Con esto
del calor hoy se levanta uno con las orejas gachas, desgana de andar
y comido por esta cálida tristeza que agobia más el deber que la
pena. Se le dan vueltas a las cosas raras del vivir, que si los
obispos metidos siempre en política de barrio, que si la paz sin
descubrir, que si los violentos nos conceden treguas de vida, que si
a Irak le otorgan premios de muerte a diario, que si Palestina es el
fortín de los deseos incumplidos, que si la tele idiota, que si las
próximas elecciones están aún de vacaciones, que si los etcéteras
serán una continuación de las oraciones transitivas; y algunas
otras rarezas en el galimatías de existir. No será por verlo todo
negro que hoy la luz restalla y asombra, ayer lo mismo; y estos días
atrás su influencia maximizaba la sensualidad. Tampoco será que el
muermo se nos cae encima como el sofoco y nos atonta; tampoco la
desidia, que uno hace reflexiones profundas sin colesterol y llega a
conclusiones profundas sin colesterol. Será que miro la vida desde
el nudo, eso será.
En esto
de cosa rara, digo que si elegimos para gobernar a cincuenta, por
ejemplo, por qué luego solo gobiernan los veintisiete que eligieron
mis vecinos, que son del partido o de la división tal. Que jueguen
todos a gobernarnos, que se impliquen tanto los más guapos como los
menos traviesos, que se enrollen en aportar tesis, ideas, soluciones
y que no se dediquen solo a mirar para juzgar. ¡Qué raro!. También
la intolerancia, también rara la incapacidad para comprender que dos
seres puedan amarse aunque pertenezcan al mismo club, a la misma
orquesta o al mismo sexo. ¡Uf, qué cosas más raras!.
Publicado en digitalextremadura.com
Ramón Llanes.
28.8.14
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