EN MEMORIA DE FÉLIX BELZUNCE
Me
llega, con estupor, la noticia de su muerte que, al pronto, me incita al
pensamiento sobre su estancia en esta vida por aquella misión humana de hacer
destacar de quienes nos dejan, todo lo bueno en su conducta. Mal trago este por
dos importantes razones, la primera porque Félix fue mi amigo hasta el punto
que nuestra tanta intimidad nos hacía llamarnos “compadres”. Y la segunda razón
porque no nos debe mover el espíritu crítico sobre una persona que ya no está,
considerando de mal talante traerle a un foro público sin su consentimiento.
Solo
diré que nuestra amistad se forjó desde el trabajo y desde la complicidad de
entendernos ambos “animales de la cultura” siempre adeptos a tales fantasías. Y
diré que nos unimos, nos comprometimos y compartimos amistad y danza al mismo
tiempo hasta desgranarnos en esta simbología real durante el resto de su vida.
Ahora
se ha ido Félix y yo he quedado y no tengo más remedio, por mi propia voluntad
y honor, de transmitir hacia él una declaración de profundo respeto porque hizo
más de muchas cosas muy bien y porque se comprometió como un alentador de los
valores de su Villablanca elevando su prestigio casi al infinito. No más que
buenos recuerdos, vivencias, atenciones y afectos puedo conservar de mi amigo
Félix y por tal última razón le dedico este sentimiento.
Ramón
Llanes 30.6.14.
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