DE
CÓMO SANCHO FELICITÓ A DON QUIJOTE EN
EL PRIMER ANIVERSARIO DE SU BODA CON DULCINEA. Feliz
felicidad de luz y mente que
a boda sonaron las campanas y a
bien se pareció donada la
súplica de amarse eternamente sin
dolor ni pena que lo acabe, sin
día triste que lo hiera sin
voluntad que deshiciera lo
que Dios, dicen, unió a cable y
nudo. Años que al tiempo benefician si
al retoño buscan. Ni estulticia ni
demencia altere el dable placer
de hacerse nuevos por
recibir tanto en tanto esmero y
prodigar la suerte, enamorados de
prenderse ambos en halagos manteniendo
dos seres desde enero a
diciembre empeñados en
vivir juntos pero nunca atados que
al merecer de la dulce Dulcinea bien
le fuera, señor, tal atadura que
vos andáis sobrado de locura entre altos molinos y azoteas y
hacer la paz con tal franquicia no
parece prendida de valores, tal
vez repleta de besos y caricias y
plena de pasión. Que otros deseos no
son de amores nos
dice gratamente la experiencia. Ramón
Llanes.
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