EL DÍA DE LAS PENAS
ROTAS Aquel
día me corté las penas, me
cepillé de lástimas las rabias crónicas, grité
con silencios al aullido del cosmos y
me puse a resucitar más temprano los amaneceres antes
que el ocaso estuviera puesto e
hicieran daño las falsas sonrisas, aquel
día me dormí con el ropaje de un brindis y
en la estancia de las luces otros
como yo se desnudaban de miedos, limaban
lágrimas y se burlaban de los códigos impuestos,
del mercadeo, del insulto, de las
orillas de los mares pánfilos; aquel
día nos encontramos, éramos
una fila de pronombres sin identificar, solo
nos distinguían las miradas y los dedos de los pies, al
principio nos olimos como perros y
luego nos amamos como locos y
nadie faltó a celebrar que plebeyos, laicos, románticas, verduleras,
meretrices, monjes y
añadidos de extraña reputación lírica durmiéramos
en la caja donde a los vivos pusimos
la condición de olvidarnos; y
nos arropamos apasionadamente las penas en
la justeza de la única igualdad que
unía nuestras verdades. Ahora
somos ese infinito enjambre que preside la ética. Ramón
Llanes. (De
la Antología por la Igualdad NO SE VAN A ORDENAR SOLAS LAS COSAS)
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