RAMÓN LLANES

BLOG DE ARTE Y LITERATURA

lunes, 28 de abril de 2025

LA EUFORIA DE LA DERROTA

 

LA EUFORIA DE LA DERROTA

 

Al siguiente instante de finalizar el partido pocos recordarán quiénes marcaron los goles y cómo lloraban los vencidos, pero siempre se tendrá constancia escrita y palpable del impulso dado por el sistema general de la democracia para que de esta contienda deportiva de importancia en nuestro país saliera beneficiado el fútbol, que existiera seguridad total para los asistentes al estadio y control policial para evitar desórdenes y disturbios que afectaran a la ciudad y a los ciudadanos. Y ha quedado acreditada una conducta poco cívica -según las noticias facilitadas por la prensa- por algunos seres que entendieron la final de Copa del Rey como un momento adecuado para formar una guerra. Al corazón de la democracia le duele y le afecta esta actitud de desmesura y mal comportamiento y aunque solo se aireen los datos de las cuantías que dejaran los aficionados en la hostelería el daño queda por mucho tiempo en el lugar donde sucedió el delirio.

La filosofía del fútbol, el juego del balón con sus desmarques, sus regates, sus goles y su vida dentro del campo contribuyeron a evocar la dignidad de los protagonistas; hicieron un bello espectáculo en el césped, las tácticas se enfrentaron con sus resortes estudiados, las estrategias hicieron su función de elegancia y la victoria pudo estar en los dos equipos sin importar mucho para la estética de este deporte quién se llevara la Copa.

Pero la euforia de la derrota imprimió a los vencidos de un trago falaz y de una sublevación insulsa y malsana hasta desembocar en insultos y descalificaciones hacia el juez de la contienda, sin admitir la grandeza de haber participado y sin aplaudir a los ganadores. Está acuñada la frase de “hay que saber perder” pero es más importante saber entender que para el bien del fútbol han de ser los propios protagonistas -jugadores, técnicos, directivos, etc- los verdaderos tuteladores de la pasión, el entusiasmo y la elegancia para seguir alcanzando cuotas más altas de aceptación y de admiración. Aquello ocurrido después del acto no puede tener acogida en sociedades que trabajan por avanzar en consolidación de tolerancia y respeto. Pero ellos no me leerán.

 

                Ramón Llanes. 28.4.2025.

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