Con
la misma sonrisa de la vida se durmió en su pensamiento sin
pronunciar una queja de dolor; se fue a su destino eterno después de
habernos confortado durante cuarenta y seis años, se fue porque la
enfermedad le pudo más que los sueños; se fue, Rosa, a su vuelo de
medicamentos y recetas, posiblemente a continuar su primor en el
universo de la tierra.
Más
le tendremos nosotros en la memoria dulce por su dulzura y más le
desearemos que sea esa cómplice protectora de la verdad, como en
vida. Más le lloraremos nosotros por el quebranto y la desazón que
nos deja y seremos quienes le seamos fieles en el afecto, siempre.
Hoy
tocarán a tristeza las campanas de Cortegana y Cantillana. Hoy
cerrarán los ojos en El Viar todas las personas que tanto quisieron
a Rosa para pronunciar un llanto en su memoria. El adiós no pondrá
el fin a su sonrisa ni la distancia romperá su bondad. El adiós
será otro sentimiento de nostalgia que añadiremos a su delicadeza.
Desde
la más inconformista soledad dedicamos Mari Pepa, José María,
Paqui y todos los suyos, un amor sobrado de ternura para su entrada
en la eternidad con los honores ganados.
Descanse
en la levedad de la tierra con su sonrisa de siempre.
Ramón
Llanes. 27.8.2014.
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