DE
CONTRAOLVIDO
(Prólogo al Poemario LA LUNA HUELE A PÓLVORA GASTADA
de María Coronado)
Acerquémonos al poemario, ven,
abre las páginas, no las pases seguidas como si estuvieras leyendo un libro,
estos son versos, es otra cosa; abre las hojas, hazlas hilos con la urdimbre,
como una esperanza que tuvieras que entregar esta tarde a quien más te merece;
acércate a las palabras, no descorras las sílabas con la premura de los
vencejos ni toques los espacios ni persigas dudas, es un poema que ocupa veinte
gigas de memoria o veinte memorias de vida; esto de bañarte en la metáfora es
otra cosa y si te cuento que es un contraolvido de cómo debe tratarse a la
luna, de cómo subsistir en la pólvora de la luna, si te cuento que el olvido
duele y que daña incluso a las páginas donde se le nombra, si te hablo de amor
te estaré descubriendo secretos que no debes saber, porque tú eres el hallazgo,
esta historia te busca, os buscáis en la presunción del recuerdo y en la línea
sostenida por el alambre de lo desconocido.
Tú regresarás algún día, ven;
en esta manicura de melancolías el silencio no grita, se palpa, se añora, se
tienta, se juguetea con él como rozándole las pestañas, no olvides que olvidar
duele. Pero no me creas, cuando te adentres y hayas masticado la belleza y
observes la lejanía sabrás que mi propuesta fue un engaño, una verdad invertida
para seducirte y silenciarte en la mística de la luna; se trata exclusivamente
de la luna, de todas sus formas, de sus genéticas y de su ingravidez y por todo
ello comprenderás por qué la luna huele a ti y acaso por qué se entiende que
vivir es un cuerpo sin mentiras. El poemario ha pensado tratarte como se trata
a los protagonistas, como si tú fueras una luna interna, con alma, y como si
siempre hubiera acumulado sonrisas en tu matriz y ahora te las trajera a modo
de este contraolvido que es mi agradecida memoria. Acércate, ven, este es el
universo, ven, no me olvides.
Ramón Llanes.
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