BIENVENIDOS AL RECUERDO
Y el arrebol del sosiego da paso a estrenar otra vez al interruptor de la luz que ilumina la parte oscura del pensamiento; fue propicia la entrada, bajé, escalón a escalón, sin buscar algo concreto, solo oteando el estado de cuanto allí guardaba y casi tropezando con las últimas sillas, el sombrero flamenco, la guitarra, el acto de ayer, la compra de hoy; qué diferente del mes pasado se encontraba la memoria!, ¡qué tramos tan cortos se habían añadido!.
Me dio suficiente para entrar de lleno en la hondura del amor vivido, los entrecortados sobresaltos de la cuenta de crédito, el gusto –sin cambio- por los versos, la pasión allí muy estrenada, muy hecha, sin cansancio aún, con los ojos abiertos, la destreza de mis padres para saber educarme en medio de pocos medios, las niñas que nos introdujeron en la otra felicidad de la ternura, los fracasos y los tropezones, aquella mañana de baño en un charco donde casi se me tapó todo el aire, el fútbol en la era, mi pueblo como una mina siendo mina como un pueblo, la pequeñez de todas las cosas que tuve y la grandeza con que las tuve. Nada faltaba en el recuerdo o acaso la sensación de no saber guardarlo con más mimo.
Ramón Llanes.
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