Una
cuna de edredones
nos
espera,
un
zaguán sin agua,
el
dulzor de la colcha,
la
chocolatina última
oliendo
a simientes guardadas,
la
obra en el pozo,
las
vecinas bostezando
cotilleos
y los niños sin escuela.
Nos
espera el tiempo
para
resucitar todos los sustos
que
nos trae la distancia
y
así anular la suerte
de
morirnos un poco cada día.
Nos
espera el quehacer del amor
en
tus inspiraciones,
en
mis ganas.
Nos
esperamos tú y yo
aprendices
y maestros
en
los propósitos,
en
el visillo azul de la cortina.
Rllanes. (de TRATADO DE ELLA)
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