiempo de las sombras.
18.


El llanto del vencido
al nacer,
para morir esboza
una sonrisa,
lloran
quienes estrenan el parto,
ríen quienes esperan una luz.
La paz es de la muerte.

Se cae del pensamiento
el culto a lo posible.























El deseado tiempo de las sombras.
19.


Ayer, culpó el alba
el aliento de la noche,
de nanas adolescentes,
resumir la amanecida
en banquete de luz,
de la luz por inercia,
de luz y más,
de luz liviana
y luz doliente,
a los mismos párpados del día
llegaron en aviso
de victorias.

Allí cayeron cirios de luz
en un alba de llovizna.



















El deseado tiempo de las sombras.
20.


Ayer no es el tiempo acariciado,
será mañana,
será mañana que crezca
la boca de ansiedades,
que envuelva
de una sombra pulcra
el lecho,
memorias en ardores
y candelas
para el ayer sin caricias,
con el obstáculo de rendir
cuentas ante nada.

Para caer al lupanar
de las pasiones.



















El deseado tiempo de las sombras.
21.


Han puesto lámparas de sombra
al corredor del tiempo,
las paredes tramas de gris velado,
se aplastan impaciencias
de costumbre,
con clamores se silencia
cada protocolo,
tramita el ambiente
una miel de goce,
alguien habrá renunciado
a vivir.

Y acaso caiga de la palidez
una sonrisa.




















El deseado tiempo de las sombras.
22.


Hoy pronunciará
discurso de ambición
convencida de gloria
la luz de los canelones
sombríos del enjambre,
que de allá jamás salió un brillo,
siquiera rayo de brillo
ni estertor de claridad
pero no es poco
la conquista, si la alcanza.

De fuerzas, se le cayó
débil a la luz la gloria.





















El deseado tiempo de las sombras.
23.


Empieza el trago agónico
tras el fausto atardecer,
entonces nace la muerte
paso a paso,
el centenar de médulas,
los amantes,
y la tragedia solo alcanza
acierto de melancolía,
aquello más parece la vida.

Para no caer llegan
los elegidos.






















El deseado tiempo de las sombras.
24.


Poseen la sustancia sombra,
adquieren madurez de eternos,
se untan luz en las heridas
los elegidos
ya sin miedos de ausencias
de ocupación,
hechos a perder reflejos
sin apariencias de dolor,
los elegidos
al agua de las sombras
son la otra mitad
de los vencedores.

Es profundo el cuerpo
para caer tantas veces.



















El deseado tiempo de las sombras.
25.


La luz se somete a la nada
y desaparece en estrellas
repetidas, en mares inalcanzables
y en la rutina de los días.
La piel de la sombra
se fortalece a través
del espacio de la luz,
su debilidad no aparenta
tiempo,
la sombra es la muerte de la nada,
la nada de la luz,
la emoción del tiempo.

Jamás se le caen motivos
a la eternidad.



















El deseado tiempo de las sombras.
26.


Imposible convencer
desde un hilo
de naturaleza opaca
la sinrazón
del premio de la muerte,
ningún hemisferio
descubierto del cerebro
lo sabe aún. Imposible
compaginar deseo y pertenencia
en un mismo sueño,
o realidad y tiempo
en una única vida.

Es caer desde la inexistencia
lo trascendente.



















El deseado tiempo de las sombras.
27.


Delirar con los ojos abiertos
nunca mermados
nunca delebles
nunca flácidos,
temer la locura
que ciega
y destruye, a menos que el tiempo
se ocupe la memoria
en frescor de sombras
y olvide el tributo.

A menos que se caigan
tiempo y locura a la misma memoria.





















El deseado tiempo de las sombras.
28.


Por la vida
que es un punto
en un paréntesis del universo,
ola, otoño,
pasaje inquieto
donde la templanza duerme,
los seres reproducen
torpezas, se desmerecen
y solo se asustan de vivir.

A los seres que se les caen estrellas
y no cercan el suelo.






















El deseado tiempo de las sombras,
29.


Por la vida,
que sangra la locura, pudre
emoción, mancha el agua,
por la vida abstracta
que ordena búsqueda
de felicidades
sin resultado,
por esa vida agregada
al dolor.

Si tuviere lugar donde caer
manos y espejos.






















El deseado tiempo de las sombras.
30.


Por la vida innoble,
servil, ciega, con dardos
en las sienes,
con dientes en los ojos,
vida de aliento límite.
Por el dulce temor
de llegar,
cuando la nostalgia
pone el emblema,
nada admira el presente.

Quedan versos en alcohol
sin caer, de por vida.





















El deseado tiempo de las sombras.
31.


O por la suerte de la luz
pensativa, detrás del apagón,
nunca mima el futuro
la sombra robada
y de la luz
se desprende algarabía
con destellos
pero la música
aparenta
que se ha ido.

Para merecer que se caiga
es tarde el futuro.





















El deseado tiempo de las sombras.
32.


Hagamos hoz caliente
al lado del recuerdo, hagamos
que fuimos,
volvamos al presente,
atemos a la tierra el fruto
de la luz
que es el tiempo
y pensemos cómo
se renueva la verdad
sin nosotros.

Luego dejemos caer
el equinoccio.





















El deseado tiempo de las sombras.
33.


La luz anda con los dedos,
tropieza con el árbol, con el agua,
se transforma al color
que la absorbe.
La sombra anda con los ojos
esquiva los destellos
y se queda en pocos lugares,
donde haga la falta
de sombrear, espíritu, calma
o tiniebla.

Para después ir cayendo
a la tierra, en reposo.





















El deseado tiempo de las sombras.
34.


Del tiempo no se agranda la vida,
a más tiempo
no se espera más vida,
la vida solo es suerte
de estar,
la eternidad es la vida
que rompe la presencia
y detiene la agonía.

De por vivir se cae
a una ausencia de eternidad.























El deseado tiempo de las sombras.
35.


Fijemos la muerte en la luz,
la vida en la sombra, que
representen la comedia
del tiempo,
que se extirpen,
se profanen,
se dividan,
y no habrá emisión
en los próximos
mil siglos.

Atentos a la caída
de los dioses que no son eternos.





















El deseado tiempo de las sombras.
36.


Fijemos en una sombra
la inexistencia,
de qué color la nada,
qué mérito del tiempo.
Sombra y nada
dejan de ser apariencia,
se nacen sin contar con la vida,
y nunca
acuden al consuelo.

Al atardecer de la sombra
no cae un reproche.






















El deseado tiempo de las sombras.
37.


Fijemos en una luz la vida,
de qué color se sueña,
de qué se alimenta.
Luz y vida
se vuelven apariencia,
se acaban llamando a la muerte
y se apestan de dolor.

Y al amanecer se caen
de soberbia en el reproche.
























El deseado tiempo de las sombras.
38.


A concebir sueño y hortensias,
votos de ilusión,
hornacina,
profanación de la luz
al borde de un colapso
de orgullo,
sacar de la voz
un grito calmo que enderece
razón y armonía.

Rito al caer desde el sueño,
razón de las hortensias.






















El deseado tiempo de las sombras.
39.


Y concebir membranas en grises,
concierto de velos,
saturación de sombras
en el epicentro del día
y traer crepúsculos y cirros,
cornucopias satinadas,
musas a la señal del libro
que escribe de emociones.

A nada que aluda
caerá con fatuos de tristeza.























El deseado tiempo de las sombras.
40.


Concebir que el tiempo
agrega sombras,
décimas deseadas de sombras,
tumultos de sombras,
que el tiempo se hace así
creador
y evita arrogancias
y anula timidez.

Preferencia del tiempo
no es la caída.























El deseado tiempo de las sombras.

41.


Ayer es aún enigma,
perdió equilibrio la luz
en su declive de la tarde,
los fondos del aire
la echaron a la boca
de la sombra,
su turno fue de locura,
debió gratitud al sosiego
que olvidó en la rabia.

En la sombra el enigma
cayó de melancolía.





















El deseado tiempo de las sombras.

42.


Efímero y luctuoso
se graba el beso de la vida,
a un paso de la ausencia
se graba el olvido,
para la muerte
se enmienda la letra
todo requiere un imborrable
acento
que llegue a ser eternidad
creada en lo inmediato.

Para caer, solo para caer,
se arregla una vida.




















El deseado tiempo de las sombras.

43.


Anunciemos lunas,
oscuridades y sombras,
selvas y socavones,
cuevas desautorizadas
y mar profundo,
porque nos invade
la luz invencible
con pintada de vida
y la mortalidad finge
la grandeza.

Ahora simula no caer
temiendo que duerme.




















El deseado tiempo de las sombras.

44.


Anunciemos respiración y mirada,
tacto y caricia,
creencia y presente,
mas no anunciemos
los silencios del futuro
porque engañaremos
al universo,
se vengará con ponernos
voluntad de eternidades.

Nos mandará caer astros ciegos
que destronen la luz.





















El deseado tiempo de las sombras.

45.


Anunciemos bostezo,
réquiem, premonición
de soledades,
mas nunca anunciemos
tránsito, inquietud
u olvido
que la muerte descargará
la palabra
para trazar inacabable estío
dejándonos sin la recompensa
del infinito.

Anunciemos que no distinguimos
los deseos al caer de la vida.



















El deseado tiempo de las sombras.

46.


Partir dejó de ser proyecto,
intuición o tragedia,
llegar no es pronóstico
de felicidad o regalo.
Ir y venir
consecuencias,
inalterables medios
para probar la vida
en el resumen
de un ser que se crea
y se destruye a sí mismo.

De un ser caído inconsciente
de existir.



















El deseado tiempo de las sombras.

47.


Venguemos al verso.
Neguemos la verdad,
confiando la esperanza
a las sombras,
alumbrando sombra
con otra sombra,
tapando con tinte oscuro
un hueco de luz,
neguemos que hemos vivido
con un cerrar de ojos
en un invierno ardiente.

Se nos vendrá encima el verso,
caeremos de vergüenza, por amantes.



















El deseado tiempo de las sombras.


48.


Venguemos al espacio.
Ocupemos los sueños, los deseos,
los pálpitos,
desaparezcamos de la emoción,
volvamos a sentir
que nos dependemos
así en la muerte como en la vida,
neguemos partir
y sepamos volver
con la luz envuelta en un clamor.

Será imposible caer
al precipicio del término.



















El deseado tiempo de las sombras.

49.


Alcanzado el orden
neguemos la muerte, su disciplina,
su conformismo. Neguemos ser
culpables de morir,
parásitos del tiempo,
consuelo del llanto,
neguemos desde el olvido
que la eternidad
pertenece al espacio
más vulnerable de la memoria.

Neguemos que alguien nos dejó caer
la luz en un pozo de sombra.




















El deseado tiempo de las sombras.

50.


Para afirmar la vida
se define con pasión y aventura
la suerte de comparecer
a este margen de existencia
que abre la eternidad
para que amemos,
aunque volvamos
a rendirnos
y la felicidad nos quede
como una incógnita
del deseo.

Sufriremos el tiempo
para destilar el honor de la caída.


















El deseado tiempo de las sombras.




































El deseado tiempo de las sombras.

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