DE LA HUELGA Y OTROS DERECHOS
En estos días habré pensado mil veces cuántos derechos caben en un derecho de huelga, cuántos pensamientos útiles, frágiles o malévolos se diseñan en una huelga. En estos días la huelga ha ocupado el mensaje general de una sociedad en crisis y se han servido para vomitar esos valores históricos de la persona. Y al final casi no he sido capaz de llegar a muchas conclusiones, a pesar de infinidad de intentos; de ahí que mis reflexiones de ahora ni siquiera alcanzan a ser conclusiones, quizá solo reflexiones de un hombre capacitado incluso para dejarse engañar.
Con temor a equivocarme entendí la huelga como un pulso personal entre sindicatos y gobierno con algo de pasteleo, de cuya lucha los únicos que no salieron heridos fueron los contrincantes. La entendí como una especie de revolución social solo plasmada en la violencia, como si los violentos hubieran tenido el día veintinueve permiso para destrozar. Y entendí la huelga como un circo sin payasos, sin risas, sin malabarismos, sin orden y sin arte.
Y a estas alturas, también con el temor a equivocarme, entiendo que para próximas huelgas, el Estado debería tutelar y garantizar el derecho al trabajo mucho más que en esta ocasión, y habremos progresado en democracia.
Ramón Llanes MARZO 2012
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