EL DESHONOR DEL RECUERDO
Para distinguir las palabras escritas
unas de otras, para sacarlas del pensamiento
dispuestas a ser aire o grito,
las estrujo, las palpo, las acaricio.
Se me hacen pronto recuerdo,
el recuerdo honra el patrimonio poético,
ello conforta, anima la felicidad.
Aquellas escritas desde la inconsciencia
de la locura, las palabras momificadas,
los versos gráciles, el énfasis lírico,
aquello que germinara en tono de melancolía
blanda, aquello soñado para vivirlo,
lo cursi buscado, la voz pausada, el predicado
de la oración sin pena, las motas de cristal
en el agua como garfios señalando destino
que ensalcé por mi bizquera,
aquel honor desvivido, rancio y sonriente,
aquello que ahora leo de mi poemario,
no son mi pensamiento,
me deshonra haberlo escrito sin clave
para el borrón. Me hiela las manos este recuerdo.
No soy el vocero, el enclenque. La dinastía pobre
del mundo que me crearon para versar o pensarlo
tampoco la reconozco ahora que mejor lo pienso.
Dadme nuevas manos
para romper impulsos, gemidos, braceos.
Manos de lanzas para matar creencias,
manos de agua para apagar cráteres antiguos
de pasiones. Manos de limo para humedecer
los pasos y borrarlos con la próxima escarcha.
Dadme espadas, pértigas, jábegas, alambres
para cubrir el currículo con otras credenciales.
O dadme palabras
que me sanen este febril mordisco.
Ramón Llanes
No hay comentarios:
Publicar un comentario