Crónica del paso del tiempo (cosas de poetas)
Debe
ser que de tanto dar vueltas, palmadas y cantes calientes, las
rutinas hayan caído por la carne de ser lector ahora. Lo de ser
escritor, amarrar mis besos o pervertir el aire, es suponer que los
sudores son los viejos engaños del ahoga por los años. Pero nada de
esto es cierto… Volveré a empezar.
Sin
prisas, arrimado al vacío que deja la fábula del tiempo, inicio a
entender poeta con demora de anuncio a lo bello. Tranquilizo mi ánimo
de habitar el papel, y mi amigo me cuenta como
estará la tristeza en la tarde/ buscando adeptos
(1), y lo entiendo.
Luego vuelvo a abrir el libro de Ramón, respiro y busco un atajo al
deletreo de las palabras, cortadas, crecidas en sábanas de
dormitorios íntimos, y vencidas, al fin, de saberse en pecado de
tanto amor. Sin prisas, te prometo, entre un cierre de ojos y
caderas, descontar los silencios de habitaciones. Y es que introducir
la extrañeza de lo medido por los abrazos, es como contar el tiempo
que va de lunas a las espaldas. Cosa de poetas en las que ahora
caigo. Un libro debería de ser tiempo
de gozadas sin caries(1),
como Razón supone
al lado de la conciencia, a ese terminar que él define como volver a
la mar los gritos de la lluvia.(1)
En
otro tiempo, y después de una buena lectura de fábula, afeitado de
mañana, matador de otra hora que no se pareciera a una pérdida de
cristal, hubiera insistido en cruzar vaho con tabaco. Ahora no firmo,
y el disimulo es más coherente, más cercano y más:
Queda por pensar quedarme/asomado a la ría, ganar más paisajes para
los ojos
(1)…
Pero ya no fumo. En
otro tiempo hubiera abierto la entrepierna a mitad de una noche de
luna, una caricia a la piel de enfrente y un sobrante de vino. Pero
como la discusión sobre lo íntimo y el lamento es un espacio de
carne a tantos pisos de acordarnos, vuelvo a contar un verso con
tantas historias sin atropellos, sin despidos a la serena de
sabernos. Cosa de poetas.
Ramón
Llanes-poeta es,
como adelanta en el prólogo de libro
(2). Manolo Garrido
Palacios
(3), y describe. Pero
yo añado que es más, y mucho más que a la soledad compartida, su
razón de referirme. Las dulzuras suceden al calor de los cuerpos, lo
leve a las fuerzas de las manos, el testamento al parto del tiempo,
los derechos a condición de partir oscuridad cuando
llené tu vida de la mía
(1),..
Y lo solemne del desfile de sus versos con lo sencillo, me ha hecho
soñar con dibujos de escarcha y lunares sin horca. Pero es que todo
esto es cosa de poetas. Y son malos tiempos para rozar la química:
Un calcetín con miedos, un poema tardío, una invitación sin reloj,
un abuso de faldas sin arrugas, una guerra de lenguas… Y porque
todo esto ocurre, cuando cruzo la calle, respiro y dejo de entender
lo de una lectura desatenta del vicio por la belleza. Cosa de poetas,
canallas y tristes paseantes.
Pepe Varos.
(1)
Versos de Ramón Llanes
(2)
Poeta y escritor onubense
(3)
FÁBULA DEL VACÍO de Ramón Llanes, Ed. Niebla,(Huelva 2015)
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