AHORA VENGO YO
He venido a cambiar el último subrayado en rojo del horizonte que ayer puso la tarde en las puertas de la noche, no me gusta el rojo, tiene demasiada fuerza para anunciar la oscuridad; vengo a ponerle al amor el nombre de las cosas que se mueven sin ser vistas, no le llamarás a partir de mañana “amor” a la manera de expresarnos el sentimiento del afecto y más allá, detecto las líneas pálidas de los labios besados en la trayectoria del preámbulo del beso; cambiaré el concepto que tienen las flores en la belleza para inculcarles algo de suciedad, las consonantes nunca deben presidir palabras hermosas, se hará la fealdad si esta responde al código que me gusta. No te llamaré amigo, que desde ahora serás la controversia de mi pulso, el anonimato de mi secuela de hombre, no me gusta la palabra amigo, acaba en vocal que a su vez en nihilista, se confunde con un cero. Y acaso sepas que para cambiarlo he venido yo -todopoderoso incauto- a desculturizar la vida porque en el pupitre donde habito no están bien vistas las palabras que acaban en “da”, gustan más aquellas que finalizan en “mi”. Lo siento, acostúmbrate, debes obedecerme aunque yo no entienda de esto.
Ramón Llanes
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