De las ancestrales
aspiraciones nunca perdidas con el tiempo ni con los avatares de la vida quedan
estas dos tan motivadoras para la subsistencia: salud y trabajo. Dos signos de
identidad con asignación propia de progreso y capacidad individual, dos premisas
muy estimadas socialmente y muy consideradas para la configuración natural de
los individuos en sus aspiraciones de colectividad o engranaje, tanto en
situaciones de formación de parejas como en su referencia al alcance de
notoriedad.
Como tal aspiraciones no solo no se han
modificado los términos sino que se han consolidado más, son partes muy
importantes del contexto social, ahora menos como tenencia y más como meta. Los
tratados de sociología así lo recogen, lo recuerdan y lo
anotan.
La actualidad más rabiosa parece haber
conspirado contra estos dos conceptos tan imprescindibles y a diario se generan
elementos que destruyen a uno y a otro con la facilidad que sale el sol o se
esconde. De aquella fórmula de potencia a esta fragilidad ha pasado solamente un
terremoto de políticas nefastas donde las personas han dejado de ser causas de
tutela para convertirse en enemigos de los sistemas por ser carga excesiva para
el mantenimiento de los pilares acomodaticios de la constitución social actual.
El ser humano ha quedado en planos inferiores, priman otros giros puestos en
valor para enterrar los viejos principios; el respeto al esquema natural, a la
vida, a las éticas y a los protocolos de supervivencia, son figuraciones
inválidas para la formación de una nueva sociedad basada en el falso intento de
armonizar humanidad con mercadería. Es un bulo del más extremista pensamiento
del capital que devastará los valores.
En una pequeña localidad de esta tierra nuestra
se acuñó a modo de gracia aquel dicho de una señora, en tiempos menos malditos:
“solo quiero salud para mí y trabajo para mi marido”; estaba hilvanando un
precioso y colectivo principio filosófico sin pretenderlo. Lo de ahora no son ni
principios ni filosofías, son vulgares maneras de dividir el mundo.
Ramón Llanes en digitalextremadura.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario