REFLEXIONES EN YUSTE.
El volumen de tiempo
con traje de agobio
me manda a un
infinito, al donde nadie sabe
que el tiempo es la
eternidad y solo allí lo notas,
a donde algo se te
paraliza y tampoco sabes qué es,
a donde solo necesitas
ganas para llegar
y poco menos para
vivir;
a este sinfín me
manda el tiempo,
y yo dejo la mar
y los olores a prisas,
tomo las cosas fáciles
y me encamino.
Equipaje de cuadernos y libros,
ropa de estar, pluma y
deseos de calma.
Y llego cuando el frío
existe en esta eternidad
o vive aquí, cuando
aún huele a aposento de emperador
y a gregoriano; llego
a reposar las faltas que tengo
o a necesitar las
faltas que no tengo.
Y llego impaciente
enmudecido
creyéndome más héroe
y menos socio de la libertad,
pulso la sangre que no
quise traerme
y que se vino de
polizonte, la pulso y está ardiendo,
la necesito fría,
calculadora, razonable;
la desinflo, la hiero;
me quita el hambre, me destroza,
la acepto, la acojo,
le pido que me hable y lo hace.
Creiste venir a solas, a tientas, jugando con la insolencia
de
la ingenuidad,sobrado de valor, libre de pasados.
Creiste
en el milagro de resistir,
en
la curación, porque se trataba de un monasterio,
creíste
en todo, también en ti,
olvidaste
la sangre, me olvidaste.
Y
yo venía contigo en todos tus lugares,
era
tu pijama y tu pensamiento
y
aquí estoy, más para atenderte que para pisarte.
No
seré la sabia consejera que no quieres,
ni
tu aliada de locuras, no seré la meta ni la última raya,
ni
seré los pies ni la cabeza,
seré
el calor, el propósito que te acerque a las pasiones,
el
sentido menos lógico, la anarquía
y
la rebelión contra lo poco que te queda de cordura.
Yo
he venido para obligarte
a
linchar tus ganancias del olvido,
a
enterrar las ausencias que te matan,
a
convencerte de mi importancia.
Soy
la parte de ti que más te sobra,
la
parte de mi que más te falta.
La sangre que me llama
a gritos, esa que me desacomoda,
la culpable del
sentimiento, la sangre madre
que me culpa y me
destila el amor
para las pócimas de
sueños.
Ay sangre, solvéntame
este misterio,
déjame calibrar la
inteligencia a donde está el error,
a donde está el
acierto,
que de una vez a todas
quiero tener conciencia
de mi sentido amado
antes que en Yuste me
nieve la memoria
que aquí viniste
conmigo
y aquí estamos los
dos, para esto.
Ramón
Llanes. Yuste 31.1.03.
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