Los
Reyes de Tharsis
Tal
vez todo aquello que pareciera leyenda oscurecida por el tiempo, haya
de ser verdad. Y tal vez, donde ahora pisamos, fuera en lo antiguo,
centro de civilizaciones que denominaran a nuestras tierras el lugar
de “las minas del Rey Salomón”. Y de aquí, magma del oro y
madre de búsquedas milenarias, mismo de esta piedra, de esta sierra
ensillada, de estos atajos, de aquí, casi sin duda, salieran esos
magos o reyes que adoraran al recién nacido Jesús de Belén.
Se
le ocurrió al Papa y todos quedaron sorprendidos por el hallazgo
olvidando que la Biblia refiere en veintidós ocasiones a “Tarsis”,
así sin la hache (esta se incorporó más tarde, con la explotación
británica) como una de las primeras minas de occidente.
En
honor a esta consideración papal, los habitantes de esta noble y
castigada tierra han urdido entusiasmos y emociones para recrear esa
partida de los famosos Reyes magos; la mina de filón sur o corta del
oro, (mismo lugar de aquellas primeras excavaciones mineras de
romanos y otros explotadores), acogió la idea y puso su solemne y
monumental escenario natural de colores y profundidades, los
habitantes pusieron el resto, hasta llenar el aire de una nueva
tonalidad.
Fue
digno de ver, el orgullo pudo más que la desidia; la idea se
proyectó hacia todos los siglos atrás y la mina fue oro una vez
más. Allí revivimos sueños y deseos, todos juntos, todos los
ciudadanos de Tharsis que han mamado con fe aquel sustrato de vida.
Fue digno de vivir.
Ramón
Llanes.
7.enero.2013.
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