EN
MEMORIA DE CEFERINA MARTÍN BARBOSA
Quizá la
buena de Ceferina no haya sido capaz de superar la muerte reciente de
Santos, su marido, y menos aún la de su hijo Juan Manuel, no lo ha
superado y se le ha ido la vida en tantos recuerdos. Y quizá haya
fallecido haciendo entregas de algo suyo, ya sea sonrisa, entereza,
tesón, trabajo y buena voluntad. Ahí queda, en la historia de este
Tharsis, su nombre referido en quienes tanto ella misma amara y quede
también en su Paymogo natal una huella de su calidad como mujer.
Ahora que
nos corresponde recordarla habremos de escribirle desde el
sentimiento, desde la honestidad, porque son valores que le
identificaron. Quienes compartimos con ella amistad, vecindad y
afecto, sabemos que nunca tuvo el más mínimo momento de descanso;
trabajó para los suyos, cinco hijos creciendo a la misma vez,
superando las dificultades propias de tiempos poco bondadosos. Ahora
que se ha ido se merece que le pongamos en su haber toda la lista de
buenas cosas que hiciera por los demás y se haría interminable.
Habremos de ponerle su bondad con todas las mayúsculas y su
capacidad de lucha para hacer sobrevivir a toda su familia donde ella
era el núcleo vital.
Descanse
Ceferina junto a esta tierra que le viera multiplicarse en dádivas y
permanezca intensamente su ejemplo.
Ramón
Llanes. 14.7.14
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