SOLDADO Detrás de
la colina, dientes
apretados y molestias en el
pulso, sin
enemigo a batir, perdido
de esperanza; la consigna del
soldado no es matar, es
olvidar que existe la muerte. El
soldado distrae su mirada en la
estepa desierta, solo huellas de sueños
reflejan la respiración y colman
el presente. Hace
miedo, hay miedo en la arena por
expresa voluntad del recuerdo no
perdido. Huellas que no conducen a futuro,
huellas casi inapreciables para los
buitres de la memoria. A la
vista de la tarde, el deseo de estar
acariciado en unas manos, sobrado
de tiempo hasta la perplejidad. Suena el
dolor, la excitación se desprende del
gesto, se pierde en el páramo. Nadie
posible acerca la palabra y el
soldado desmiente a la soledad con balas
de fogueo hasta
hundirse en un abismo y decidir
perderse en la
excusa del poema. Ramón Llanes
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