CITA CON EL SOL
Se me viene la imagen
golosa del sol cuando hace su entrada en la escena de nuestro pequeño
universo, impregna tierra y sombras de un contorno distinto y a su
hora desaparece por la llanura del mar sin más conocimiento que el
de origen. Barre y peina la insólita cúpula, se entretiene en los
bajos, acude a los ojos y a las dolencias, restablece el don de
gozarlo como un privilegio que otorga la sabia naturaleza. A solas
llega, a solas se va, sin el ruído, la locura o la inquietud. Y
vuelve en el mañana con más seguridad, así es aquí, nos cita, le
citamos, comparece nos alivia, se va por su puerta grande.
Conté los días sin
sol hasta hoy, en este año, solo fue uno, en nuestra tierra, en esta
más cercana que andamos y permitimos que nos soporte. Solo un día
sin sol, parece poco pero también conté que aquel día le echamos
de menos, tan de menos como que el aire parecía otro, más insulso,
más húmedo, menos afable. Presumo de mi cita con el sol, presumo de
este espacio lugar que la suerte me dio para vivir donde me deleitan
sus rayos y otras veleidades.
Más cita ahora que se
hace la boca agua salada y sol potente, porque nunca daña si se le
mima, nunca discute por conseguir un tiempo para su sombra. Y presumo
de saber que seguiré bajo su luz sin fecha de caducidad, sin
preocuparme por encender o apagar, sin remedio. Es así aquí,
siempre.
Ramón Llanes.
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ResponderEliminarEse fue mi día sin sol, con sabor a mi tierra, con el color de las calles que ya no añoro porque otras recogen mis pisadas como si siempre lo hubieran hecho, alegres, bulliciosas, distintas a aquéllas de mi infancia, silenciosas, pulquérrimas, señoriales, pero al mismo tiempo tan iguales, tan llenas de sueños, de quehaceres, de alegrias, de nostalgias, de tristezas... de vida.
ResponderEliminarEse fue mi día sin sol, el de mis tiempos ingenuos y alocados, el que no lucía para mí todos los días, pero aguardaba tras las nubes mi llegada a casa al alba.
Así fueron mis días, los que me acompañaron a la escuela y escucharon mis risas infantiles, los que me vieron crecer, llorar, vivir, los que apartaron de mi senda a los ruines y serviles, y forjaron mi coraza y mi sentir.
Ese fue mi día, amigo, y he tenido suerte de compartirlo contigo, aun sin que lo aprecies.