51.- el nada
permitido
No está permitido
llegar a tu nombre,
observar tu cara,
saludar tu sonrisa,
nada está permitido
que alerte tus
emociones.
Y nosotros puestos
en la espera
sin portal donde
apoyar la vista,
sin tierra donde
descansar la duda,
hartos de toserle al
remordimiento
y caídos en una
losa de ansiedad
torcida, nos herimos
de miedo cuando pasas.
Ramón Llanes. De FÁBULA DEL VACÍO. Editorial Niebla 2015.
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