DE
QUÉ VALE UN SUEÑO
Cuántas
veces habré contado los días que me faltaban para llegar a la
estación término de la Navidad; ni lo recuerdo, pero sí recuerdo
que la soñaba; esperándola, la soñaba, la deseaba con un ansia de
bandido, como un lobo la quería morder. La Navidad era, en mi
esquema, un refugio donde yo guardaba todos mis dioses posibles y
meritorios, donde yo poseía las verdades y las enriquecía en el
fuego del abrazo.
En
esta edad decrecida repaso a la gente que finge la Navidad; palpo a
quienes se tropiezan con la Navidad, me río de aquellos que se beben
la Navidad y me pierdo en las garras de los devoradores comerciales
de la Navidad. Ahora me extraña la Navidad, como me extraña tu cara
de extraño en la Navidad y tus labios sin besos y tus manos sin
manos y tus renegados quiebros para esquivar la Navidad. No eres
quien eras, has perdido el tiempo en tu ombligo, has desmerecido caer
en este ciclo mágico que alumbra lo que tú oscureces. Maldita
vergüenza que nos reinas en despropósitos, vanidades, desencantos y
miedos.
Alguien
mirará una estrella y verá un recorte de prensa con una foto de tí,
tuya, de todos, nadando en la indigencia de la soledad, buscando
carne para la boca y miseria para el alma; alguien estará esperando
que llegues para tenerte y vendrá solo tu recuerdo, a destronar los
colores y fundir en agrio la poca alegría.
De
qué vale un sueño si te has ido con los guantes de cristal y las
sonrisas hasta las quiebras, a la oquedad que nunca habías
imaginado. Hasta la penumbra te has ido, Navidad de los hombres, con
esa cara perdida en el “paripé” de un belén oscuro, hambriento
y caduco. De qué vale nuestro sueño de supervivencia si se nos
acaba, miserablemente, esta utopía de la Navidad.
Ramón
Llanes. 20.12.12. Publicado en Digitalextremadura
el 24.12.12.
Me encanta.
ResponderEliminarFeliz año nuevo para todos.
Nuestro afecto, saludo y deseos de bienestar para ti y los tuyos. Un beso. Rll
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