Aquello que se mueve en el infinito, aquello tan extraño es el ser humano provisto de nada, viene de buscar el mundo, solo trae sueños y acaso algo de memoria; sabe pensar, amó a destajo y acumuló mudas de caricias. Aquella que ya no llora es una mujer recién besada, aquel otro es un niño o el dibujo de un niño por engendrar; los ancianos se han reunido en la plaza para inventar un columpio, las niñas juegan, el vacío es un cajón para las esperanzas; le haremos unas trenzas a la tarde, escribiremos un libro con muchas emociones, haremos que vuelvan las golondrinas y que la ofensa sea un olvido. Si vienes del infinito habrás adivinado que estamos promocionando una humanidad distinta donde sean de hormigas los ejércitos y tú seas siempre un premio. Y aquello del infinito se parecerá más a lo soñado.
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