BURÓCRATAS
Los signos de debilidad de los pueblos empiezan a observarse por la propagación inadecuada de la burocracia. Esta se inventa para resolver problemas que están resueltos pero se les asignan mayores cuotas de intervención oficial a fin de dar ocupación a la ingente plantilla de acomodados que revisan aquello que ya fue revisado, incluyen una firma nueva, un sello distinto, un papel más o cualquier memez insulsa que, sin enriquecer el procedimiento, disimula una necesidad ficticia pero reporta el beneficio al burócrata y el perjuicio al ciudadano.
Como prueba de ello, en la parte más alta de la pirámide, pululan seres llamados a solucionar la situación general de un país y que solo provocan la hilaridad social y la repulsa indignante de los administrados por la falta de imaginación y la sobra de parásitos que emplearon su tiempo en defenderse a sí mismos creando un entramado indestructible y cerrado donde se autodistribuyen las prebendas y privilegios sin merecer el cargo ni proporcionarle la debida ética y la consiguiente contraprestación de tiempo para solucionar la vida de quienes de ello les responsabilizaron.
Esta costumbre insana e incorrecta de llenar despachos sin atribuciones, de nombrar directores generales de otros directores generales, secretarios de nada, delegados del malestar ajeno y no se sabe cuántas fórmulas más de abusos, son la acreditación real de la incontinencia e ineficacia de la democracia tan incapaz de solucionar asuntos y tan inepta para elaborar proyectos. Importa bien poco al ciudadano que la prima de riesgo baje o suba si las condiciones jurídicas que forman el ordenamiento y que son la base del estado de bienestar están viciadas por sustentarse en legislar en tono unilateral protegiendo solo a la clase de burócratas que cada vez se aprovecha más de las otras clases.
Si se añade a todo ello el nivel desmedido y vergonzante de la corrupción de todos o de la mayoría de estos burócratas, no queda otro remedio que pensar en el absurdo diseño que la política ha dado a las disciplinas que la sustentan y que sostienen el estado además de percibirse una dejación de la funcionalidad de los sistemas de la burocracia hasta hacerlos arcaicos y protocolarios como nunca. Los perjudicados esperan la inercia de la vida y la regeneración de los valores con las manos tendidas y los ojos cansados de tanta provocación.
Ramón Llanes. 27.12.2014.
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