CABOS SUELTOS
En la segura sospecha
de un acabado estío, vuelvo, como la mar de María, al reciclaje de
los ojos, a seguir mirando sin perder de vista el recuerdo, ahora ya
las cosas de siempre, que me acercan el horizonte de membrillos, la
acequia, el papel que me llega, la atención al cliente, los libros
engullidos por la devoción a las letras, tantos como días, como
días de jardín y ocasos, vuelvo; vuelvo a entristecerme como antes
cuando ordeno el protocolo de cultura de la ciudad que me habita y
percibo desaprensión y tozudez en el “que te dejo si me dejas”,
del quien manda al quien debe obedecer. Vuelvo, como esa mar de
septiembre, y ya pasó La Cinta, con farolillos, luces de colores y
políticos en puro estado de vigencia, los resultados del paro que
dicen que sube cuando nunca nos creemos que exista y baje
Vuelvo al predio que
me es amado, a quien detrás de todos los predios me espera amándome
y sabiéndose, por mí, amada y nos enfurecemos un rato con las
protestas de la mar porque nos comió el destino el lar que
ocupábamos. Vuelvo para hablar de tres puentes o de nuestros cabos
sueltos o de las asignaturas pendientes de Huelva o del pronóstico
de la verdad que buscamos o del placer de encontrarnos o de tí;
vuelvo con intención de cambiar algunas cosas que me ciegan la
cordura.
Ramón Llanes
setiembre 2012
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