AMPARO
CORREA
Dedicado con delicadeza,
respeto y cariño
a quien se fue y se
quedó, al mismo tiempo.
No
es verdad que existan lugares celestes a donde Amparo haya podido
llevarse su guitarra y su entusiasmo. Se ha ido sola al destino
eterno de los sentimientos de los suyos y de quienes le seguiremos
amando; sola se ha ido, haciendo un ruido ensordecedor de fandangos y
muestras de dolor, de ese dolor de verdad que hace ruido y marca las
fibras del alma. No existe mejor Amparo que ella, la que conocimos en
intensidad y cercanía, la luchadora y enseñadora de matices,
arpegios y quejíos. Ella sí existirá, será imposible ponerle
límites a la memoria para generar su olvido. Y su voz, como dulzaina
melosa que siempre expresaba un consuelo, existirá también. Y
existirán sus gestos, sus ternuras, su ingenuidad, sus impulsos.
Nos
queda la mejor Amparo con sus sueños de gloria sobre la concepción
de su hijo a quien tuvo agallas de dar vida plena a pesar de su
avanzada debilidad física. Ahora sabremos que ella fue un gran
descubrimiento para esta Onuba sentimental e inquieta, lo sabremos
mirando su agenda, recordando su actividad y su trabajo en pro de sus
ideas. Un excelente ejemplo.
Amparo
es una pequeña diosa onubense que nos falta en los ojos pero nos
sobra en el afecto. Con los suyos, Manolo, Amparo, Concha, Laura, su
marido y su hijo Pablo, seguiremos queriéndola, como si la muerte
fuese de “mentirijilla”.
Ramón
Llanes. 26-9-07. Publicado en Cadena SER.
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