ANDANZAS
Subir y
bajar, del valor a la memoria, del teatro al placer; andanzas que se
le piden al tiempo cuando aprieta la complicidad y las cosas se ponen
en el momento adecuado. Para andar con zapatos de cartón, botos,
alpargatas o pies desnudos. Fijar la vista en un cuarto de luna, allá
los páramos ocres de la tierra que se arden por un cante, múltiple
ocasión para la estética. Han comenzado los cohetes a llamar por
los sembrados a las gentes que esperaban brincos de algarabías, han
empezado las andanzas del sol que no para de iluminar caminos que
conducen a las solanas, donde algunos intentan creer y otros se
quitan el sombrero desde el caballo o desde el respeto.
Se fija
la mirada en el infinito de los ojos de quien ama, sea agnóstico o
mendigo, todas las veces que el pulso aguante. Siempre está alguien
esperando y alguien que busca; la andanza de la memoria escrita en la
frente de estos límites de olores que la primavera ha puesto en la
cintura del espacio para un suspiro, para un encuentro.
Ramón
Llanes. 1.4.2015
En DIGITALEXTREMADURA.COM
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