Consumidores
comediantes
Figuradamente
unos aplauden, otros bailan; unos cantan, otros jalean; unos corren,
otros observan; unos trabajan, otros miran; consumidores de la
energía solo los que están en la onda activa, comediantes, todos;
comediantes de la inercia, del desequilibrio, consumidores del
derroche, del esbozo, de lo vendible; comediantes conscientes del
papel con glosa última de interés general que culmina en un
entretenimiento cuanto menos y cuanto más en un aporte escénico. En
la consumación de los bienes consumibles se parte de posturas
distintas, se trata de la posesión cuanto mejor o de la destrucción
cuanto peor.
Los
comediantes no representan la comedia de los demás ni siquiera la
suya propia, ni todo es comedia en sí; la comedia pura es la
figuración literal del consumismo, se dan las notas de
desequilibrio, locura transitoria colectiva, ansiedad y manías. Y
jamás cierra el telón, salvo excepciones. En los comediantes premia
la pulcritud de un títere o drama que relega la vida a un segundo
plano cuando el teatro es la realidad, ocurre que la comparación con
los consumidores en semejante azogue escapa de cánones. Es que
prosiga la idea de conspirar para que sea comedia consumida,
comediantes de masas; para que se escinda el compromiso de seguir,
figuradamente, contemplando el consumo desmedido como la peor de las
reales comedias de la historia.
Ramón Llanes.
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