CUOTA
DE PANTALLA
Dulce
devenir para candidatos aquel tiempo que en lo social se dedica a la
promoción de nuevos gérmenes de bienestar presentados a través de
ciudadanos que se disponen a la ardua tarea de fraguarse la luz en
los estrados de la política y en las manecillas del portón crítico
de la calle. Durante la contienda se producen estremecimientos,
descalificaciones, groserías y subterfugios de dudosa credibilidad
pero así está formada esta conciencia laxa de pocas exigencias.
No
es reprochable que la agonía de unos y la victoria de otros se
sucedan en los filos de nuestras propias e íntimas miradas, es
claramente reprochable y de intolerante admisión que todas las
noticias de ambos, las grescas y los combates de los mismos y la
pulsación minuciosa de cada uno de los sístoles de estos mecanismos
humanos, nos sean transmitidos puntualmente y en riguroso directo en
la pantalla mágica de nuestro hogar hasta meterse sin pudor en
nuestros sitios más recónditos y guardados por mor de la
distribución de los porcentajes de cuota de pantalla que la ley
otorga a cada una de las formaciones que acuden a los comicios. Y
nosotros a tragar sapos.
Es
aún más reprochable -dicho sea con el máximo respeto y utilizado
solo como medio de defensa-, que también durante los períodos de
veda electoral se conserven estas dolorosas costumbres de tratar con
desmesura publicitaria cualquier pensamiento, acto o sandez donde
exista la referencia al comodín político de turno. Lo más nimio,
inadecuado o insulso que un político diga o haga está tratado
periodísticamente como el más importante de los principios de la
teoría de la relatividad o como la más eficaz promoción del
resultado de una investigación científica sobre la diabetes. La
noticia sobre la política ha invadido nuestra intimidad sin reparos,
mientras nosotros almorzamos sin inmutarnos y nos tragamos los sapos
de manera incómoda, sin una protesta. Y la consecuencia de ello es
que más sabemos de las cuentas de políticos y cía que de las
nuestras propias. Y a veces incluso sonreímos.
Ramón
Llanes. 20.2.2015
EN HUELVABUENASNOTICIAS.COM
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