EL OTOÑO BLANCO. (cuento)
Y llegó un otoño cargado de hojas blancas,
bosques blancos, agua blanca y lirios blancos. Un otoño perpetrado
al blanco, con amaneceres blancos y luna llena sudando blanco.
En aquel extraño
otoño de la historia se conocieron dos niños que acudían a un
juego vestidos de blanco y en un impulso de infantilidad el uno
entregó a ella un poema escrito a mano con tinta blanca, se miraron
y corrieron al jardín.
Al otro lado de la
ciudad vivía, en una inquieta soledad, un hombre de pelo blanco que
resumía toda su felicidad en una gata blanca que acababa de parir
cinco gatos finísimamente blancos, porque también para los animales
era el tiempo del otoño más raro de la historia. El hombre guardó
unas monedas en un cofrecillo blanco con una nota de destino: “para
mi gata blanca y sus gatos blancos”, y se echó a dormir como si
alguna vez quisiera morirse. Y soñó con una soledad blanca y
despertó sonriendo.
El otoño blanco
recogía sus mudas de hojas blancas y se preparaba a marchar por la
lontananza del paisaje blanco con cierto dolor y mucha melancolía, y
dejó a los pies de cada árbol una hoja blanca, en el agua una flor
blanca, en el aire un suspiro blanco, en la lluvia una gota blanca.
Al mirar atrás para despedirse de la blanca ciudad que le acogiera
le saludaban con manos blancas dos niños entrelazados , un viejo
solitario y seis gatos blancos con una pancarta escrita con letras
blancas que decía: “ Adiós, otoño blanco, ¿eres la paz?.
Ramón Llanes. 28.7.01.
No hay comentarios:
Publicar un comentario