Contó
el emisario en síntesis
la
historia de un desengaño
y
gastó todas las palabras.
Contó
la insolencia de un olvido
y
sobraron todas las palabras,
contó
la emoción de un beso
y
lloró el emisario
y
lloramos, sin palabras,
los
dolientes, los besados,
hasta
que se inventó
otra
vez otro beso
y
surgió el emisario
con
una sonrisa.
Ramón Llanes. MEMORIA DEL PRÓDIGO
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