Hicieron la guerra como quien hace un garabato, no les quedaba Paz en los almacenes, dijeron, solo encontraron balas y óxidos de concordia, apenas buscaron más allá del orgullo
un lágrima viva, un desacuerdo, una protesta, se habían propuesto la guerra como juego
para entretener los tiempos muertos y las osadías, se habían jurado matar cuanto se moviera
a gusto distinto del suyo, e hicieron la guerra
como quien hace un garabato, sin contar con la vida, exentos de dignidad
y desprovistos de vergüenza; malvados
como depredadores de los inocentes fumigaron humanos con tanques invencibles, emplearon la tecnología del hambre para convencerles de la necesidad del conflicto, para vivir mejor –les dijeron‐ e hicieron la guerra como quien hace un garabato y la Paz estaba en el siguiente almacén, esperando.
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